Las amigas y la distancia
El joven y prolífico realizador Iván Fund, en co-dirección con Andreas Koedfoed, amplía con AB (2013) su poética y sumerge al espectador en un mundo que oscila entre lo cotidiano, lo poético y lo sagrado.
AB: A de Arita, B de Belencha. Pero también AB de inseparabilidad, de continuidad. De un lazo de amistad que frente al dilema “irse o quedarse en el pueblo” plantea una posible ruptura. También existe la posibilidad de otro viaje, uno que no la alejará de Entre Ríos; un viaje espiritual. Por algo, una de las chicas visita un convento y dialoga sobre la posible conversión. La otra la invita a otro recorrido, que en buena medida define la estructura de AB (al menos de “A”, la primera parte): la perra ha tenido cachorros y hay que distribuirlos.
A esa primera parte Fund y Koefoed le imprimen un naturalismo que va de los momentos simpáticos (coqueteos, secuencias graciosas con los cachorros) a otros más tediosos. El espectador conoce a estas amigas en tránsito y es destacable que la pregunta por la distancia entre la ficción y el documental, para entonces, resulte bastante lateral. Esa confianza en el registro, en la toma desprolija, “choca” cuando los realizadores dejan la cámara fija y, paradójicamente, en vez de borrarse terminan poniendo en evidencia que están detrás de la cámara.
La segunda parte, “B”, es más lírica, menos narrativa, y a través de una voz en off ofrece una suerte de despedida nostálgica. Lo llamativo es que está hecha en efecto 3D. La profundidad de campo ganada con este efecto genera secuencias de una belleza más realista, en una especie de epílogo que compendia algunos de los lugares que ya conocimos en la primera parte pero esta vez percibidos bajo la mirada de un pasado que comienza a construirse.