AB

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

De la colaboración entre Iván Fund y Andreas Koefoed ha nacido un filme particular como “AB” (Argentina/Dinamarca 2013) y que tras su presentación el año pasado en BAFICI finalmente se estrena comercialmente con la expectativa de ser vista por un público masivo.
Es que “AB” es una película sugerente, pequeña, que al igual que los anteriores filmes de Fund (quien con Santiago Loza y Eduardo Crespo ha desarrollado una filmografía prolífica y singular) la lupa estará puesta en personajes que se descubren y transforman conforme el avance de la narración.
Este es un cine no apto para todos los paladares, pero al que una vez ingresado es imposible dejar de lado, ya que en la intimidad y conexión con los personajes e historias es en donde la empatía explota y queremos ver más.
“AB” es una mezcla extraña de ficción encubierta y documental. Se puede etiquetar como docuficción, pero como no es la idea de ponerle un mote, sino de analizar la poiesis de la misma, es interesante la posición que los directores toman sobre los actantes. En el inicio hay una correlación con el filme de Julio Bressane “Mato a su familia y fue al cine” (1969), porque Fund y Koefed utilizan también como en ese filme, primeros planos de dos mujeres, A y B, sus protagonistas. Jóvenes y joviales, las muchachas poseen estilos bien diferentes, pero comparten, según nos cuentan los directores, una entrañable amistad desde pequeñas en un pueblo olvidado en el tiempo de la provincia de Entre Ríos.
Hay dos películas dentro del filme, en la primera parte, más expositiva y alejada, que con la excusa de narrar que la perra de una de ellas tiene cría y la posterior entrega en adopción de los siete cachorros se presentarán a A y a B. Allí sabremos de a poco que A quiere irse a la ciudad y que pasa sus tardes buscando departamento en un cibercafé. Pero de B sólo conoceremos que acompaña como sombra a su amiga.
Esa primera parte, el filme es casi un documental, muy naturalista, con planos cercanos y escasos recursos cinematográficos, que en su minimalismo genera empatía con los personajes. A es un día en la vida de A y de B, juntas y por separado. Es una película rústica que se construye como relato sobre la individualidad y el futuro en un lugar quedado en el tiempo.
En el caso de B, la segunda parte, podremos conocer con más detalle la personalidad de B, que quiere recluirse en la religión (quizás para alejarse de A) y recorrerá diferentes iconos y conventos religiosos para ver si en el confinamiento y la dedicación a la fe podrá alejarse de A. B, es un documental también, pero en 3D, locutado por B, y que la muestra en un viaje iniciático y caminando por lugares de la provincia en busca de algo que pueda encausar sus secretas pulsiones, y que más allá de utilizar el artificio de las tres dimensiones, B, posee una belleza increíble y una nostalgia encubierta por algo que no fue y nunca será.
A y B, como en la ficción encajan a la perfección, mostrando una amistad en pantalla para hablar de deseos y frustraciones de dos jóvenes que intentan afirmarse en un presente que se les escapa. Emotivo filme.