Con el humor ácido que lo caracteriza, Jason Reitman propone aquí una mirada interesante y cruda sobre la madurez y la obsesión por el amor que, con un trabajo protagónico impecable por parte de Charlize Theron y un guión inteligente escrito por Diablo Cody, hará reflexionar y entretendrá al espectador.
Narra la historia de una escritora de ficción quien, después de su divorcio, regresa a su hogar en un pequeño pueblo de Minnesota, buscando reavivar un romance con un ex enamorado que está casado y con hijos. El dúo Jason Reitman y Diablo Cody regresa con una historia brutalmente cínica. En un mundo en el que los personajes no tienen sola una dimensión y hasta sus actitudes más detestables tienen un poco de ternura, uno termina queriendo a estos seres tan extraños como entrañables. En Young Adult vemos cómo una escritora alcohólica de novelas para adolescentes regresa a su pueblo natal para reclamar lo que ella piensa que le pertenece, su amor de la secundaria. Más allá de que está felizmente casado y con una hija recién nacida, Mavis cree que es un rehén de una vida aburrida y hará cualquier cosa para liberarlo. Así es como entramos al mundo del personaje creado por la guionista de Juno, quien ya viene hace rato planteando las relaciones entre jóvenes y gente ya crecida. En este caso en particular, esos papeles recaen sobre un mismo rol, interpretado con perfección y detallismo por Charlize Theron, esta diosa sudafricana que le da un nuevo significado al término "perra". La historia de Cody es irreverentemente graciosa, con Mavis siempre yendo contra la corriente, enredándose en situaciones dignas de sentir vergüenza ajena. Lo que se perfila como un viaje de redención para ella no es sino uno de autodestrucción y descubrimiento, en el que no todo brilla para los personajes, con sus miserias saliendo a la luz, todos sus trapitos al sol. Young Adult es un verdadero estudio sobre el carácter, una película que va más allá de ver a Mavis insultando y llevándose al mundo por delante; si bien son momentos extremadamente graciosos, constituyen la cubierta de algo más grande, la punta del iceberg. Por debajo de la superficie se encuentran las brillantes actuaciones del elenco completo, encabezado por una Theron inspiradísima, convirtiéndose en aquello que interpreta, en el que cada detalle insuflado por la dupla Reitman/Cody funciona para darle vida a un personaje que va a ser difícil de olvidar. Como contrapeso se encuentra Patton Oswalt, quien acá es Matt, el nerd que detestaba la secundaria e incluso fue objeto de un crimen de odio, como bien lo remarca sonriendo Mavis cuando ve la muleta que usa. Juntos tienen las mejores escenas, las más relevantes y ácidas: son personas totalmente opuestas que a la vez se necesitan, en una bella relación simbiótica. El director tiene una visión muy personal en sus películas. Por lo que se puede observar en su último trabajo, hay un seguimiento casi invasivo para con su protagonista, desde los momentos más cotidianos y banales, hasta sus hábitos diurnos o sus ratos de escritura para la longeva saga Waverley High. Todo está cronometrado con un aplomo especial, incluso la recreación de un pequeño pueblo como Mercury, que parece atrapado en el tiempo. Realmente quedé fascinado con Mavis Gary, un personaje al que uno se aproxima sólo para ver cómo se relaciona con sus alrededores. La gracia está en realmente llegar al fondo de esta profunda y singular mujer que ha creado Diablo Cody e inmortalizado Jason Reitman. El momento final, imperdible.
La mujer que interpreta Charlize Theron es abundante desde todo punto de vista: inmadurez, vicios y, por supuesto, belleza. Y puede ser, además y entre todos los personajes del universo Reitman de los últimos años, el más visiblemente dañado. Tal es así que, si no fuese por la gran cuota de humor y el correlato en off que narra ficciones escritas por la protagonista, su historia sería casi una tragedia. Pero, de cualquier modo y en algún punto, no deja de serlo: los maquillajes de la comedia y de las fantasías literarias frecuentemente exaltan más que esconden la base dramática de la trama. Los elementos claves de este contrapeso encuentran su refugio levemente por fuera del campo visual, y desde allí despliegan gran parte de las cuestiones más profundas. La primera escena ya introduce a la ilusión que desde entonces albergará el sonido. Un pasaje citadino se acompaña, por algunos segundos, de un llanto angustiado que balbucea problemas de autoestima. Al situarse la cámara en el cuarto desde donde esa voz parte, vemos que tan solo es alguien hablando desde un televisor, y que Mavis está en realidad acostada en la cama. La iniciativa recae luego en la voz off de ésta última, que escribe y relata historias de amor que va inventando mientras busca reconciliarse con su novio de la adolescencia. En ese espacio invisible de lo ilusorio, la juventud y sus sobredimensiones encuentran la libertad que no cede el presente, tan anclado en la verdad como en el cuadro. Las canciones y la narración sonora son así el contrapunto de la cruel soledad que azota a la protagonista en pantalla. Y mientras el abismo entre la realidad y la fantasía se mantiene a la vez que ambos se acompañan hasta el final, Reitman explora esa brecha y la exprime, sin miedo alguno de que pueda ampliarse irreversiblemente. La sufrida protagonista está ahora en el bar donde la actual esposa de su ex novio Buddy va a tocar con su banda. La canción que comienza es, justamente, aquella que Mavis escucha una y otra vez, y que solía ser la que el mismo hombre compartía con ella en sus épocas de noviazgo. La melodía entra en su fragmento más emocionante y la cámara de Reitman se aproxima a su rostro lentamente, aprovechando sin pudor el cachetazo de la música, que esta vez engaña y conjuga la brutalidad de lo real en su composición interna. Con cierta melancolía pero sin grandes pretensiones ni sentencias morales, Adultos jóvenes llega a su fin con la misma gracia y profundidad de toda la película. Una vez allí, todo parece reacomodarse casi igual que en un principio: Mavis escapa de aquel pueblo de la infancia en compañía de su incurable rebeldía adolescente, llevando consigo la idéntica e inmutable pasión de sus ficciones. ¿Y Reitman? Como siempre: justo y atento a la intuición, esta vez indica que no es necesario un desenlace visiblemente feliz. Las palabras, quizás, puedan sugerir algo semejante.
Jason Reitman ya se ha ganado un lugar dentro del cine independiente (?) americano. Desde su irrupción con la comercialmente exitosa "Juno" y luego con "Amor sin escalas" con George Clooney como protagonista, ha demostrado que sabe encontrar la mezcla exacta entre un cine que se aleja del sistema aunque no se distancia tanto como para que sus films sean sólo degustados por los publicos festivaleros. Segunda unión con Diablo Cody, la misma guionista de "Juno" -ganadora del Oscar en su momento-, en este caso vuelve a internarse en un retrato tan preciso como devastador de Mavis Gray (en la piel de la siempre excelente Charlize Theron, camaleónica y mutante como pocas) quien decide con un tonta excusa volver a su pueblo de la adolescencia, Mercury, Minnesota, e intentar reencontrarse con alguna historia inconclusa que ha dejado por el camino. Escritora de novelas para adultos jóvenes -quizas sean justamente los del título aunque el sentido de las palabras da para mucho más que eso-, tiene una fecha límite para entregar su nuevo trabajo y para darle un final a la serie que ella ha impulsado. Más allá de enfrentar su bloqueo narrativo y el final de la serie de sus libros, Mavis decidirá emprender este viaje en donde volverá a revivir irremediablemente momentos de su adolescencia, reencontrando e intentando recuperar vínculos de su pasado, que -aunque no parezca y quizás ni siquiera ella pueda reconocerlo concientemente- siguen teniendo una presencia muy fuerte en su presente. El disparador es una simple excusa, como suele suceder en casi todos los casos. Un e-mail en donde se anuncia el nacimiento de la hija de un antiguo novio de su secundaria, Buddy (un exacto trabajo de Patrick Wilson, a quien vimos en roles tan discimiles como "Watchmen" "Un despertar glorioso" "Brigada A" o "Secretos Intimos" junto a Kate Winslet) es el punto de arranque para Mavis tome fuerzas y en el medio de su crisis, decida emprender el viaje. Ella cree que más allá de todo lo que haya pasado y que él tenga su familia formada, ellos están hechos el uno para el otro y por lo tanto no duda en pensar en un objetivo concreto: volver para recuperarlo. Entre otros lazos que encontrará en ese regreso, se cruzará en un bar con Matt quien no solamente padece una discapacidad sino que también ha tenido que atravesar el hecho de asumir su condición de gay en un pueblo de esas características. Y con el consabido esquema de "pueblo chico, infierno grande" la llegada de Mavis no pasará desapercibida y su presencia impulsará mayores inquietudes en la confusión general de Matt que en el reencuentro con Buddy, a quien en todo momento se lo nota muy poco entusiasmado y hasta con un cierto compromiso de volver a verla a Mavis pero sin ningún interés particular más que en ser cordial y hospitalario con un amor de la juventud en su visita al pueblo. Mavis intentará sin suerte desplegar un aire de éxito y superación a todo nivel y es allí cuando el guión de "Adultos Jóvenes" irá penetrando en el perfil más oscuro de Mavis hasta llegar a una escena clave, dolorosa y reveladora en donde una vez más Theron shockea al espectador con un momento completamente desgarrador y Diablo Cody vuelve a lucirse en su facilidad y espontaneidad para presentar un retrato desolador y preciso del derrumbe emocional que atraviesa su personaje -del que ya va dando claves más sutiles durante todo la primer parte de la película, al presentarla. Y su guión es impadoso con la protagonista y el registro de su padecimiento en su llegada al pueblo, en cada uno de sus reencuentros (amigos, viejo amor, padres) y en su imposibilidad de seguir avanzando en su trabajo es intenso, sobre todo cuando se percibe la fuerte necesidad de Mavis de seguir siendo aquella Mavis en vez de ésta Mavis que hoy es. Reitman sabe dosificar perfectamente los vaivenes del drama sin caer en ningún dramatismo extremo sino bordeando el cinismo con que Mavis los percibe a todos rodeados de ese aire pueblerino para luego caer en su propio infierno personal del que se le dificulta la salida. El elenco encabezado por Theron y Wilson es sumamente compacto y también Patton Oswald entrega una interesante composición en su confundido, atormentado y sobrepuesto Matt, siendo quizás el único con el que finalmente Mavis pueda develar su verdadera máscara. Sabor amargo de un regreso sin gloria, de una historia pasada que sigue doliendo tanto como antes, retrato de un anclaje en un pasado del que la protagonista no logra despegarse, "Adultos Jóvenes" presenta con inteligencia y una fuerte dosis de realismo una pequeña parábola de una "hija pródiga" que vuelve a un lugar -y no solamente haciendo referencia a la ciudad natal o a un punto geográfico en particular sino más aún a su propio lugar interior- al que jamás debiese haber regresado.
Crecer no siempre es madurar "Jóvenes Adultos" es una peli que pasó sin pena y sin gloria por algunas pocas carteleras, que a priori había generado bastante expectativa y que fue bien recibida por la crítica mundial más allá de que no tuvo mucho éxito comercial. En esta ocasión se juntó a una dupla poderosa compuesta por la escritora Diablo Cody y el director Jason Reitman, una pareja que ya había trabajado codo a codo en la aclamada "Juno". Además Reitman estuvo al frente de films como "Amor sin Escalas" (que me encantó) y "Gracias por fumar". Debo decir que esperaba más... la comedia es buena, no me malinterpreten, pero esperaba un producto que me sorprendiera y me dejara más sensaciones, que tuviera la relevancia de "Juno" por así decirlo. Para mí esta comedia fue más un despliegue de talentos individuales de la escritora y el director, y no un trabajo sinérgico con resultados asombrosos como la mayoría esperábamos. Se nota el lápiz punteagudo de Cody y la inteligencia freaky de Reitman, de hecho se concentraron tanto en sus sellos personales que no se detuvieron en la creación de sensaciones duraderas sino que establecieron una historia potencialmente interesante que finalmente termina ofreciéndonos algunos momentos memorables de incomodidad y nos saca una que otra carcajada durante su proyección. La trama gira alrededor de Mavis Gary, una ex chica popular de la secundaria que está afrontando un divorcio y que en un arranque de inmadurez y disconformidad con su vida vuelve a su pueblo natal decidida a reconquistar a su ex novio del colegio, aún si este está casado y esperando un hijo con su actual mujer. En el proceso se reencuentra con Matt, un ex compañero de secundaria nerd al que ni registraba en sus días de diva adolescente y que curiosamente, terminará involucrado no solamente en sus planes sino en su vida. "Young Adult" es uno de esos casos en los que todo se configuraba como un mix exitosísimo, con una actriz magnífica como Charlize Theron en un rol distinto del que estamos acostumbrados a verla, ácida, patética, maliciosa y egoísta, una antiheroína de las que suelen dejar marcas fuertes, pero en vez de eso nos quedó la marca de una cachedita suave y efímera. Es disfrutable y tiene una buena dosis de acidez, pero no está ni cerca de ser la comedia que esperábamos de esta dupla talentosa. Ojalá vuelvan con un trabajo más completo y divertido en el futuro.