Cine: Al final del túnel: suspenso que asfixia
Denise Pieniazek
Al Final del túnel (2015) es un largometraje escrito y dirigido por Rodrigo Grande–director también de Cuestión de principios (2009)- en donde el suspenso estará presente desde el inicio con la cámara a ras del suelo hasta el final del film, al igual que la lluvia que abrirá y cerrará el relato. Joaquín- interpretado maravillosamente por Leonardo Sbaraglia, quien sin dudas tuvo una gran preparación actoral a nivel físico para este personaje– es un hombre solitario que ha quedado en silla de ruedas tras un accidente. La dejadez del lugar –mediante una escenografía de estudio muy bien lograda- que transmite el estado emocional del personaje, del cual no sabremos mucho de su pasado pero ciertos recursos inducen a pensar que quizás ha sido un médico que ahora trabaja como técnico informático. Joaquín es un hombre que vive solo y que repentinamente es acompañada por sus nuevas inquilinas, Berta, una mujer muy atractiva (Clara Lago) y su hija. Ambas cambiarán su vida por completo, sensibilizándolo de a poco al igual que a su perro, quien metafóricamente, el cual vuelve a levantarse debido a la atención de la niñita, como así también Joaquín será capaz de querer otra vez. Paralelamente y con una clara influencia del gran film Rear Window (1954) de Hitchcock, Joaquín será testigo del planeamiento de un crimen. Sus vecinos, liderados por Galereto (Pablo Echarri), son un grupo de ladrones cavando un túnel con el fin de asaltar un banco (similar a lo que pasó en la realidad con el robo del Banco Río en el 2006). Mientras que en Rear Window, el protagonista mirará como un voyeur por su ventana, aquí Joaquín lo hará desde su sótano mediante una micro-cámara, pues es un voyeur posmoderno.
Al respecto el director en la conferencia de prensa al preguntarle de sus influencias para este film ha mencionado haber visto todo Hitchcock, Spielberg, Hughes y De Palma, entre otros. Allí mismo amplío y dijo que más que Hitchcock lo influenció Spilelberg ya que según él -y cito textualmente- “El verdadero maestro del suspenso es Spielberg…Spielberg superó a Hitchcock en cuestiones de suspenso”. Sin embargo, disiento totalmente en dicha declaración, puesto que Hitchcock es el maestro del suspense, su obra es inigualable que ha marcado un antes y un después en la historia del cine. En adición, dichos directores pertenecieron a épocas distintas y sus estilos o logros son incomparables. Asimismo, a mi entender sin un director como Alfred Hitchcock ciertas transgresiones posteriores jamás hubiesen sido posibles.
Mediante una cuidadosa técnica formal con acentos desde la banda sonora y sobre impresiones en la imagen, la tensión será constante y se mantendrá atrapado al espectador incesablemente. Joaquín se pondrá a sí mismo en peligro en varias oportunidades, tal como lo pronuncia el personaje de Echarri “hay dos puertas; dos opciones” para elegir, pero parecerá que el túnel conduce a un solo lugar. La caracterización de villano del personaje de Echarri irá en crescendo, de un siempre ladrón llegará hasta lo más atroz y moralmente repudiable. Funcionando así como un alter-ego de Joaquín, nuestro héroe, quien parecerá ser un sujeto “ordinario” pero terminará siendo todo lo contrario. Esta dicotomía puede ejemplificarse con el montaje paralelo Galereto y Joaquín cada uno desde su escenario se miran en pequeños espejos.
Mediante varios recursos la intriga avanzará con fluidez, incluso apoyándose en ciertos objetos de la utilería, pues como es sabido el espectador de cine trabaja por acumulación. Pido disculpas de antemano por tener que hacer mención a una escena secuencia que resultará un spoiler para el que todavía no ha visto la película, pero cuando Joaquín boicotea el plan de los ladrones cambiando la bomba de lugar y entrando el primero al banco allí se comete un error a nivel lógico y de raccord. Mientras que los ladrones necesitaban la bomba bajo el piso del banco para poder entrar y más de una persona, Joaquín la coloca cerca de la tubería-la cual no explota de entrada sino que le hace un leve agujero que destila agua de a poco- él podrá ingresar al banco solo con su fuerza y dos herramientas. Aunque esto es para hacer avanzar la acción podría haberse recurrido a algo más audaz. Tal como dijo Sbaraglia en la conferencia de prensa “mi personaje es como Duro de matar en silla de ruedas”. En esta película se dan dos aspectos que quiero mencionar dado mi formación en maquillaje fx y con respecto a mis investigaciones desde una aproximación de la teoría de género. Por un lado, a pesar de una excelente puesta en escena, se considera que el maquillaje de efectos especiales no está tan bien logrado, sobre todo para el ojo especializado, puntualizando por ejemplo en la sangre artificial y la cicatriz en el cuello de Echarri, la cual parece más bien un parche. Por otro lado continuando con el análisis exhaustivo, en relación a la mención anterior de lo villano más atroz en el personaje de Galereto, se lo caracterizará además como pedófilo. Una caracterización bastante machista, ya que se expondrá a la niña en ropa interior y justamente lo primero que suelen decir los machistas tras un hecho de violación es “ella se lo buscó por estar así vestida”, se considera bastante controversial dicho enfoque, incluso en una de las escenas finales, cuando la niña está a upa de él. Puede decirse lo mismo de forma más sutil sin ser tan evidente y burdo, y lograr el mismo efecto de rechazo de dicho personaje en el espectador.
Una vez cercanos a la resolución de la trama es donde se considera que aparecen los conflictos narrativos desde el guión. Por un lado, se recurre a la comicidad y el absurdo, lo cual resulta efectivo en primera instancia pero luego pierde efecto por no llevárselo a la apoteosis, quedándose a medio camino, pues no tiene el mismo efecto que en las películas de por ejemplo Alex de la Iglesia, quien es capaz de fusionar géneros -como el crimen y la comedia- con gran éxito. En cambio, aquí termina por resultar un recurso forzado de último momento en la resolución del conflicto. Uno de los problemas del cine actual es justamente este mismo, la resolución de los finales.