El cine nacional nos trae una propuesta a toda acción y misterio y no hay que dejarla pasar.
El cine nacional sigue sumando grandes propuestas de género y una gran producción gracias a las colaboraciones con la Madre Patria. En esta oportunidad, el director Rodrigo Grande se despacha con un thriller cargado de acción que no deja de lado los grandes personajes.
Joaquín (Leonardo Sbaraglia) es un hombre solitario y taciturno, postrado en una silla de ruedas, que pasa los días encerrado en el sótano de su casona reparando computadoras y otros artefactos electrónicos.
Las penurias económicas lo obligan a rentar uno de los cuartos de la casa y es ahí donde entra en juego Berta (la española Clara Lago), bailarina de striptease, y su pequeña hija Betty. La llegada es impetuosa y un poquito invasiva, pero pronto le sumarán un poco de vida y alegría a la lúgubre y destartalada vivienda y su renuente dueño.
Mientras la vida de Joaquín se pone un poco patas para arriba y empieza a experimentar algo parecido a la felicidad, bajo su sótano algo comienza a gestarse. Los ruidos le llaman la atención y pronto la curiosidad lo empuja a descubrir un complot para robar las cajas de seguridad del banco de la esquina.
El grupo de ladrones, liderado por el cruento Galereto (Pablo Echarri), está construyendo un túnel por debajo de su casa sin saber que Joaquin comenzó a vigilar cada uno de sus movimientos. Pero en vez de alertar a la policía del futuro atraco, el hombre tiene en mente sus propios planes, que incluyen frustrar el asalto y hacer pagar a Galereto por más de un crimen cometido en el pasado.
Esa es la trama principal de “Al Final del Túnel” (2016) que, de apoco, va entretejiendo un panorama cargado de traiciones, personajes ambiguos y grandes momentos hasta confluir en un final con varias sorpresas.
La película no tiene nada que envidiarle al mejor exponente extranjero de “film de atracos”. Grande va construyendo, de a poco y sin prisa, esta trama cargada de misterio y se vale de su mejor herramienta, un impresionante Leonardo Sbaraglia que se carga a los hombros casi toda la trama. Todo lo vemos y lo sentimos a través de él y sus limitaciones, tanto físicas como emocionales. Echarrí aporta lo suyo con un personaje bastante sádico y, tal vez, lo más flojito de la película es la actuación (y la trama) de Lago un tanto forzada, aunque puede llegar a justificarse.
La puesta en escena es impecable y las instancias del golpe en sí nos mantienen a la orilla de la butaca, temiendo a cada segundo por el bienestar de este héroe impensado. “Al Final del Túnel” se maneja dentro de varios géneros y, si bien la parte dramática es la menos lograda, es el mejor motivante para que Joaquín haga todo lo que hace.
Grande sabe manejar los climas, jugar con los escenarios y explotar lo mejor de sus actores, así también como disimular sus limitaciones interpretativas. Algunos personajes y subtramas pueden parecer forzados, y hasta representar más de un cliché dentro del género, pero el resultado general termina siendo satisfactorio y hasta muy tarantinesco.
“Al Final del Túnel” se mantienen dentro de los parámetros que nos ofrece la producción nacional, pero se la juega al incorporar elementos que estamos más acostumbrados a ver en elaboradas producciones extranjeras, mezclados con la idiosincrasia local, y eso es lo que realmente hace que este thriller de acción funcione tan bien en nuestras cabezas.