Es un documental de Mariano del Mazo y Marcelo Shapces sobre un músico singular a quien admiran especialmente. Con el testimonio del músico, de su hermano periodista, Horacio, y de su hija se estructura una historia para develar un misterio, la no fama de un músico original y talentoso, con muy poca obra grabada, pero de fundamental influencia en el panorama de la musical popular, urbana y rockera. En casi cuarenta años de trayectoria edito tres discos solistas “Dejo constancia”, “Los locos de Buenos Aires” y “Yo vengo de otro siglo” y uno solo en grupo “Saloma”. Un talentoso que absorbió la cultura nacional y popular, el tango, el folklore, la murga e influyo en toda una época, especialmente la del retorno a la democracia. Fue guitarrista de Zitarrosa, lo acompañó en su retorno, socio del enigma. Sobreviviente de grandes dolores, provocador de interrogantes.
El de Alejandro del Prado es, tal vez, uno de los casos más misteriosos de la música argentina. Entre el final de la dictadura y los albores democráticos editó dos discos, Dejo constancia (1982) y Los locos de Buenos Aires (1984), que lo pusieron entre las figuras sobresalientes de la efervescente década del ’80. Pero después Del Prado se fue desvaneciendo. Este documental viene a rescatarlo del olvido y a hacer justicia con uno de los grandes cantautores nacionales. Para contar su vida, Mariano del Mazo, periodista especializado en música popular y fanático de Del Prado, unió su conocimiento del sujeto a la experiencia cinematográfica del realizador Marcelo Schapces. La película está estructurada en torno a los testimonios de gente vinculada a Del Prado: su hermano, Horacio, y su hija, Malena, abordan la parte afectiva y familiar; el poeta Jorge Boccanera cuenta el período mexicano; los músicos Rodolfo García y Dani Ferrón, compañeros de un trío trunco, y el productor Diego Zapico, algunos de sus años fuera del escrutinio público. Imágenes de archivo, como alguna aparición en Badía y compañía, sirven para ilustrar los relatos. Y está también la palabra del propio Del Prado, que a los 64 años sigue componiendo y asegura tener unas 300 canciones inéditas (su tercer y hasta ahora último disco solista, Yo vengo de otro siglo, data de 2008). La suya es una historia melancólica, secreta, marcada por las tempranas muertes de su padre, el gran dibujante Calé, y su mujer y compañera de ruta artística, Susana. La historia de un hombre que pudo subirse al tren del éxito y decidió tomar un camino diferente. El carácter del documental es análogo a la música de Del Prado: desprolijo, sinuoso, vital, emotivo. Y seguramente tocará una fibra sensible en quienes vivieron aquellos años de la primavera democrática, cuando todo parecía posible y Los locos de Buenos Aires y Aquella murguita de Villa Real eran parte de la banda de sonido de la esperanza.
En el homenaje a un hombre que pudo haber tenido todo, y que se lo identificó como la voz de la transición entre la dictadura y la democracia, Marcelo Schapces y Mariano del Mazo, contruyen un profundo alegato sobre la pasión y el trabajo artístico.
Un loco de Buenos AIres La referencia indirecta de este cantautor no es otra que el exilio durante la dictadura y la primavera democrática, época esta última donde era posible aún explotar creativamente hablando, aunque es cierto con reglas de juego de un mercado musical no apto para creativos. Por ese motivo y fiel a una convicción de hacer música más que producir discos el nombre de Alejandro del Prado solamente resuene para aquellos nostálgicos que escuchaban allá por los ochentas algunos de sus temas, y también para una generación posterior que seguramente tarareó sus letras sin saber realmente de quién se trataba. Desde La murguita de Villa Real hasta Los locos de Buenos Aires, la poesía de Del Prado dijo y dice presente. Incluso en este documental del investigador Mariano del Mazo, quien junto al director Marcelo Schapces retratan el día a día del cantautor y estructuran desde una faceta afectiva una parte y otra desde la música con testimonios de músicos, valga la redundancia. En ese sentido, es muy interesante participar como escuchas de una evolución a nivel musical, respaldada por material de archivo, incluidas en programas de televisión como el mítico Badía y compañía, referencia del rock argentino indiscutible pero también en ciclos como Cable a tierra ó Café con Canela, entre otros. Escuchar las letras que una presentación en vivo muestran a Alejandro del Prado con la misma energía y voz de aquellos tiempos regocijan y para este documental singular significa por un lado un gran homenaje a su aporte silencioso y por otro el descubrimiento de un ícono de la música popular argentina -que lleva grabados solamente tres discos- y del rock completamente ausente de cualquier libro de historia de este movimiento ó relato vinculado a la música argentina de otras épocas, otros tiempos y siempre acompañado de un loco de Buenos Aires.