¿Quién no ha tenido un mal día?
Más allá de la exageración innecesaria de su insistente título, que sólo escribiremos una vez y por obligación, Alexander y un día terrible, horrible, malo...¡Muy malo!
sale bien parada de la mayoría de sus desafíos. Dentro y fuera.
La película que Miguel Arteta dirige en este nuevo estreno de Disney cuenta dos días en la vida de Alexander (Ed Oxenbould), la víspera y el día de su cumpleaños número 12, marcados por una mala racha, una sucesión de pequeñas grandes desgracias que por momentos parecen contextuales en este argumento de tono familiar. Si nos reímos más o menos, no debería importar. Sí, en cambio, esta posibilidad de desdramatizar con humor un tema complejo, el sufrimiento de Alexander por una supuesta y circunstancial impopularidad. Y la reacción de los Cooper, su familia, frente a ese día malo, que pronto les volverá a ellos como un boomerang.
Más allá de los gags, el vértigo y las exageraciones propias de este tipo de películas, el filme de Arteta ofrece un punto de vista interesante, superador por momentos del mero entretenimiento. Se apoya en la mirada de un chico, Alexander, que resulta ser el tipo más maduro de la familia. Y que por supuesto tiene un hermano mayor que lo ningunea, uno menor que se lleva toda la atención y una hermana que está en la suya. Sus padres (buenas actuaciones de Steve Carell y Jennifer Garner) hacen malabares entre la atención de sus hijos y la tortuosa vida laboral. Nada que el espectador no sepa.
Pero el tema quizá sea la edad de Alexander, la preadolescencia, cuando los golpes duelen, donde una sucesión de “días malos”, para él o para su familia, puede moldear personalidades. El dilema es cómo superarlos sin sufrir, porque ya sabemos, más adelante, la impopularidad, las marcas de los piolas del grado suelen revertirse. ¿A dónde van a parar los vivos de la secundaria en su vida laboral?
Pero ese es otro tema. Si la película desdramatiza no vamos a imponerle otro tono desde estas líneas. Es una comedia, entretenimiento apuntado a la familia, con chistes viejos y otros mejores, y con sublecturas de manual familiar contra las malas rachas.