Disney sigue tratando de fortalecer su presencia en las comedias familiares y cada tanto intenta alguna idea un poco más arriesgada a las que nos tiene acostumbrados, aunque, respetando la premisa de proponer un humor blando y políticamente correcto.
Este es el caso de "Alexander and the Terrible Horrible No Good Very Bad Day", libre adaptación de un libro popular infantil en los 70' de Judith Viorst, dirigida por el inquieto Miguel Arteta, que viene de algunos aciertos como director ("Youth in revolt" me pareció interesante) aunque nada que descolle demasiado.
La premisa es aquí, un lugar conocido: un chico frustrado por su suerte, desea un cambio para que los demás sepan de la dificultad diaria que enfrenta a sus 12 años y gracias a un artilugio mágico logra transformar su deseo en una cruda y divertida realidad. Ya se ha visto en varios films esta veta: anhelar desde la infancia algo con desesperación, que una vez que se vuelve concreto, se desborda y genera situaciones ocurrentes (y aquí hay de todo, piensen desde "13 going on 30" hasta "Freaky Friday", de la misma compañía).
Alexander (Ed Oxenbould) es un chico al que las cosas le van mal. No es popular, su estrella está opacada en la familia ya que el resto vive situaciones que rozan la perfección: su hermano sale con chica más linda del colegio, su hermana debuta como actriz en una obra escolar haciendo de Peter Pan, sus padres tienen nuevas oportunidades laborales para mejorar su situación actual. A él no le pasan cosas buenas, sus amigos lo dejan de lado, es objeto de burlas por internet, nadie quiere ir a su fiesta de cumpleaños...
Así es que cuando llegan las 12, y va a cumplir justamente esa edad, desea que su núcleo experimente conocer, en carne propia, lo que es tener un día realmente malo, con todas las letras.
Lo que sucederá inevitablemente es que papá (Steve Carell), mamá (Jennifer Garner) y los adolescentes del grupo (Dylan Minnette y Kerris Dorsey) la van a pasar mal de principio a fin, en un día plagado de malas decisiones donde la suerte nunca jugará, hasta el cierre, a favor de la familia.
La premisa invita al desastre, a arriesgar ir al límite en cada situación, pero como es una comedia producida por Disney, eso no sucede. Hay una sucesión de eventos simpáticos pero que no logran encadenar un cuadro de situación extrema, incluso cuando promedia la tarde y ya todos saben que es lo que sucede. Esa necesidad del guión de reforzar la unidad familiar a cada momento, le juega en contra al ritmo del film.
Al parecer, el refuerzo de los valores positivos que hace a cada paso del camino, termina por detener el clima de locura y lleva a "Alexander y un día terrible, horrible, malo ¡muy malo!" a transitar caminos sin sorpresa, bien realizados pero sin chispa.
Carell y Garner hacen lo suyo con solvencia, el resto del elenco no puede salir de su ritmo cuasi televisivo (y si...) y así nos encuentra el final del día con la esperable resolución de todo lo malo, en algo increíblemente bueno... Pero eso, ya lo sabían no?
Resumiendo: esperable, discreta y muy correcta, puede que sea una opción para el público familiar en una cartelera ávida de estos lanzamiento. Pero no más que eso.