Testigo y protagonista
Son tres las maneras de sumergirse en el film Algo con una mujer (2020): desde la adaptación de una obra de teatro, desde la estructura de un policial o desde la detallista riqueza visual de un film de época. Estás tres “dimensiones” funcionan en conjunto en la película de Mariano Turek y Luján Loioco (La niña de tacones amarillos) para imponer una mirada de reivindicación femenina en la Argentina de 1955.
Algo con una mujer (2020) La historia de Rosa (María Soldi), una costurera afín al peronismo que vive en la Argentina pos derrocamiento del General Perón, está basada en la obra La Rosa de Julio César Beltzer. Los tres actos se notan claramente con una primera parte decididamente descriptiva sobre la época, con fachadas de casas y edificios sin faltar los autos antiguos, pero sobre todo con un detalle exhaustivo sobre el clima enrarecido del momento, similar a una guerra fría entre los que tomaron el poder por la fuerza y los peronistas que pasaron a la clandestinidad. El terror es latente y la amenaza de peligro se percibe en el aire.
El film es contado desde los ojos de Rosa, una mujer subestimada por su género que desconoce los pormenores políticos del momento y nadie, ni siquiera su marido (Manuel Vignau), le dice ni explica nada. Pero una noche, al modo de La ventana indiscreta (Rear Window, 1954), otra referencia a la época, ve desde su casa a su vecino (Abel Ayala) asesinar a alguien. Ese crimen la inquieta y empieza a investigar las causas. En ese momento aparecen los elementos del cine policial en el relato, marcando la segunda parte de la historia.
El último acto es el mas teatral, con la cámara en un plano abierto dejando que los actores hagan todo el arco dramático en una sola toma en la que brilla María Soldi, al pasar de la alegría a la catarsis en una misma secuencia. Rosa se convierte en sujeto modificador de los hechos, tomando las riendas de su vida. El nivel de tensión es magnífico y cierra la idea acerca del rol femenino en tiempos netamente patriarcales.
Algo con una mujer es una película que encandila desde su concepción visual, incluso en los momentos en que la narración parece ceder ante la descripción (con detalles de copas, vestidos, peinados y hasta modismos en los comportamientos) la imagen atrapa por su estilismo formal. De esta manera buceamos en la Argentina de 1955 desde la mirada de una mujer decidida a dejar de pedir permiso para poder ser.