Ante la cuarentena obligatoria, Cine.ar continúa con sus estrenos online a través de su plataforma y es así como el viernes pasado se sumó a la lista lo último de Roberto Salomone.
Una artista plástica salida de rehabilitación vuelve a la casa de sus padres en las sierras cordobesas y comienza a ver y a sentir inexplicables acontecimientos, como presencias fantasmagóricas, que no se sabe si son sus allegados en su contra o todo producto de su imaginación. Aunque entre tanto arte, queda olvidada la carga dramática necesaria para que la película funcione.
Sofía (Ingrid Grudke) es una talentosa artista plástica que acaba de recibir el alta de un centro de rehabilitación. Su hermana (Malena Sánchez) la lleva a la casa de su infancia en medio de las sierras, donde la idea es volver a empezar. Ella es quien se encarga de vender las obras millonarias de Sofía y la presiona para que retome su actividad. Pero en ese caserón en el medio de la nada, comienzan a suceder hechos muy extraños, creando la sensación de que todos conspiran contra ella. La idea de un drama con mezcla de thriller no se sostiene y, más temprano que tarde, se va a pique.
Las actuaciones carecen de fuerza en general, pero lo de Ingrid Grudke es fatal, insensible hasta el tuétano pero, eso sí, con una belleza arrolladora. Acompañan de manera correcta Malena Sánchez y Guillermo Pfening, y los personajes secundarios son encarnados por actores de la zona en los que no se reconoce pasión ni emoción alguna.
La historia navega en la inestabilidad emocional de la protagonista, intentando construir un thriller sostenido por el limbo en el que vive Sofía, y el drama familiar. La película es anacrónica, no importa si se estrenó ahora o si fue hace 30 años, está estancada en el tiempo y espacio. La trama es predecible y, por tanto, poco interesante. Los misterios que se suscitan no duran más de medio minuto es ser dilucidados por el propio espectador. El limbo bizarro entre lo que es real y lo onírico para la protagonista termina aburriendo, y los momentos de tensión fantásticos no tienen ninguna explicación por lo que quedan en la nada.
Cabe destacar la calidad de las pinturas, obras de arte bellas, con colores vivos y detalles escondidos, que sobresalen en la apagada vida de Sofía. El trabajo de fotografía es bueno pero no logra atrapar tampoco por ese lado. La historia es poco interesante y no tan bien ejecutada, sumado a la incorrecta decisión de la protagonista y giros narrativos absurdos sin un desenlace atinado, hacen que “Alma Pura” sea una película que podemos no ver en esta cuarentena.