En oportunidades la mente creativa de directores y guionistas tiene la oportunidad, muchísimo tiempo antes de concretar el rodaje, de pulirse, ordenarse, desarrollar personajes , en la hoja o el mecanismo que se haya optado para escribir, imaginar un relato posible para luego transformarlo en imágenes.
Siempre es conveniente que se piense en cine en todo momento, para luego transformar esas ideas, con un equipo técnico acorde, un elenco solvente y una puesta correcta, al menos, en una película.
El caso de la nueva propuesta dirigida por Roberto Salomone, carece de aquello que se requiere, por caso, para imaginar siquiera alguna posibilidad de ser considerada como hecho cinematográfico. En la confusa, atiborrada y trillada historia de una mujer que es utilizada por muchos para conseguir dinero, se termina por contar una trama de engaños, donde la homosexualidad es el chivo expiatorio de secretos del pasado que impulsan hacia ningún lugar una propuesta, que además, se resiente con actuaciones que bordan lo irrisorio.