Sobre padres e hijos (adoptivos) Alumbrando en la Oscuridad (2012), documental de Fermín Rivera y Mónica Gazpio, focaliza sobre el tema de la adopción, pero no desde el marco legal sino desde lo afectivo, a partir de testimonios reales y otros ficcionalizados. Casi una hora bastará para que el dúo de realizadores ponga en escena una serie de testimonios verdaderos, que se intercalan con algunos dramatizados por reconocidos actores como Laura Azcurra, Osvaldo Laport o Celina Font, para construir un relato sobre la adopción y sus vínculos. Tópicos como la decisión, el entorno, la relación social y las formas serán tratados desde una visión humana y natural sin indagar demasiado en los mecanismos y las trabas burocráticas que hacen que muchas veces se torne en una pesadilla. El documental no sólo se centraliza en los padres que toman esa decisión trascendental sino que también se nutre de testimonios de hijos adoptivos, hoy ya mayores que exponen desde diferentes perspectivas como canalizaron el hecho al enterarse de que no eran hijos biológicos. De esta forma Alumbrando en la Oscuridad ofrece una mirada distinta sobre el tema abordando el conflicto desde todos los ángulos afectivos por encima de los legales, y ahí es en donde gana dramáticamente. A pesar de contar con un formato bastante televisivo, espacio donde tal vez podría funcionar mejor, Alumbrando en la Oscuridad intenta de mostrar, a partir de historias reales, los diferentes mecanismos afectivos de la adopción, con una estructura dinámica, alejada de lo teórico y lo legal, aportando su granito de arena a una problemática que bien podría dejar de serlo, para convertirse en algo tan natural como dar a luz.
“Alumbrando en la oscuridad” es un documental original e interesante que centra su mirada en el proceso de adopción, desde todos los ángulos posibles. Mónica Gazpio y Fermín Rivera proponen un camino distinto y tratan de alejarse de la veta tradicional del género para explorar otras posibilidades que acerquen su mensaje al público. La más interesante, es la incorporación de actores prestigiosos trayendo testimonios reales de gente que vivió la experiencia pero decidió no estar frente a cámara. La mirada de los cineastas es bucear el universo de los padres adoptantes y las circunstancias y sujetos involucrados en ese proceso de relación. Es decir, sin dejar de lado a todos los que protagonizan la situación, inclusive a las madres que dan a sus hijos en adopción. Este costado, quizás el más fuerte del film, está abordado con respeto y corporizado por un relato (destacándose Laura Azcurra en esta composición, aunque Celina Font, Mariana Richaudeau, Osvaldo Laport y Cecilia Rossetto también están muy bien) que define, en cierta manera, el tono del documental: aquí se habla del tema. Se pone luz, donde hay oscuridad, se pone transparencia a los implicados a través de una caracterización respetuosa. La secuencia es, relatos, reconstrucciones, reflexiones, entrevistas. Y el relato es fuerte. Gazpio y Rivera ambientan su película en las casas de los que brindan testimonio o en escenarios austeros pero la simpleza de estos espacios no engaña: hay aquí abundante material para pensar los procesos internos que se dan en relación a la adopción, con sus miedos, fantasmas y deseos más personales. Escucharemos gente hablando de amor, paternidad responsable, entrega, compromiso y trayendo historias de vida, emotivas y complejas. Todo, dentro de un registro controlado y que fluye con naturalidad. No es este un documental que cierra, sino justamente, uno que abre. Tiene ese atributo, hay aquí preguntas en cantidad y un puñado de ideas sobre un tema, del que todos deberíamos saber: que hay en cada proceso de adoptar, cuál es su impacto en el medio y los prejuicios que se juegan, expuesto en relatos contundentes y llenos de verdad, dolor y emoción. El abanico que se despliega es más que interesante y es de destacar, que hay pocos exponentes que hayan abordado la cuestión en este tiempo, por lo cual, recomendamos que si la temática les interesa, no lo dejen pasar (y en Facebook encontrarán mucho material para contactarse con los directores, en caso de que les surjan inquietudes)
Parir ideas, derrumbar prejuicios Mónica Gazpío, directora junto a Fermín Rivera, de este original documental Alumbrando en la Oscuridad cuenta que en su rol de madre adoptiva un día pensó en cómo se sentiría la madre biológica del que ahora era su hijo y cumplía años como parte de un reflejo de una imagen dividida en un espejo. Y mucho de especular y de reflejo precisamente tiene su obra al tomar como tema de abordaje la relación entre padres e hijos a partir de la pérdida o el desprendimiento y por consiguiente su contrapartida en la posibilidad de construir un vínculo o un lazo afectivo inquebrantable desde otro lugar pero sin negar el origen ni el principio. La adopción conlleva diversas aristas y muchas de ellas no tienen relación directa con lo esencial: el amor, la contención, las angustias y las expectativas depositadas en un proyecto de familia cuando existen condiciones adversas e imposibilidades del orden físico. Existe todo un entramado legal e ilegal que alimenta prejuicios; desanima a muchos y lo que es peor genera cierta indiferencia o mirada sectaria de toda la sociedad como parte de una problemática menor o concentrada en una minoría. Por eso la idea básica de Alumbrando… escapa de este enfoque reduccionista para adentrarse en aspectos más profundos que se preguntan qué es ser padre y cómo se producen los vínculos con los hijos -entre muchas otras cosas- valiéndose de testimonios sin identificación de protagonistas: padres adoptivos, hijos adoptados y profesionales relacionados con la temática desde el aspecto médico, social, psicológico, legal y de la experiencia cotidiana, que aportan una pluralidad de criterios y voces que enriquecen mucho más la temática. Además de la estructura coral como base expositiva también Mónica Gazpío apela al recurso de la caracterización por intermedio de actores conocidos como Laura Azcurra, Celina Font, Osvaldo Laport, Mariana Richaudeau y Cecilia Rossetto para preservar la identidad de los verdaderos protagonistas y recrear sus vivencias como testimonio a cámara. Recurso que en su momento utilizara el documentalista brasileño Eduardo Coutinho en su film Jogo de Cena (2007), donde actrices ponían en escena los testimonios de las entrevistas que el propio realizador había realizado a las mujeres reales aunque desde el lado de ese documental con la intención manifiesta de una reflexión teórica sobre el discurso y su puesta en escena o la representación. Al comienzo de esta nota se mencionaba la idea del espejo y de su reflejo como parte de una búsqueda de identidad porque en definitiva de eso se trata el reconocimiento de una persona, sea cual sea el origen y su condición más allá de lo biológico y de lo cultural.
Una mirada clara sobre la adopción Documental. Tema: la adopción. Formato: mayormente entrevistas centradas en el tema con especialistas, padres adoptivos, hijos adoptivos, actores que interpretan -también en formato declaración, aunque con mayor histrionismo- historias relacionadas con adopción. Apenas una hora de duración. Su estreno es en una única sala (el Incaa km 0 Gaumont) en dos horarios por día. Alumbrando en la oscuridad pertenece a esa clase de documentales que bien podrían ser emitidos en televisión y no estrenados en el cine. Sobre esto, dos consideraciones. En primer lugar, en general las películas buscan visibilidad, llegada, amplificación: para eso aprovechan las posibilidades de estreno en una sala de cine. En segundo lugar, si bien es cierto que este tipo de propuestas suelen ser programación televisiva, lo son en ciertos canales europeos (por ejemplo arte, en Francia) y no tanto acá. El cine argentino, entonces, incluye este tipo de documentales que de esta forma pasan a formar parte de los estrenos en salas. Y así hay que considerarlos, entonces: estrenos cinematográficos. Al umbrando en la oscuridad tiene una organización elaborada: las declaraciones se montan mediante proximidad temática, las entrevistas se fragmentan, no se presenta un entrevistado completo tras otro. No hay indolencia en la organización narrativa, tampoco hay separaciones tajantes entre lo que dicen los entrevistados y las situaciones que interpretan los actores. En otra decisión acertada, los actores aparecen en escenarios claramente artificiales (infinitos), mientras que el resto de los entrevistados hablan en lo que parecen sus hogares. Así, en el caso de los actores, se llama la atención sobre la interpretación: importan sus palabras, no identificar el lugar donde las profieren. Con claridad expositiva, Alumbrando en la oscuridad presenta ideas sobre la adopción con las que es sencillo estar de acuerdo: se acumulan declaraciones correctas con amor, comprensión y lucidez, tanto en los momentos más emocionales como en aquellos más científicos. Declaraciones que se apoyan las unas a las otras, que arman una película que se convierte así en una buena propaganda (y dicho este término sin connotaciones peyorativas) de la adopción, de la comprensión, de la tolerancia. Sin embargo, la claridad y contundencia de la exposición termina limitando la película: al no haber prácticamente voces disonantes (salvo en lo que algunos entrevistados dicen que opinan o hacen otros), que pongan en tela de juicio lo que se expone, Alumbrando en la oscuridad reduce su potencial: el segmento actuado por Osvaldo Laport y Celina Font, la pareja que quiere adoptar por las razones equivocadas y con el discurso equivocado, dota fugazmente a la película del dinamismo del conflicto. Ese breve momento deja entrever las mayores posibilidades que albergan los documentales como Alumbrando en la oscuridad si ampliaran mediante otras declaraciones, otros entrevistados, incluso otras situaciones interpretadas por actores el espectro de su mirada, si la fortalecieran mediante más oportunidades de contradecirla..
La adopción con nueva mirada Se estrena en pantalla grande, pero tendrá permanencia asegurada en la chica, este mediometraje documental sobre diversas instancias afectivas del acto de adopción, y en especial de la forma en que se construye el sentimiento de maternidad, ya que para los autores, más que hablar de instinto debería hablarse de construcción de vínculos. Los autores son la actriz y guionista Mónica Gazpio, y el documentalista Fernando Rivera («Pepe Núñez, luthier»). Entre ambos han entrevistado variedad de padres, madres, y también hijos adoptivos. Son tocantes, y centrados, los relatos de estos últimos, dos hombres ya grandes, y de un tercero que en vez de adoptado fue «criadito», como se decía antes en el campo. No hay resentimiento en ninguno de ellos. Tampoco mayor orgullo en los adoptantes. Se subraya la idea de la aceptación mutua y el beneficio compartido por encima de la voluntad de hacer el bien, expresión que en estos tiempos ha caído bajo sospecha. Se extiende en cambio una mirada fuertemente comprensiva hacia la mujer que abandona a su hijo biológico. «Nadie que cuida un embarazo durante nueve meses y deja a buen recaudo al niño que acaba de nacer puede olvidar esa fecha ni puede pasar indemne ese día», escribió Gazpio reflexionando sobre un festejo de cumpleaños. En algunos casos, cuando la persona no quiso o no pudo dar su testimonio a cámara, se la reemplaza con intérpretes como Laura Azcurra, Osvaldo Laport, o Cecilia Rossetto. El recurso es algo discutible, ya que algunas actrices componen su texto con una carga dramática que suena, precisamente, a actuación, pero, en fin, lo que importa es lo que ahí dicen. Y todos dicen algo interesante, digno de ser masticado en conversaciones posteriores. En resumen, un trabajo distinto, recomendable para ver y conversar en diversos círculos, e incluso en familia. Para prestarle atención.
Otro documental argentino que pone el acento en iluminar el tema de la adopción, con testimonios reales y otros realizados por actores. Las madres que abandonan a sus hijos, los mitos sobre el instinto maternal, el sentimiento de madres del corazón, hijos abandonados y adoptados. Un importante aporte.
Con espíritu concientizador Cuidado, prolijo, bienintencionado, este documental de Mónica Gazpio y Fermín Rivera aborda el tema de la adopción con claro espíritu concientizador. La idea es romper con la victimización (propia y ajena) que se hace contra (y desde) aquellos que no pueden tener hijos pero quieren ser padres y, también, por aquellas mujeres que tienen hijos pero no desean ser madres y prefieren dar sus niños a otras familias. El film -que debería tener por su estructura y temática más futuro en la TV que en su limitado paso por el cine- ofrece múltiples testimonios (desde los científicos a los psicológicos o sociológicos, pasando por los de aquellas parejas que han atravesado situaciones ligadas a la adopción), ofreciendo así un panorama bastante amplio sobre el tema. Ante la dificultad de obtener los relatos más extremos a cámara (sobre todo, las de aquellas madres que deciden no quedarse con sus bebés o los de matrimonios que han tenido experiencias conflictivas), la dupla de directores apela a actores profesionales (Laura Azcurra, Osvaldo Laport, Celina Font) para que “interpreten” esos testimonios, tratando de mantener la emoción, la densidad de aquellas confesiones íntimas. En este sentido, suena un poco absurdo el cartel que al comienzo del film aclara que los intérpretes no atravesaron por ninguna de las situaciones que actúan, algo que ya quedaba claro desde el momento en que los testimonios reales son en las casas o lugares de trabajo de esas personas, mientras que las performances se realizan en estudio con un infinito como único fondo (véase foto). Más allá de sus logros y limitaciones, Alumbrando en la oscuridad logra su cometido principal: investigar, indagar, cuestionar, informar, visibilizar, humanizar y -quedó dicho- concientizar. Misión cumplida.
Shedding light on misconceptions Documentary gathers testimonies from all parties involved in adoption It goes without saying that adoption (whether the temporary foster care of a minor or the “full” incorporation of a child into a new family) is not a decision to be made lightly, and it’s an issue that the State must monitor carefully, on a thorough case-by-case basis.
Llama la atención como la adopción es un tema excluido de la agenda mediática. Incluso en aquellas semanas en las que el aborto no punible o la ley de fertilización asistida son noticia a diario, la filiación adoptiva es una cuestión de la que no se habla. Ante esta negativa a tratar el asunto, Alumbrando en la Oscuridad aspira a convertirse en una nueva voz dentro de un debate que no existe. Un documental de corte clásico, con testimonios a la cámara cortados, de vez en cuando, por alguna imagen de un niño jugando con el reflejo de los espejos, construye su discurso acerca de la adopción cubriendo todas las bases de forma que no queden grietas. En su abordaje, dividido en tres segmentos separados por títulos, Mónica Gazpio y Fermín Rivera tienen una mayoría de aciertos. Ante aquellos testimonios que no quisieron presentarse ante la cámara, se recurre a conocidos actores que prestan su voz en escenarios neutros que se distinguen de las locaciones personales del resto de los entrevistados. Por otro lado, se recoge la palabra de la mayoría de los involucrados, desde padres adoptivos con o sin hijos propios, adultos que fueron adoptados de pequeños, parejas que quieren un niño para tratar de sanar su relación, especialistas en el tema y ex empleados de aquella burocracia estatal que tanto complica los trámites. No obstante, y ahí reside el principal inconveniente de Alumbrando en la Oscuridad, en sus cortos 61 minutos excluye las voces opositoras. Se instala una crítica al "mandato tradicional" de la figura materna, se considera como un acto de amor el que una madre abandone a un recién nacido en un hospital donde podrá recibir la atención correspondiente, es decir, cuando no es dejado a la buena de Dios, y se protesta contra los medios por los calificativos que se emplean para dar esa información. Sin embargo, nadie plantea un argumento ante aquellos que abandonan a sus hijos, por ejemplo, en una bolsa de basura. Se sabe que el problema está, pero se elige no mencionarlo. Del mismo modo que no se indaga más en los casos de parejas como las que representan Osvaldo Laport y Celina Font, que quieren adoptar para ayudar a mejorar su vínculo, o que se cuestiona al sistema de adopción en la Argentina, que cualquiera puede criticarlo porque conoce sus límites y los obstáculos que presenta, pero sin darle a los responsables del Registro la posibilidad de plantear una defensa. De esta forma, la película, que supone el debut de Gazpio como directora, parece aspirar a convertirse en un documento feliz sobre la adopción, pero sólo a partir de evitar aquellos elementos espinosos que se hacen evidentes al ignorarlos. Si bien se trata de una lección importante y un trabajo necesario, su echar luz sobre un tema que generalmente no es abordado acaba por proyectar ciertas sombras que perjudican la muy buena construcción que tiene en su totalidad.
El foco en la adopción La calificación de una película es una mera convención sin importancia. Y más en este caso. Alumbrando en la oscuridad , documental sobre el vasto tema de la adopción, es cinematográficamente elemental, incluso pobre: apenas una sucesión de cabezas parlantes, algunas interpretadas por actores bienintencionados que reemplazaron a los que no quisieron o no pudieron dar testimonio. Pero el filme, de apenas una hora, cobra valor en su abordaje “teórico” -claro, tendiente a romper estigmas- de una cuestión que aún sigue rodeada de prejuicios y tabúes. Sus directores, Mónica Gazpio y Fermín Rivera, cuestionan -alguien dirá que lo hacen los entrevistados, pero la decisión última es siempre de los realizadores- el concepto de instinto maternal y la demonización de aquellas madres biológicas que entregan a sus hijos en adopción. En resumen: las construcciones socioculturales -mucho más arraigadas de lo que solemos suponer- y las presuposiciones -a las que podríamos llamar discriminaciones- son analizadas y luego refutadas. Alumbrando...es, por lo tanto, un filme que interpela a los espectadores. Otra idea interesante de la película es que todos, incluso los hijos biológicos, en algún momento somos adoptados (o no, según el caso) por nuestros padres. Y que adoptar no debería ser visto como un acto heroico ni altruista -típico estigma “positivo”- sino como una natural necesidad mutua. Alumbrando...alterna palabras de hijos y padres adoptivos, profesionales de distintos campos y actores que hablan con un énfasis dramático que este filme, cargado de ideas, no necesitaba.
Publicada en la edición digital #245 de la revista.