Como cada mañana, Abel (Louis Garrel) se prepara para ir a trabajar. Pero en esta oportunidad, Marianne (Laetitia Casta) interrumpe la rutina para darle una mala noticia antes de que cruce la puerta: está embarazada. Él se alegra, sorprendido, pero no, el hijo no es suyo, y lo que es peor, es de Paul, su amigo con quien ella ha estado saliendo desde hace un tiempo. El presente le cae encima como un balde de agua fría pero él -que tiene un máximo de diez días para resolver su situación antes de que Marianne y Paul se casen- lo toma con entereza o como dice ella, de modo inteligente.
Una elipsis de ocho años los reencuentra en el velorio de Paul, fallecido -según se dice- a causa de un paro cardíaco. Allí, frente al cajón, Abel observa a su antigua novia junto a su hijo Joseph (Joseph Engel) y a Eve (Lily Rose Depp), la tía del pequeño. Cuando la ceremonia finaliza, el hombre se ofrece a llevar a la flamante viuda y al niño hasta la puerta de su domicilio. Allí se despiden hasta dentro de dos meses cuando ella lo llama y todo vuelve a comenzar de otro modo.