Américo. Crítica El mundo de la colombofilia a través de la dirección de Federico Sosa. Lucia Daniela Gleizer Hace 23 horas 0 13 El jueves 11 de agosto se estrena en las salas del Cine Gaumont (Rivadavia 1635; CABA) el documental dirigido por Federico Sosa que se centra en la Colombofilia, el mundo de las carreras de palomas. Siguiendo al aficionado Américo Fontela y su amigo Oscar, quienes están inmersos en el deporte, tras heredarlo de sus padres. Américo es dueño de una parrilla que atiende solo de lunes a viernes, porque los fines de semana, la prioridad la tienen las palomas. La respuesta, a dicha pasión, la encuentra en la capacidad de las palomas de volver al palomar sin importar el punto en donde se la largue, llegando a recorrer distancias de hasta 700 kilómetros en un día. A lo largo y ancho de todo el país, la colombofilia reúne representantes de las profesiones más variadas: veterinarios, jueces, dentistas, comerciantes, periodistas. “La paloma es un ave de regreso”-Américo Durante la narrativa va construyendo el contexto para entrar en ese mundo del criadero y carreras de palomas. A través del relato de Américo con su historia y su experiencia, que por momentos habla mirando a cámara y durante otros mantiene conversaciones con sus familiares y amigos. El documental grabado en 2018 cuenta con la producción de Estela Roberta Sánchez, la dirección de fotografía Aylén López y el montaje a cargo de Laura Palottini. Entre sus recursos utiliza planos enteros que captan en totalidad el momento de liberación de las aves y la secuencia del regreso de la paloma a su palomar. “Nadie sabe específicamente qué es lo que hace q la paloma vuelva a la casa”- Américo “Américo” es la más reciente película del realizador argentino Federico Sosa, director de las ficciones : “Tampoco tan grandes”(2017), “Yo sé lo que envenena”(2013-2014), “Tomando estado”(2020) y el documental “Contra Paraguay”(2012-2014). y desde hace 2 años viene trabajando en un documental sobre el historiador Norberto Galasso de nombre “Galasso Pensar en nacional”. Dirección - 74% Montaje - 86% Arte y Fotografia - 87% Música - 70% Actuación - 84% 80% User Rating: No Ratings Yet ! Etiquetas2022ArgentinaCinecine argentinodocumentaldocumentalesestrenopelícula
Con humor, inteligencia y lucidez, Federico Sosa sigue de cerca a este particular protagonista y una de sus obsesiones, la colombofilia. Sencilla y efectiva.
Este documental sigue las peripecias del personaje que da nombre al filme, cuya principal característica es ser un fanático de la colombofilia. ¿Qué es lo que hace que muchos se dediquen con pasión a la colombofilia, que lleva dinero, tiempo y horas de dedicación diaria? Quizás la respuesta
La escena inicial muestra cuatro camiones en medio del campo. Dentro de esos camiones hay palomas. Se abren las jaulas de todos ellos al mismo tiempo y salen volando las palomas. Con esa imagen la película ya tiene media batalla ganada, al menos tiene un interés inicial. La película contará como es el mundo de las carreras de palomas. El protagonista de la película es Américo Fontenla, dueño de una parrilla en el barrio de La Paternal. Américo, rockero, ex adicto a las drogas y peronista, nos cuenta como ese ese mundo tan insólito como encantador. No hay matices para tratar los problemas y conflictos que las palomas pueden producir en el barrio donde cada criador, porque la película no trata de eso. Sí se muestra como las clases sociales y las diferencias ideológicas se suspenden momentáneamente a la hora de hablar de la pasión que une a todos estos hombres. Una ironía extra es escuchar a los peronistas argumentando contra el gobierno de Macri con argumentos que hoy causan gracia y los dejan en ridículo. Pero tampoco trata de eso la película, solo es una desviación inútil por parte del director. Américo, con virtudes, defectos, excentricidades y locuras, simplemente es una persona que ha descubierto algo que ama. Al menos en eso la película es interesante.
Un documental de Federico Sosa sobre una pasión poco conocida, la colombofilia. Y en ella a dos personajes muy disímiles que dedican todos sus afanes a las carreras de las palomas mensajeras. El protagonista Américo Fontenla, dueño de una parrilla en el barrio de Paternal, es un apasionado de las competencias y de las palomas que cría en la terraza de su casa. En esa actividad y entre ellas se siente en el mejor de los mundos. Su filosofía y su look se contraponen a su amigo de confidencias, formal, más competitivo y con ideas políticas diametralmente distintas. Una actividad que a su vez heredaron de sus padres y que ejercen con compañerismo, competitividad y filosofía de vida. Un mundo distinto y con reglas propias que desafía la comprensión de los ajenos.
La colombofilia es la cría y adiestramiento de palomas mensajeras. No para llevar mensajes, un tipo de comunicación pintoresco y retro, sino para competencia, es decir para que corran (o vuelen) una suerte de carreras que consisten en soltarlas en determinado punto y esperar a que vuelvan a casa en un trayecto, que puede durar días, medido por relojes especiales. Esta actividad tiene varios seguidores en nuestro país que se nuclean en asociaciones, dos en la ciudad de Buenos Aires y varias en diferentes puntos del interior del país, que se reúnen en cada carrera, así como en subastas y eventos aledaños. Y es este mundo el marco en el que transcurre la cuarta película y segundo documental de Federico Sosa. Pero si el documental se tratara solamente de describir el ambiente y las actividades de los criadores de palomas, aun tratándose de una materia curiosa y poco conocida, no tendría el mismo interés sino fuera por los personajes. Y el film de Sosa encuentra el suyo en Américo Fontenla, un personaje en todo sentido, un cincuentón de rastas, que se gana la vida como parrillero y cría palomas mensajeras con dedicación. Al punto es su entusiasmo, que su objetivo es poder jubilarse y dedicarse solo a las palomas y sus carreras, transformando definitivamente el hobby en actividad de tiempo completo. Mientras tanto, sigue vendiendo carne y choripanes en su parrilla de la paternal de lunes a viernes y dedica los fines de semana exclusivamente a su pasión colombófila. Digamos entonces que Américo, el documental es más bien un film sobre Américo, el personaje, donde la colombofilia es el medio en el que este se mueve y la cámara lo sigue mientras se desgranan retazos de una historia de vida. Asistimos a la cotidianeidad de Américo, lo vemos en su trabajo, en el palomar que tiene en su terraza, asistiendo a diversos pueblos donde se largan las carreras y conectándose con sus pares. Y en ese recorrido lo escuchamos contar su historia, una que lo tuvo en algún momento con problemas de alcohol y drogas y que lo ve hoy recuperado y mirando su presente con alivio y gratitud. En este contexto la pasión por las palomas también parece jugar para él un papel sanador al cual aferrarse. Aún si en Américo hay algo que tiene que ver con una historia de redención, Sosa no cae en ningún momento en la solemnidad o la sensiblería. Por el contrario el recurso del que se sirve con frecuencia es el humor, para el cual su protagonista, un tipo con picardía y calle, le brinda varias situaciones y diálogos. Y en eso ayuda también otro personaje, Oscar Valletta, amigo de Américo y también colombófilo como él, aunque en un estatus aparentemente superior ya que tiene muchas carreras ganadas mientras que Américo tiene un historial bastante más modesto, lo cual es también motivo de algunos intercambios jocosos. Oscar tiene una participación destacada en el film que lo eleva al rol de coprotagonista y es en el intercambio entre ambos donde se dan los momentos más divertidos. Y también los más embarazosos, cuando Oscar suelta opiniones ¿políticas? con afán de provocación que terminan incomodando incluso a su amigo. Que las competencias sean posibles depende en buena medida del hecho de que las palomas una vez sueltas vuelven al palomar de origen. Esperarlas es parte del juego. En un momento del film se hace la pregunta acerca de qué es lo que las hace volver y, tras arriesgar algunas explicaciones posibles, Américo termina diciendo que en realidad no se sabe por qué lo hacen. De un modo muy sutil parece deslizarse que quizás la pasión que en Américo despiertan las palomas mensajeras, después de todo lo vivido, tenga que ver este regreso a casa, con esta búsqueda de un hogar. Y es en ese punto en que el film de Sosa, aun teniendo como eje a estas aves, que algunos consideran plaga y otros un símbolo de paz, se revela de un interés fundamentalmente humano. AMÉRICO Dirección: Federico Sosa. Protagonistas: Américo Fontenla, Oscar Valletta: Guión: Federico Sosa. Fotografía: Aylen López. Música original: Santiago Pedroncini. Montaje: Laura Palottini. Dirección de Sonido: Pablo Orzeszko. Producción: Estela Roberta Sánchez, Federico Sosa. Producción ejecutiva.Estela Roberta Sánchez. Duración 72 minutos.
Documental sobre un apasionado por las carreras de palomas mensajeras Lo nuevo de Federico Sosa ("Tampoco tan grandes"; "Tomando estado") es un documental centrado en Américo Fontenla, un parrillero de la Paternal apasionado por las palomas. Este documental, tan humano como original, es una propuesta que no puede pasar desapercibida. La colombofilia consiste en el adiestramiento de palomas para convertirlas en palomas mensajeras. Esta práctica, inusual para los ojos de gran parte de los espectadores, esconde un mundo pintoresco y fanático. A través de los ojos de Américo y su amigo Óscar, y comandado a través de la dirección de Federico Sosa, descubriremos el universo de las carreras de las palomas mensajeras como nunca antes nos imaginamos. El realizador optó por narrar esta obra de no ficción con el corazón en la mano. La intimidad del protagonista sale a la luz gracias a los momentos más cotidianos y sensibles: un mensaje de voz de Whatsapp a su pareja, una conversación con un cliente, un partido de futbol. Sin embargo, el factor motivante de la película, aquel que acapara toda la atención, recae en los testimonios y acciones de Américo que evidencian su pasión por la colombofilia. Aunque pareciera una extravagancia, Américo (2022) no se despega ni un centímetro de la realidad. La historia se codea con declaraciones sobre la política, el fútbol, la familia y la amistad. Esto, profundizado a partir de un guión elocuente escrito por el mismo realizador, denota un compendio de pasiones que rodean una aún más grande. La música compuesta por Santiago Pedroncini nos va llevando con gracia y curiosidad, mientras que la fotografía y las imágenes aéreas de Aylen López nos regalan un planeo tan armonioso como eficaz. Las prioridades se hacen presentes y, como varias palomas volviendo a su palomar, Américo sabe que, pase lo que pase (adicciones, problemas sentimentales, dificultades laborales), siempre se vuelve a ese primer amor, a esa pasión, a ese cable a tierra que te hace volar, a este viaje retratado en Américo.
“ES UN SENTIMIENTO, NO TRATEN DE ENTENDERLO” Quienes vivan en la ciudad se habrán cruzado con algún cartel que diga “sociedad colombófila” y habrán tenido que investigar un poco para saber qué significaba. Otros conocerían de antemano de qué se trata y aun así les parecería un fenómeno bastante peculiar y llamativo. Dentro de la gran variedad de hobbies que existen, este consiste básicamente en criar palomas para disputar carreras. El colombófilo instala un palomar donde alberga a los animales, los cría y los entrena, sin que esa actividad le traiga mucho más rédito que un sentimiento y la posibilidad de compartirlo con otras personas. Utilizando como marco la exploración del submundo de la colombofilia, Federico Sosa se propone realizar un retrato de uno de los tantos individuos que se dedican a estas aves, Américo, un hombre de cuarenta y pico de años con varias vivencias encima: fue carnicero, pasó por un período de desempleo en el que se dedicó a cartonear, vivió un tiempo en Brasil y tuvo problemas con el alcohol, tiene una linda relación con su esposa, es fanático de Argentinos Juniors, maneja un local donde vende choripanes y siempre tuvo una pasión por la cría de palomas, algo similar a lo que genera un deporte, como sentencia una vieja canción de fútbol. Un material rico, del que se desprende un problema inicial: el documental, ¿va a tratar acerca de la colombofilia en general, utilizando la figura de Américo como una ventana a ese mundo, o se va a centrar en el individuo, y en ese caso la actividad servirá como un modo de canalizar el relato o trazar significados alrededor de su discurso autobiográfico? La respuesta debe ser precisa si no se quiere caer en la indecisión y la divagación. Por suerte, el largometraje de Sosa se decide rápidamente por la segunda opción, y da un pantallazo interesante al presente de su protagonista, aunque sacrifica para ello muchas de las posibilidades de exploración estética y política que contiene en potencia la colombofilia. Si esta es retratada, es principalmente desde la perspectiva de Américo, y lo que se busca expresar en todo caso es la relación del hombre con su hobby, una que a priori podríamos subestimar pero que demuestra una complejidad emocional notable. Hay algunas cosas que se le pueden achacar a Américo, como el uso de algún componente musical algo fuera de lugar, o la repetición de planos en los que se adivina cierta escasez de material crudo, pero en general esto lo compensa con una duración justa y adecuada. Por lo demás, se trata de un trabajo sincero, que no juzga y se dedica diligentemente a su objeto de interés.