Anconetani

Crítica de Juan P. Pugliese - EscribiendoCine

Alma de acordeón

Anconetani (2014) de Silvia Di Florio (Raúl Barboza, el sentimiento de abrazar) y Gustavo Cataldi es un viaje al pasado de la primera fábrica de acordeones de Latinoamérica pero, sobre todo, un retrato de Nazareno, el hijo menor de Giovanni Anconetani, que continúa con el oficio en el mismo lugar donde su padre se instaló a principios del siglo XX.

El documental no es sólo un registro de una fábrica de acordeones, es la historia de Nazareno y de su familia que, como otras tantas, llegó a este país en busca de un futuro prometedor. Con una mezcla de español e italiano, Nazareno cuenta con orgullo y emoción esos recuerdos. Mientras lo vemos trabajar en la fábrica que lo vio crecer, su voz en off nos traslada hacia Loreto, lugar de nacimiento de su padre y una región bien conocida por albergar a los mejores fabricantes de acordeones.

Así, con el correr de los minutos, el pasado queda en un segundo plano desplazado por el atractivo que adquiere el personaje de Nazareno. Los directores explotan este costado con astucia y logran una obra que, lejos de provocar melancolía, transmite sabiduría y amor a un oficio que se encuentra al servicio del arte.

La figura encorvada, frágil en apariencia, pronto se reconfigura cuando lo vemos tocar la batería con una energía envidiable. Si bien él se erige como protagonista indiscutible, el resto de la familia también tiene su lugar cuando explican la necesidad de crear un museo que reúna los recuerdos de cada rincón de la casona ubicada en Chacarita.

Raúl Barboza y el Chango Spasiuk son visitantes asiduos de la fábrica y también dejan su testimonio sobre la importancia de los Anconetani. Será en la voz del misionero que se evidencia la importancia de Nazareno en su vida cuando manifiesta que el acordeón termina siendo una excusa para acercarse al menor de los hermanos Anconetami y escuchar sus historias.

Esto es lo mismo que hace la dupla Di Florio – Cataldi a través de Anconetani: el acordeón no es más que un pretexto para conocer a Nazareno, su familia y el oficio que con tanto amor y dedicación realizan hace casi cien años.