Nicanor Loretti luego de frecuentar la acción y la fantasía, en sociedad con Paula Manzone, con guión de ella y la base de la obra teatral, se mete en una comedia de cuatro personajes que transcurre en un departamento. Una farsa alocada de visitas inesperadas y muchas sorpresas evolutivas. Timbres que anuncian lo peor, puertas que se abren y se cierran como un enredo que, poco a poco, deja de ser simpático, cuando el juego se espesa. Cuatro actores y la cámara siguiéndolos, curiosa, espectadora, implacable para captar cualquier indicio que guíe al espectador. Un conflicto de seres de treinta y pico largo que tienen miradas distintas y objetivos cambiados. Una chica en su casa en su vivienda, solo quiere una noche de pochochos y dulces. Necesita pensar. De pronto llega su novio. Ella no lo espera y el se instala como si fuera el deseado. Una pareja que no funciona. Pero no estarán solos. La hermana de ella se impone con sus conflictos personales como una fuerza invasora. Pero todavía queda tiempo para un nuevo visitante. Un film entretenido de mirada inteligente sobre amores, pasiones, costumbres, incomprensiones, planes de futuro y necesidad de vivir el hoy. Todo eso desfila ante nuestros ojos con humor y gracia y una verdad antirromántica que nace de a poco para definir los tantos. Gimena Accardi y Benjamin Rojas como los jóvenes novios, con muy buena química de muchos trabajos compartidos. Diego Velazquez y Valeria Lois con otro estilo pero entre los cuatro tocan la melodía del entretenimiento feroz.