Hace pocos meses, crítica y público de maravilló con la obra preciosista de Richard Llinklater, "Boyhood", la cual le demandó un trabajo de 12 años para filmar el traspaso de la vida de un niño y quienes lo rodean. De no ser porque hablamos de un documental que se finalizó hace ya un año, muchos podrían encontrar en "Años de calle", la intención de repetir el esquema en un ámbito diametralmente opuesto.
Bueno, nada de "Boyhood" hay en "Años de calle", porque aquel niño, con sus idas y vueltas, no dejaba de tener una vida idílica; bastante diferente a la realidad de los cuatro chicos que son objeto de cámara en este trabajo co-dirigido por Alejandra Grinschpun y Laureano Ladislao Gutierrez. Su origen proviene de un taller de fotografía con chicos sin vivienda, de la calle.
En 1999 en medio de este curso se tomaron algunas imágenes de Ismael, Ruben, Andrés y Gachi cuatro chicos que sufrieron el abandono, que están ahí sin la más mínima esperanza aunque guardan la mirada del niño, son fruto de época.
De ahí surgiría la idea de revisitarlos tiempo después, y así es como el film se divide en tres segmentos, tres épocas, la citada de 1999 y luego, dos períodos de cinco años cada uno ¿cómo se encontrarán estos cuatro nenes en cada salto temporal? ¿Cómo habrá influido el paso del tiempo? ¿Para bien o para mal? ¿Habrán podido progresar? ¿Acaso tuvieron la posibilidad de hacerlo?
Es un abanico de preguntas el que se abre, y ante cada respuesta, surgen otros interrogantes, cada vez más profundos. Es un estilo propio de documental, los hay varios de este modo, y hasta se lo ha parodiado, tomar a una/s figura/s y visitarla cada cierto período temporal para ver cómo continúa su deambular. Pero pocas veces el resultado fue tan crudo como el conseguido por Grinschpun y Gutierrez.
Años de calle es un documental doloroso, que lleva a replantearnos muchos de nuestros dichos y opiniones, que punza ahí donde más duele, que si huele a golpe bajo es de modo natural e ineludible.
Bajo una estructura simple donde prevalece la estética con una impronta fuerte que busca subyugar (no olvidemos que tiene el espíritu de la fotografía en sí), lo que se logra es un trabajo social contundente que nos obliga a pensarnos como sociedad y a pensar en nuestra historia cercana… para no repetirla.
Gachi, Andrés, Ismael y Ruben no salieron de otro lugar y cayeron aquí, la misma sociedad los engendró y los marginó desde antes que nacieran, y cada paso que dan pareciera que menos dispuesta está la sociedad a abrirse a una integración. No es solamente un reproche institucional (sin tampoco desligar las debidas responsabilidades), tiene que ver con nosotros mismos y en cómo miramos a estas personas, qué conceptos tenemos de su vida, de su pasado presente y lo que debería ser su futuro.
Años de calle es un documental modesto pero potente que deja abierta más interrogantes de las que responde, que queda zumbando como un fuerte mazazo. Bienvenida sea la reflexión.