Planteada como recorrido por la historia de la animación nacional (desde El apóstol, emblemática película muda de Quirino Cristiani estrenada en 1917, hasta los desarrollos actuales en 3D, pasando por la antigua técnica del cut out), esta entretenida y didáctica película de Uriel Solkolowicz y Víctor Leali busca revalorizar una rica tradición local, que ya a fines de la década del 30 (cuando Disney estrenó Blancanieves) tenía una base muy sólida. Lo hace recuperando personajes populares y no tanto a través de una investigación exhaustiva. Un dragón, un ratoncito y un búho van hilvanando con gracia un relato simple, cargado de nostalgia y datos reveladores, que permite aprender sin aburrirse.
Mil inventos y un intento La idea que atraviesa a Argentina animada (2018) es buena: hacer una película que recorra la historia de la animación en Argentina. El problema es la precaria realización que no ayuda –e incluso perjudica- a las buena iniciativa y lejos de convertirla en un material de archivo que condense parte de la rica historia animada, termina siendo olvidable. La película comienza con un dragón en 3D autoconsciente de ser “dibujado”. Con el fondo en blanco espera instrucciones de “la producción” hasta que aparece en un universo 2D que se presenta abandonado y repleto de despojos de animación convencional. Allí se cruza con un ratón que carga residuos que van entre televisores, cámaras y viejas cintas en fílmico mientras ven una y otra de las legendarias animaciones argentinas, desde cortos políticos hasta publicidades de Gándara. La animación, con un pie en el género fantástico, siempre remite a universos de fantasía. El anclaje entre uno y otro es la épica del cuento. Esa división de mundos se da aquí entre un 3D habitué hoy en día y un anticuado –y olvidado para el relato- 2D. En las 2 dimensiones se encuentra el origen de la animación en Argentina, los principios perdidos que los protagonistas deben hallar. El Apóstol, reconocido como el primer cortometraje de animación realizado en 2017 por Quirino Cristiani (pionero de la animación en Argentina) es una de las piezas que obsesiona a los protagonistas. La otra gran idea de esta película escrita por Luz Márquez y Esteban Echeverria es trazar el recorrido en un sentido homenaje a los 100 años de animación en Argentina. Una propuesta atractiva y bien organizada para que los diferentes materiales proyectados funcionen como piezas de baile en un musical. El problema es la precaria realización con la que cuenta la película producida por Fernando Sokolowicz y dirigida por Uriel Sokolowicz Porta y Victor Leali. Porque si bien estamos ante una producción auto referencial, que no pretende ser más que un guiño constante a las diferentes animaciones preexistentes, necesitaba un mínimo de calidad en su elaboración para coronarse como homenaje y no como un hermano menor de la rica historia de la animación. La voz del jefe dragón es de Pelusa Suero, el emblemático Larguirucho, uno de los personajes icónicos de Manuel García Ferré (Mil intentos y un invento, Petete y Trapito, Ico, el caballito valiente) asociado a la animación nacional. Con él, Argentina animada recorre los mil inventos de la historia de la animación y se queda en la mera intención de congratularlos. Porque cuando las carencias en materia de producción se hacen evidentes, no hay manera de dibujarlas.
La película dirigida por Víctor Leali y Uriel Sokolowicz se propone reconstruir y rescatar los orígenes de la animación en nuestro país, con un pionero cuasi mitológicos de obra destruida. Para eso utiliza a dos personajes perdidos en un plano blanco que recorrerán para su sorpresa y desconcierto la dimensión 2D y harán justicia contra el olvido. Un trabajo elaborado minuciosamente con voces animadas originales y las de Pelusa Suero y Darío De Meglio. Contiene el reconocimiento al primer largometraje animado a nivel mundial que realizó en nuestro país Quirino Cristiani, con “El apóstol” pasando por olvidados o recordados personajes y publicidades que abonaron el largo camino de la animación en nuestro país.
Documental ficcionalizado sobre la historia de la animación argentina, "Argentina animada", de Victor Leali y Uriel Sokolowicz, funciona no solo como un recorrido por el archivo más tradicional. ¿Sabía usted que Argentina es el país que cuenta con el primer largometraje animado de la historia? ¿Sabía usted que en estas tierras contamos con una de las voces más reconocidas mundialmente en el mundo de la animación? ¿Sabía usted que ya es hora de derribar definitivamente la falsedad de que lo nuestro no sirve? Argentina animada es un trabajo en esencia documental con la capacidad de funcionar a varios niveles. Decimos en esencia, porque en verdad, el guion de Esteban Echeverría, Luz Márquez, y Cecilia Kohen hace un esfuerzo por crear una historia ficcional, y por supuesto animada, para hilvanar el material de archivo y crear el marco necesario. En "Argentina animada" no hay entrevistas a investigadores, menos a involucrados o herederos; tampoco hay una voz en off, y (casi, ya verán por qué) no hay placas informativas; todos recursos típicos del documental. Lo que hay es una historia, con personajes que realizan una búsqueda y respuesta. Antares es un Dragón animado en 3D al que aún no han delineado su fondo, por lo que transita en un plano blanco. Buscando su ubicación, traspasa la barrera (de modo inverso a lo que hizo Homero Simpson en el recordado capítulo de "La casita del horror") y entra al mundo de la bidimensionalidad. Él cree que es un personaje real, adora su tridimensionalidad y por lo tanto la añora, quiere regresar a ella. En el 2D se encuentra a César, un ratón antropomorfo con un léxico algo extraño, como que atrasa un par de décadas. Juntos deciden buscar ayuda, una respuesta a esta disyuntiva entre el 3D y el 2D, ¿y quién mejor para dar esa respuesta que Eustaquio, el búho sabio? Finalmente, a estos tres, que emprenden la búsqueda del origen, se les une otro personaje, El jefe, en blanco y negro, que se expresa sólo mediante placas. Cada uno de estos cuatro seres representa una época diferente, la actualidad, los años ’80, los inicios de la producción masiva, y las primeras animaciones del cine mudo. ¿Cuál es el origen? "El apóstol", de Quirino Cristiani, el primer largometraje animado del mundo, y es argentino, y maravilló hasta a Walt Disney. Argentina animada demuestra que la animación no necesariamente es asunto de chicos. "El apóstol" es un film de contenido político; y en su raigambre institucional, la animación también tuvo claroscuros a través de cortos que sirvieron como adoctrinamiento para la caza de bruja de subversivos, entre otras cosas. Todo eso, y más, está en "Argentina animada"; que se dedica principalmente a recorrer aspectos no tan conocidos de nuestra animación. Lo que quizás no esté, llamativamente, sea lo más conocido, salvo un fragmento a "Upa en apuros" y una referencia aleatoria a Manuel García Ferré, no hay en este recorrido pasajes de hechos bien populares. La razón de esto puede ser un tema de derechos de autor (juega con el archivo general de la nación), o una intencionalidad de bucear por aspectos menos conocidos. Lo cierto es que, aunque sorpresiva (sobre todo en cuanto a material actual), esa “ausencia” de algún modo funciona. La historia que se cuenta no funciona tanto narrativamente, tampoco es que se esfuerce demasiado en hacerlo, la idea es que sea práctica para que los personajes puedan funcionar como guías frente al espectador (sobre todo Eustaquio y El jefe). De otro modo, la propuesta se hubiese limitado a una acumulación de archivo – en el que los faltantes se hubiesen evidenciado más –, o incluir entrevistas a estudiosos que ya conocemos de otros trabajos (involucrados sería difícil por los años tan grandes que abarca). Desde otra perspectiva superior, "Argentina animada" también nos habla del ser argentino. Habla del poco respeto que se tuvo durante décadas (y ahora regresó) a la preservación de nuestro archivo cultural; y en general del poco conocimiento y cariño que se tiene hacia lo nuestro. El típico “Si es argentina, es mala”. Habla de los “accidentes”, y los años de persecución y aniquilamiento… de material. "Argentina animada invita a conocer parte de nuestra historia desconocida, como cultura de animación, y como país en sí, con luces y sombras. Se analizarán los hechos y las razones. Veremos que gran parte de ese trayecto histórico se recorrió de la mano de las publicidades (hecho que también ocurrió con el cine tradicional, cuando la producción de largos se pone en peligro, como sucede actualmente); y cómo se lo ha utilizado a modo de bajada de línea gubernamental. Que las voces de los cuatro personajes sean de Pelusa Suero y Daniel Di Meglio, el prócer y el que recoge el guante, es otro plus a tener en cuenta, y que suma mucho. Argentina animada, de Victor Leali y Uriel Sokolowicz, es un documental que apuesta a lo diferente, corre riesgos que no a todos va a encantar; pero es innegable su valor como construcción de mensaje y rescate histórico de algo que no merece quedar bajo las cenizas del olvido.
A través de una sencilla historia protagonizada por el dragón Antares, el búho Eustaquio, el ratón Cesar y otro personaje que recuerda a Mickey, Víctor Leali y Uriel Sokolowicz, "Argentina Animada" homenajean la historia de la animación argentina desde "El apóstol", primer largometraje de animación creado por Quirino Cristiani en 1917, hasta la llegada al formato 3D. Precisamente un dragón en 3D, Antares, perdido y considerándose un primer actor dispuesto a protagonizar un filme, se encuentra, de pronto en el mundo 2D desilusionado al encontrar un mundo y personajes "planos" a los que rechaza. Pero las enseñanzas de un búho mayor, Eustaquio, lo hace apreciar, en un viejo televisor, todos los años de animación argentina que de alguna manera hicieron posible que él existiera. Esos personajes planos son los que permitieron, con el constante progreso de las técnicas de animación, la brillante llegada al 3D del gigantesco saurio, Antares, el dragón, comprende su realidad al observar ese caleidoscopio de dibujos animados a lo largo del tiempo. En este caso el presentador es el búho sabio, quien conduce al dragón y a los espectadores a la visión de personajes de la historieta llevados al cine argentino, como el Mago Fafa de Alberto Broccoli (1975), "Pío Pío" de García Ferré, que se suma a "El otro yo del Doctor Merengue", protagonista de la exitosa historieta de Divito. En tanto, Patoruzú, nuestro telúrico cacique, creado por Dante Quinterno es llevado a la pantalla por Tito Davison en 1942 con la colaboración de Tulio Lovato en "Upa en Apuros", primer dibujo animado en color en la Argentina. Fragmentos increíbles como "No más goles" de 1947, obra de Jorge Caro o fragmentos de "El patio de la morocha" de Oscar Desplats, permiten conocer valiosas imágenes pocas veces tan cercanas al gran público. CUIDADA SELECCION Como recordara el investigador Raúl Manrupe, al referirse al periodo de 1977-78, los dibujos animados son utilizados como propaganda antisubversiva durante ese periodo en el llamado Proceso de Reorganización Nacional y tienen su momento en este filme. También secuencias de la época de oro de los dibujos animados publicitarios en la década del "60 (propaganda del Vaquero Far West animada por el maestro Néstor Córdoba) con su música pegadiza o posteriormente la publicidad de Gándara con los nombres de Alberto del Castillo y Carlos Ceretti. "Argentina Animada" dirigida por Víctor Leali, el creador de "Dibu", y Uriel Sokolowicz no tiene una producción de última generación. Pero sólo el esfuerzo de la cuidadosa selección de joyas animadas hace que merezca destacarse. Un ejemplo es la exhibición del fragmento de "La Reina de las Ondas" (1948) de Karel e Irene Dodal, pionera de la dirección cinematográfica, prácticamente ignorada por los medios.