Así habló el cambista es una película basada en la novela homónima de Juan Gruber, dirigida por Federico Veiroj (en una coproducción internacional liderada por Oriental Features y Rizoma, junto con la empresa alemana Pandora Filmproduktion), que además fue seleccionada para representar a Uruguay como precandidata para los premios Oscar del próximo año.
El protagonista (Humberto Brause, interpretado por Daniel Hendler) narra en primera persona la historia que se desarrolla en Uruguay en la década de 1970. El racconto comienza con un flashblack y la voz en off se remonta a 1956, cuando Humberto conoce a Gudrum, su futura esposa (Dolores Fonzi), la hija del Sr. Schweinsteiger (Luis Machín) e inicia su carrera como cambista de la mano de su suegro que lo recluta para “limpiar ciertos dinerillos de su incómodo pasado”. Él mismo describe a los cambistas, émulos de los mercaderes expulsados de la puerta del templo por Jesús, como “el origen de todos los males”, y termina, 20 años y dos infartos después, preguntándose cómo llegó hasta donde está.
La trama repasa oscuros episodios de corrupción, violencia y plata sucia de la política en los infames años en los que Uruguay, Argentina y Brasil vivieron su capítulo más siniestro y sangriento a manos de la Triple A, las organizaciones terroristas y las sendas dictaduras militares que se entronizaron en el poder, pero nos permite acercarnos a esa época tan dolorosa desde una óptica con cierta distancia (tras casi medio siglo y desde el otro lado del charco), a través de la mirada de un personaje pusilánime y despreciable que por codicia se ve envuelto en una encrucijada de la que le será difícil salir.
El elenco encabezado por Daniel Hendler, Dolores Fonzi y Luis Machín cumple una muy buena labor en la detallada creación de sus personajes, especialmente Hendler, que se valió de una notable transformación física para encarnar este protagónico muy distinto de otros papeles en los que apela a la empatía, y que marca una de las actuaciones más logradas de su carrera.