Todas las películas de Veiroj examinan facetas de la masculinidad; en este magnífio y heterodoxo film noir, el famoso cambista del título interpretado magistralmente por Daniel Hendler glosa una forma de subjetividad masculina propia del capitalismo, cuya genealogía el director uruguayo remite a tiempos de Cristo. El ascenso profesional y la vida doméstica, como la incertidumbre financiera ligada al poder político de Uruguay (e indirectamente de Argentina y Brasil), entre 1956 y 1975, constituyen el universo simbólico en el que se desenvuelve el personaje, cuya inescrupulosa y lábil moral no lo exime de ser una criatura cinematográfica que pueda despertar hasta una enigmática empatía.