Subsidios que matan Ana (Sofía Bertolotto) tiene un romance con el marido de su mejor amiga Dolo (Coral Gabaglio). Desde los banners del inicio escuchamos un mensaje de reclamo que le deja al hombre, lo que denota también cierta culpa que siente por esta relación. Su día continúa en una suerte de voragine, aunque la verdadera odisea comienza al final de la jornada: abandonada por su marido, Dolo la espera para pedirle asilo mientras hace buenas migas con un vecino desagradable. El vecino, un metalero horrible e inmundo, intenta abusar de Dolo, por lo que interviene Ana y… arranca una de los Coen en versión paco. El setup de articular a los personajes con la narración es bien torpe y rústico, propio de un capítulo de tira diaria. Los tres personajes principales (al dúo de Ana y Dolo se suma Roxy, una joven interpretada por Azul Fernández) encarnan estereotipos bien marcados, pero el mayor problema está en un guión que no da en el blanco ni en su estructura ni en sus intentos de gags, porque ni siquiera las interpretes parecen encontrar el tono para sus textos y acciones. Superar la pobreza en la producción no es fácil para ningún film de bajo presupuesto, pero más alarmante que eso es la inventiva mediocre de lo que pretende ser una noche infernal en la vida de estas mujeres. La comedia en cuanto género aparece borrosa en Atrevidas, casi como un destello difuminado. Es muy complicado ignorar una línea como “¿Acá solicitaron un policía?” dicha por… un policía que llega a pie tras un llamado al 911. Otro de los momentos inverosímiles (e impresentables) es el intento de suicidio de un personaje que amenaza con tirarse desde una terraza cuya altura es la de un segundo piso; situación desarrollada ante la mirada de una multitud poco dispuesta a ponerse debajo del hombre y atajarlo. Para terminar de materializar el nivel de producción hay que prestar atención a la utilería de la seccional policial: una caja de pizza, un handy, una mesa de hierro, una persiana americana y muchos otros objetos; ninguno de ellos propio del espacio que se pretende ilustrar. Sabemos que el cine es la construcción de una mentira pero aquí no hay construcción, todo es una mentira bien transparente. Hace pocos días la misma productora de Atrevidas (MR Films) estrenaba Diez menos, otra comedia que también resulta fallida en todos los aspectos ya mencionados. Siendo benévolos, resulta llamativo que se estrenen dos películas de una misma productora en dos semanas consecutivas, y que su lugar de exhibición sea exclusivamente el cine Gaumont. Mónica Roza figura en los créditos como productora de ambos films y de otros tantos que, lejos de estrenarse, van a perecer en dicho espacio. Muy simple es unir los puntos de este accionar, propio de la dinámica parasitaria del INCAA en la que se mueven productores/abogados/titulares de casa de alquiler de equipos cuyo único fin es el estreno a toda costa, tan solo para cobrar un subsidio y mantener su aparato succionador de fondos, los cuales deberían estar destinados a hacer películas en serio y no despropósitos que ya tienen una fétida “marca de autor”. Al menos deberían tener la sutileza de no estrenar las películas casi sin solución de continuidad. Si nos toman por estúpidos con sus producciones desastrosas, que no nos refrieguen en la cara su modus operandi para obtener dinero de una forma inmoral, utilizando la nobleza de los recursos cinematográficos.
Con varias decisiones desafortunadas, y una atmósfera y clima que atrasa en cuanto a propuestas relacionadas a la comedia más actual, el film arranca con algunas ideas que a priori podrían haber resultado. A la decisión de transformarla en un discurso televisivo, y de no lograr atrapar con sus situaciones exageradas, se le suma un discurso enrevesado sobre la mujer y el lugar que debe ocupar en la sociedad.
“Atrevidas” cuenta la historia de Ana, una acompañante terapéutica, que comenzó una relación esporádica con el marido de su mejor amiga, Dolo, sin su conocimiento. Pero tras una fuerte discusión, Dolo y Leo se separarán y ella buscará refugio en la casa de su amiga. La primera noche Dolo invita al vecino de Ana a comer, un metalero entrado en años bastante desagradable, pero la velada terminará mal y el dúo femenino deberá rebuscárselas para solucionar una gran problemática antes de ser descubiertas. Esta comedia de enredos disparatada tiene algunos ciertos y otras fallas. En primer lugar nos encontramos con un trío protagónico femenino que funciona; además de Ana y Dolo se va a sumar una paciente de la acompañante terapéutica llamada Roxy, a la que utilizarán para llevar a cabo su plan, debido a su rebeldía, locura y atrevimiento. En este sentido se les otorga un lugar especial a estas mujeres determinadas que tratarán de arreglárselas solas, sin la ayuda de nadie más. De todas maneras, sus personajes son un poco estereotipados y definidos (la mosquita muerta que se acuesta con el novio de su mejor amiga, la mujer despechada, y la adolescente en fase rebelde). El elenco está bien seleccionado, las mujeres (Sofía Bertolotto, Coral Cabaglio y Ana Fernández) son muy frescas y naturales, mientras que Chucho Fernández consigue generar desagrado en el espectador con su personaje (algunas escenas son tal vez demasiado, cuando el público ya entendió el punto que se quería mostrar) y Mirta Wons acompaña de buena manera con su papel de vecina intolerante y religiosa. Por otro lado, la música está bastante bien ejecutada, acompañando el clima de la narración. Incluso si se le presta determinada atención, se puede ver cómo cambia la banda sonora en ciertos momentos decisivos para las protagonistas. Cuando un personaje propone algo suena un ritmo, mientras que cuando el otro responde cambia rápidamente el sonido. En cuanto a las fallas, en primer lugar debemos decir que si bien la historia es disparatada y llevadera, no por eso debería ser inverosímil. Tenemos algunos momentos que no son del todo creíbles ni para una trama de este estilo. No solo sucede con el argumento central, sino con algunas subtramas, como los vecinos creyendo que alguien puede suicidarse desde un segundo piso, la resolución de la disputa entre Ana y Dolo luego de enterada la infidelidad de su marido con su mejor amiga, o un sentimiento amoroso que surge de la nada entre dos personajes femeninos; algo que no se vino tratando con anterioridad, sino que de un momento para otro se tomó esa decisión. Lo mismo ocurre con el humor, que es bastante particular y personal, ya que no consigue generar risas en el espectador; son contadas las veces en las cuales los gags funcionan, sino que aborda más el lado de la comedia negra. En síntesis, “Atrevidas” es una comedia de enredos que se beneficia del trío protagónico y una historia disparatada que atrapará al espectador por su novedad, pero que falla a la hora de mantener cierta verosimilitud en las relaciones creadas y algunas resoluciones, como también al querer cumplir con el objetivo fundamental del género: hacer reír al espectador.
La sartén por el mango Ana, Dolo y Roxy no son protagonistas de una película de Almodóvar como Pepi, Luci y Bom pero sí chicas del montón. O mejor dicho, del estereotipo de chicas que cierto cine argentino pretende instaurar con un empoderamiento que abraza algún que otro discurso de equiparación de roles. Atrevidas ubica al sexo masculino en el lugar menos feliz: un vecino baterista impresentable y potencial violador, un policía mitad tonto mitad honesto y un mujeriego empedernido que cosifica cualquier relación con una mujer. A la historia que quiere resultar cómica y transgresora, los directores Matías Tapia y Carlos Piwowarski introducen apuntes de crítica social y cierto cinismo que acompaña a la trillada dialéctica: una muerte accidental, un cadáver del que hay que deshacerse antes de que llegue la policía y la consabida galería de equívocos y torpezas de las involucradas para que la tensión genere cierta atracción por saber cómo termina. El problema es que no se quiera saber cómo termina porque nunca parece haber empezado.
Ana y Dolo son inseparables amigas. Lo que Dolo no sabe es que Ana mantiene un escondido romance con Leo, su novio. Esta se instala en la casa de Ana y a ellas se les une una vecina indiscreta. De pronto el trío se verá inserto en un involuntario crimen y tratará de deshacerse del cadáver de la víctima. De aquí en más la trama recorre un camino por el que transitarán, también, otra vecina malhumorada y un policía inexperto. Los directores Matías Tapia y Carlos Piwowarski lograron, con las correctas interpretaciones de Sofía Bertolotto, Coral Cabaglio y Azul Fernández, armar una entretenida historia de suspenso.
Hasta que el cuerpo aguante Atrevidas (2017) aborda un género no muy transitado por el cine argentino: la comedia negra. Esto tiene una ventaja y una desventaja per se. La ventaja es que no encuentra comparación con otro film exitoso que pueda hacerle sombra. La desventaja es que requiere un manejo absoluto de los tiempos y de la realización, la parte más floja de la película. En clave de comedia dramática empieza la historia con Ana (Sofia Bertolotto), una terapeuta en crisis porque se enamoró del marido de su mejor amiga. Todo indica que estamos ante una comedia de enredos con toques dramáticos hasta que, la película hace un giro hacia el humor negro, con el asesinato casual de un vecino (Chucho Fernández) y con su amiga Dolo (Coral Cabaglio) y la ayuda de una de sus pacientes (Azul Fernández), para esconder el cuerpo antes de que llegue la policía. De este modo, el guion vira hacia una trama similar a la de Hasta que el cuerpo aguante (Rough Night, 2017), película con Scarlett Johansson en la que un grupo de amigas luego de una despedida de soltera mataban por accidente al stripper. En esa línea Atrevidas mejora su performance, porque olvida el verosímil y va directo a transgredir las normas. La película gana en audacia y mejora en ritmo y demencia. Lo mejor del film es el guion de Matías Tapia, Carlos Piwowarski y Malena Fainsod, con sus vueltas inesperadas y su osadía para sortear inverosímiles y llevar la situación a bordear los límites. Lo peor es su realización. Se notan problemas de bajo presupuesto, algunas resoluciones de puesta de cámara poco ingeniosas y hasta algún que otro problema para resolver momentos como los efectos de la marihuana, propios de una campaña de prevención. Dicho esto, Atrevidas sale airosa. Porque intenta una comedia descabellada, se anima a poner los pies en el barro -ahí donde nadie lo hace- con recursos mínimos y la entrega de sus actores que colocan todo de sí, enalteciendo el estereotipo que les toca representar sin ridiculizarlo. Es en esa mirada cínica sobre los conflictos barriales y la intolerante reacción de los vecinos, donde los directores Matías Tapia y Carlos Piwowarski deslizan una sutil y divertida crítica social.
La historia arranca con algunas situaciones divertidas, con toques de parodia, una sucesión de enredos, una típica comedia negra con buenas intenciones, pero con el correr de los minutos no logra atrapar, no convence, con actuaciones poco efectivas, un guion mediocre y prácticamente todo resulta poco convincente.
Tres mujeres con relaciones enredadas entre si quedan atrapadas en una situación limite que con delirio y humor, construye una comedia con frescura, con especial lucimiento de sus protagonistas y algunos pasos en falso que no son graves. Los directores Matías Tapia y Carlos Piwowarski, autores también del guión con Malena Fainsod, se meten en la intimidad de estas tres mujeres, con ingredientes de locura, secretos mal guardados, egoísmos varios y no pocos descubrimientos. El soporte de la situación alocada que padecen sirve para muchas vueltas de tuerca entre un terapeuta, su paciente que no quiere “sistematizarse” y una supuesta “mejor amiga” con muchos arranques de grandilocuencia emotiva, que viene a refugiarse luego de ser abandonada por su pareja. Las talentosas Coral Cabaglio (reciente ganadora como mejor actriz en UNCIPAR), Sofía Bertoloto (“La ciénaga”, “Diarios de motocicleta”) y Azul Fernández (“La leona”) son lo mejor de una película que divierte sin grandes pretensiones y con frescura.
Una psicóloga sale con el marido de su mejor amiga, quien de golpe y porrazo, y sin tener idea de la traición, le cae en la casa diciéndole que su marido la abandonó. A partir de esta premisa el director y coguionista Matías Tapia construye una comedia negra con enredos, incluyendo el crimen perfecto de un insoportable vecino rollinga de la protagonista. Todo transcurre en una noche alocada en la que también participan una ladrona paciente de la psicóloga, un policía inexperto con tendencias seductoras, y una vecina reaccionaria que odia al rollinga. "Atrevidas" es una de esas películas que se ven con una sonrisa permanente y que, intermitente, ofrecen algún gag hilarante. Sin embargo, muchos elementos están más exagerados de lo necesario, por lo que casi todo termina virando al grotesco. Las buenas actuaciones del trío de chicas protagónicas ayuda a disfrutar de esta comedia que también le ofrece buenos papeles secundarios a intérpretes como Mirta Wons (la vecina) y Chucho Fernandez (el rollinga). La fotografía y los rubros técnicos son de buen nivel, aunque la música caricaturesca resulta obvia.
UN INTENTO La comedia negra es un género que en estos últimos años ha sido explorado con mayor frecuencia por los cineastas argentinos. La conjunción entre lo solemne y lo cómico es un reto importante, que requiere de una gran precisión, aunque los nuevos directores se animan a tomar ese riesgo. Un ejemplo de esto es Atrevidas, dirigida por Matías Tapia y Carlos Piwowarski, donde Ana es una acompañante terapéutica que mantiene un romance secreto y culposo con Leo, el novio de su mejor amiga, Dolo. La cuestión empeora cuando Dolo, luego de ser abandonada por su pareja, se instala en la casa de Ana. Un vecino indeseable, una vecina pesada e indiscreta y un policía inexperto se suman para una serie de enredos donde las mujeres deberán superar las traiciones y rivalidades para salir de la situación y recuperar su amistad. Con elementos quizás ya vistos en otras producciones, el film se las arregla para contar una historia medianamente entretenida y dinámica. A pesar de ser prolija en su narración, nunca llega a impactar o causar alguna sensación, quedándose a mitad de camino en su cometido. Sin ser una obra pretenciosa, no logra sobresalir ni sorprender, quedando como un trabajo pequeño que nunca logra tomar el vuelo necesario para destacarse. Atrevidas posee correctas labores técnicas en dirección, fotografía y sonido, como también una aceptable tarea del elenco. No obstante, algunos tramos que tienen cierta reminiscencia televisiva, tampoco suman a una historia que nunca llega a crecer. En definitiva, se celebra el intento por querer bucear en un género particular y distinto, que requiere sapiencia para su realización. Y esta vez no fue más que eso, un intento.
Ana nunca imaginó que se iba a enamorar de Leo. Es que Leo es la pareja de su mejor amiga Dolo. Alguna vez quiso explicarlo, pero no se atrevió y la cosa quedó así. Tan así como los ruidos infames de ese vecino insoportable que su vecina Beba no tolera. Todo esto piensa Ana cuando de un día para otro se le instala Dolo en su casa. Precisamente Dolo ha tenido un encuentro con el vecino ruidoso del que hablan todos. Vecino con el que se emborrachó y ahora lo lleva como invitado a su nuevo alojamiento, la casa de Ana, con gran disgusto de ella. Pero como Ana es buena amiga, lo acepta hasta que se produce un incidente y se da cuenta que va a tener que ayudar a Dolo, no sólo por los remordimientos que le causa su relación con Leo, sino porque hay un cadáver en su casa y tanto ella como Dolo no son ajenas a la situación. HUMOR NEGRO Comedia loca donde los enredos se entrelazan uno con otros, los personajes se mezclan en una cadena de vecinos, policías y novios desubicados llegando a todo tipo de extremos con gracia y buen humor. El absurdo es una constante y la exageración un estilo a la manera de "Pendeja, payasa y gorda", otra de las películas de Matías Tapia. Divertida, con toques de humor negro y un elenco de actores jóvenes muy bien elegidos, sobre todo Sofía Bortolotto ("Diarios de motocicleta") y Coral Gavaglio, bien acompañadas por Mirta Wons en el papel de Beba, Azul Fernández como Rosy, la discípula de Ana, Ramiro Vayo y Hernán Statuto. Una comedia de buenos diálogos, vertiginoso ritmo y toques de suspenso.
La ópera prima de Matías Tapia y Carlos Piwowarsky, "Atrevidas", es una típica comedia de género, sencilla, de códigos abiertos, y muy divertida. Cuando hablamos de cine de género, es aquel que respeta una fórmula concebida para ser catalogada, valga la redundancia, dentro de un género específico. No entra en los grises, ni ambigüedades."Atrevidas" es una comedia pura y directa, con una serie de elementos que recuerdan a algunas comedias clásicas del humor hollywoodense, pero trasladado a la idiosincrasia argentina y a los moldes del cine independiente local. Podríamos decir que no tiene mayores pretensiones que las de entretener, sin que esto se entienda como algo negativo; al fin y al cabo, el objetivo principal del cine, y más de una comedia, es ese. En tiempos de sororidad y mujeres al frente, "Atrevidas" se posiciona también como un film de esencia femenina; con tres mujeres que interactúan entre ellas y no necesitan del hombre para depender. Algo que la diferencia el estilo clásico de la comedia femenina hollywoodense, siempre más ligada a lo romántico condescendiente. Ana (Sofía Bertolotto) es acompañante terapéutica, vive en medio de un caos interno más o menos controlado. Es amiga de Dolo (Coral Cabaglio), una mujer un tanto más neurótica que ella, y precisamente, en medio de un ataque de nervios, acaba de descubrir que su novio la engañaba, y para colmos, la abandonó. Desesperada, Dolo acude a la casa de Ana, sin saber que en verdad, ella es amante de ese novio que la acaba de dejar. Como si fuese poco, Dolo tiene intenciones de quedarse en casa de Ana para atravesar la crisis. También está Roxi (Azúl Fernández), la hermana más chica y liberal de Ana, que irrumpe en su vida aportando aún más caos. Estas tres mujeres, de generaciones que van entre los 20 a los 40 años, aproximadamente, se juntan en la casa de Ana cuando sucede un episodio muy particular. Beba (Mirta Wons) es esa vecina morosa y metida, que tiene intenciones de juntar firmas para echar a un vecino muy molesto, Rojas (el inefable Chucho Fernández), baterista, guarro, maleducado. Ana no quiere saber nada, pero por accidente, terminará cumpliendo el deseo de Beba de sacarse a Rojas de encima."Atrevidas" no destaca por lo original de su planteo, ni por las vueltas y pliegues de su guion; tampoco intenta serlo. Es sencilla, concreta, directa, y perfectamente identificable. Maneja un hilo histriónico constante, casi como si fuese la representación de un relato de stand up, y aún así, las mujeres de esta generación joven podrán sentirse identificadas con más de uno de los planteos que realizan estas tres mujeres que guardan secretos entre sí, y tratan de sobrevivir despegándose del hombre. Si bien es la ópera prima de Tapia y Piwowarsky, ambos tienen mucha experiencia previa. Tapia como asistente de dirección y en un colectivo de películas que siempre mantienen este código de una estructura simple, y un cine de género directo, sin vueltas, independiente, y de llegada amplia. Entre los títulos encontramos "El peor día de mi vida", o "La señora Haidi". Piwowarsky es uno de los productores más clásicos de los últimos veinte años. Estuvo detrás de películas de grandes como Santiago Carlos Oves, Edmund Valladares, Juan Carlos Desanzo, o Jorge Polaco. De la unión de ambos, que también se encargan del guion junto a Malena Fainsod, surge un producto de un acabo sencillo pero muy correcto, que juega las líneas del histrionismo y la comedia negra, pero nunca desborda hacia algo sobrecargado o fatigoso. El trío protagónico tiene mucha química, y sus personajes, están correctamente delineados, escapándole al cliché directo. Sobre todo , el personaje de Dolo corría el riesgo de ser un estereotipo; pero tanto desde el guion, como desde la actuación, se ve como una mujer en crisis creíble, y atípica en lo que uno podría pensar sería un personaje así. Mirta Wons y Chucho Fernández acompañan perfectamente en los secundarios, ambos se divierten en roles muy distintos. A Wons le toca ser la mujer agria, estricta, uno imagina una chusma chupa sirios; y la actriz de Pendeja, payasa y gorda la hace sin exagerar, sin correrse de los límites. Fernández juega pasos de comedia propios. Es el plato fuerte del film. Hace uso de su cuerpo, y de los pre conceptos que surgen de su imagen, para componer a este vecino insoportable. Hasta se anima a homenajear a "Fin de semana de locura" y salir triunfante. Juan Tupac Soler también se encarga del secundario masculino en una película de corte femenino. Su policía Pedro es querible simpático, y ajustado a ese código de ser un hombre por debajo de las mujeres preponderantes. "Atrevidas" no descubre la pólvora, juega a un juego conocido, y es mejor que muchas hollywoodenses de su especie como la conocida "Mujeres al ataque". La solvencia de sus realizadores, y la practicidad de su equipo interpretativo, logran el cometido de hacernos pasar un rato muy divertido. De yapa, ponderar al otrora falsamente concebido sexo débil es un lujo que la ubica como un producto armoniosamente contemporáneo.
Un día. Un sólo día puede ser una bisagra. Un antes y un después en la vida de una persona. Así de crudo como suena, de vez en cuando, es realidad. Como le ocurrió a este grupo de personas vinculadas entre sí, de distintas maneras que cuando amanecieron no vislumbraron los sucesos encadenados que iban a transitar. Ana (Sofía Bertolotto) trabaja de acompañante terapéutica y mantiene un romance clandestino con el novio de su mejor amiga, Dolores (Coral Gabaglio), que se entera del engaño, aunque no sabe quién es la otra. Con esa excusa abandona su casa y se muda a la de Ana. El contrapunto está instalado desde el vamos en esta realización de Matías Tapia y Carlos Piwowarski, donde los extremos se tocan y potencian. Porque Ana es tranquila, responsable con su trabajo, amable con los vecinos, pese a que tiene uno desagradable y molesto. En cambio Dolores es todo lo contrario, exagerada, desbordada, irresponsable. Tal es así que entabla una relación, desde el lado de los vicios, con ese vecino llamado Rojas (Chucho Fernández). El caos y el desorden se apodera de las chicas. Todo se sale de su cauce cuando Ana mata a Chucho para defender a Dolores. Para deshacerse del cadáver, recurre a una paciente suya, Roxi (Azul Fernández), que es una gran provocadora, cuestiona los límites, coquetea con el delito y está medicada. Con un gran ritmo, de principio a fin, avanza esta comedia negra. Durante la propuesta cinematográfica, se percibe un clima "almodovariano" en su tratamiento, tan característico de su primera época. La temática es bien actual y el lenguaje utilizado lo mismo. Es coloquial, se evitan los formalismos, sólo lo mantienen las fuerzas policiales. Pese a la corta duración, el film que cuenta con varios actores, cada uno de ellos tiene un papel importante y tiempo para desarrollarlo. Está a la vista que estamos en presencia de una aventura, dentro de un contexto particular, en la que deseamos que las chicas tengan éxito con su objetivo. Aunque cuenta con un buen trabajo de producción y posproducción, para que todo lo pensado en el guión funcione correctamente, la película no causa la gracia pretendida. Sólo entretiene por la continuidad de escenas alocadas, que es meritorio realizarlas porque precisan un timing exacto, pero no hay nada más que eso.
Ana tiene un affaire con el marido de su mejor amiga. Un vecino desagradable de instala en la casa de Ana. Una vecina chusma intenta tener bajo control la tranquilidad del barrio. Un policía pusilánime y con poco oficio intenta aclarar un extraño episodio. Desabridos condimentos que nos dan la bienvenida a una de las más flojas películas del año. “Atrevidas” se presenta como una típica comedia negra de enredos en torno a traiciones, complicidades y elevado mal gusto, que se suceden entre un grupo de amigas que viven un auténtico anochecer de un día agitado. Con personalidades contrapuestas, el trío femenino atravesará un caótico itinerario de malas decisiones que incluye trances lisérgicos, rivalidades nimias, engaños amorosos y una muerte accidental. El mes pasado, la productora MR Films estrenó la película “Diez menos”, con producción de Mónica Roza. Con Atrevidas, la productora puede ostentar la dudosa distinción de haber figurado en los créditos de dos de las peores películas argentinas de los últimos tiempos. En esta receta mal copiada que remite al alocado mundo almodovariano, la película dirigida en dupla por Matías Tapia y Carlos Piwowarski resulta un cumulo de lugares comunes que intenta retratar una jornada de odisea apoyándose en actuaciones sumamente pobres que intentar llevar a destino un guión cargado de absurdos. Personajes delineados con trazo grueso (el viejo verde metalero y la vecina vigilante entrometida son el epítome del ridículo) subrayan la mediocridad de la propuesta. Sin la más mínima inventiva, los realizadores se limitan a mostrar una serie de situaciones que no logran transmitir empatía a lo largo de la hora de metraje. Un nivel de amateurismo alarmante se denota en este pseudo producto cinematográfico, en donde el tratamiento que hace del género de comedia es francamente patético, y donde lo inverosímil se vuelve reiterativo hasta el hartazgo. Lo fallido de la propuesta nos lleva, nuevamente, a preguntarnos acerca de cómo el INCAA hace posible semejante despropósito, subsidiando films de esta condición. “Atrevidas” es el paradigma de un cine prescindible e inepto; falto de osadía, frescura y buen sentido del humor. Y como si no bastara, cualquier coincidencia con la inmirable “Rough Night” (2017, Lucía Aniello) es pura coincidencia, ¿no? Sería abuso deshonesto.