La película se centra en Michelle (Mary Elizabeth Winstead), una joven que, escapando de las complicaciones de su vida y su pareja, se ve involucrada en un accidente. Cuando se despierta, se encuentra esposada a una cañería en un búnker subterráneo, atrapada con un hombre (John Goodman) que le revela que ha habido una catástrofe nuclear, y que deben quedarse encerrados por un largo tiempo.
Bastante superior que su predecesora, la película es un contained-thriller de suspenso y tensión que duran desde el comienzo hasta el final. En ningún momento se detiene, en ningún momento baja el ritmo. El tiempo vuela en la 1 hr 45 min de duración, y eso que el 90% de la acción sucede en el bunker.
La historia es pequeña y simple, pero con muchas vueltas de tuerca inteligentes, intriga y tensión, que te dejan pidiendo por más.
La actuación de John Goodman es impecable. Digo, ya lo conocemos por películas como Argo, The Big Lebowski, El Artista, Trumbo y muchas más, pero acá es el responsable de crear la tensión… él es la tensión, el miedo, la pesadilla. Mary Elizabeth Winstead no desentona, pero nos presenta una interpretación y personaje ya conocidos: la indefensa chica que se encuentra en una situación complicada, que utiliza sus encantos para engatusar a su captor.
El final es lo único que me desconcierta y queda un poco descolgado del resto, aunque por otro lado tiene todo el sentido del mundo si la consideramos como la herman menor de Cloverfield. Puede sonar confuso, pero no quiero ahondar mucho para no spoilear a las personas que no la hayan visto.
Puntaje: 8 – Una continua tensión que te mantendrá al borde de tu asiento de principio a fin.