¿Debo irme o debo quedarme?
Un thriller claustrofóbico y apocalíptico que supera al muy buen film de 2008 que lo inspiró.
Cloverfield: Monstruo, aquel film de 2008 escrito por Drew Goddard y dirigido por Matt Reeves, fue un buen exponente del subgénero apocalíptico con invasión extraterrestre y esquema de found-footage. El éxito de crítica y público hizo que ocho años más tarde llegara esta suerte de secuela que ya no contó con aquellos apellidos (figuran apenas como productores ejecutivos), aunque sí con el todopoderoso J.J. Abrams y su sello Bad Robot al frente del proyecto.
Más allá de que no se trata estrictamente de una continuación y puede (debe) ser vista como una película independiente, Avenida Cloverfield 10 tiene un mérito incuestionable: es tan buena o mejor incluso que su predecesora/inspiradora.
La protagonista del film es Michele (Mary Elizabeth Winstead), una joven que atraviesa una profunda crisis personal (pelea con su novio, angustia existencial) en medio de un caos general (apagones incluidos). No sabremos en principio mucho más -las calles y rutas están desiertas- porque, tras abandonar de apuro su casa de Louisiana en la primera escena, en la segunda ella sufre un violento choque con su auto y despierta herida y atada en un refugio subterráneo. Quien ha construido un impresionante bunker con provisiones para varios meses (años) es Howard (el extraordinario John Goodman), un ex militar que en los siguientes minutos nos parecerá siniestro, querible, manipulador, seductor e insoportable: un psicópata hecho y derecho. Según él, el planeta ha sido invadido por aliens que arrojan un gas venenoso imposible de soportar por los humanos y por eso convence a Michele y a un joven vecino llamado Emmett (John Gallagher Jr.) para que permanezcan en el lugar y conformen una suerte de familia por conveniencia (todos acarrean mayores o menores traumas).
Más thriller psicológico de encierro en condiciones enfermizas (con algunos elementos que remiten a la reciente La habitación) que tanque de ciencia ficción paranoico, este debut en el largometraje del director Dan Trachtenberg y los guionistas Josh Campbell y Matthew Stuecken tiene la claustrofobia, la tensión, el suspenso, los sustos y las vueltas de tuerca necesarias (el desenlace cambia por completo de registro) para convertirse en otro suceso artístico y comercial lleno de inteligentes y contradictorias facetas. Cine de bajo presupuesto y alto vuelo.