Este impactante thriller se despega de "Cloverfied", con una historia que acumula tensión y giros inesperados. Una joven sufre una accidente en la ruta y despierta secuestrada en un búnker. Excelente John Goodman.
Anunciada como la precuela de Cloverfield -2008-, el productor J.J. Abrams delegó la dirección al debutante en el largometraje, Dan Trachtenberg, a quien habrá que tener muy en cuenta en sus siguientes trabajos.
Un ambiente cerrado y pocos personajes alcanzan para crear la enloquecida atmósfera que propone este thriller que combina suspenso y ciencia-ficción, y logra poner los pelos de punta desde el comienzo.
La joven Michelle -Mary Elizabeth Winstead- decide abandonar a su pareja y escapa del hogar a bordo de su automóvil y con destino incierto. Después de sufrir un accidente en la ruta, despierta encadenada en un búnker subterráneo y secuestrada por Howard -John Goodman- un extraño que asegura haberla salvado del día del "juicio final".
Con algunas situaciones que recuerdan a la reciente La habitación, el film funciona de manera independiente: su estilo y narración se despegan de Cloverfied, a través de una historia que acumula tensión cuando la desesperación de Michelle crece con el correr de las horas. Un tercer personaje, Emmet -John Gallagher Jr.-, también cautivo, se unirá a la protagonista para poder trazar un plan y escapar del siniestro lugar.
El guión firmado por Josh Campbell, Matthew Stuecken y Damien Chazelle tiene giros interesantes -lo peor no es el encierro- y un desenlace inesperado. La convivencia "obligada" de los tres personajes en un espacio reducido, donde Howard impone sus propias reglas, un misterio que asoma lentamente y hace temblar a los protagonistas, y un enemigo exterior que les imposibilita salir, conforman una pesadilla ingeniosa que suma climas de locura y claustrofobia.
John Goodman equipara kilos y talento con su acertada composición llena de matices en un sujeto peligroso que también muestra su faceta más amable y melómana, mientras que Mary Elizabeth Winstead soporta los primeros planos con comodidad para contagiar la desesperación al espectador.