La productora de J. J. Abrams sacó a luz una nueva y genial criatura
Muy de vez en cuando ocurre el milagro y la cartelera sorprende con algún estreno que nos retrotrae de una bofetada a la época en que éramos espectadores puros que nos dejábamos llevar por la historia.
En la genial y extraordinaria y enorme Avenida Cloverfield 10 está todo: La dimensión desconocida y las series de misterio, las películas de monstruos clase B, las de psicópatas, las de suspenso, los thrillers psicológicos, las teen movies ochentosas, las de superhéroes. Todo lo que amamos está concentrado de manera magistral en esta gema que llegó con poco ruido y muchas nueces.
Y detrás de la criatura está la reputadísima Bad Robot, productora de J.J. Abrams, el nerd prodigio de Hollywood, que tiene en manos y en mente una idea grandota y ambiciosa y multiforme con el nombre genérico de Cloverfield, un misterioso proyecto X que pretende hacer una antología que reúna y homenajee y celebre las cintas de género de antaño y sus perlas injustamente olvidadas.
Datos importantes: es el debut en la dirección de Dan Trachtenberg. El rodaje fue casi secreto. Los protagonistas no sabían el título de la película. Fue filmada en orden cronológico y en una sola locación. Además contó con un presupuesto de 15 millones de dólares y una campaña que incluyó extraños sitios web.
El elencazo está conformado por tres actores que hacen y deshacen un trabajo superlativo. Mary Elizabeth Winstead, quien para todos es y será siempre Ramona Flowers (el personaje de Scott Pilgrim); John Goodman, que interpreta a un hombre que no es tan bueno y que la rompe como de costumbre; y un ignoto pero no por eso menos virtuoso John Gallagher Jr., cuya actuación de secundario es inmejorable.
Su argumento no tiene relación con el de Cloverfield: Monstruo, película que también pertenece a la factoría de Abrams. Es difícil contar la trama sin caer en spoilers, a no ser que se comente sólo la sinopsis. Una joven mujer, llamada Michelle (Mary Elizabeth Winstead), conduce su auto por la ruta y una camioneta que aparece de la nada la choca de atrás. Cuando recupera el conocimiento está esposada, con una pierna lesionada y en el búnker a varios metros bajo tierra de un tal Howard (John Goodman), quien dice que le salvó la vida de una guerra nuclear que se libra en la superficie y de otros peligros. ¿Qué hacer? ¿Cómo escapar? ¿Dónde están los monstruos? ¿Arriba o abajo?
No es una exageración afirmar que el planteo filosófico de Avenida Cloverfield 10 es inmenso. Pero también hay mucho amor por los géneros que cruza y está llena de sutilezas y guiños cinéfilos. El manejo del suspenso es hitchcockiano, con gran capacidad para compenetrar al espectador en su clima. La puesta en escena es un prodigio y el guión no tiene fisuras. Avenida Cloverfield 10 es una bendición que van a disfrutar todos los que aman el cine. Los que lo aman de verdad.