Hace poco menos de tres meses aparecía de la nada el trailer de 10 Cloverfield Lane, sorprendiendo con un film que prácticamente nadie sabía de su existencia y que se filmó en total secretismo. Algo inimaginable en la era de la comunicación y, sobre todo, de los spoilers.
Desde la palabra Cloverfield en su título, se anunciaba como una posible secuela del film de 2008 dirigido por Matt Reeves y producido por J.J. Abrams. El mismo también manejó un aura de misterio en cuanto a su trama, convirtiéndolo en viral, con pistas y teorías por doquier en la internet para vislumbrar de que se trataba, tanto antes como después de haber sido visto.
Ya sin tantas pistas ni el enloquecedor marketing viral, la irrupción de esta entrega guardada en secreto bajo diez llaves desconcertaba y atraía por igual. Ese efecto, por suerte, se traslada al producto final sin necesidad de estar muy atado al ataque monstruoso de la primera parte. Esta segunda entrega, ópera primera de Dan Trachtenberg, tiene sus mínimas conexiones con la primera, creando su propio microuniverso dentro de una misma saga.
El film de Trachtenberg funciona como precuela, secuela y a la vez como una historia totalmente independiente de cualquier otra producción (incluso es una adaptación de un guión original llamado The Cellar que luego devino en esta suerte de enlace con otro film). El director nos posiciona en la piel de Michelle (Mary Elizabeth Winstead), al igual que ella, al despertar de un accidente automovilístico, desconocemos el lugar en el que estamos, con quién estamos y qué ocurrió con el mundo que conocíamos.
El film transcurre en gran parte dentro del refugio creado por Howard (John Goodman), y a medida que Michelle se va familiarizando con el lugar y conociendo a su dueño, también lo hacemos nosotros. Cualquier información brindada o conclusión sacada se produce dependiendo de las decisiones tomadas por Michelle, otorgándole a la historia una narrativa de primera persona que tan bien funciona en la literatura (y en los libros de elige tu propia aventura). Nunca se sabrá más allá de lo que la protagonista llegue a conocer junto a nosotros.
Es en ese entorno claustrofóbico, al que este año ya estuvimos acostumbrados con la reciente Room (Lenny Abrahamson, 2015), que la trama se desarrolla con extrema tensión a raíz, no de un mosntruo alienígena, sino del personaje de Goodman. Los arranques de ira, los signos de furia reprimida y la exacerbación con la que se maneja Howard logra aterrar más que la incertidumbre acerca de qué hay fuera del refugio, también manejada de excelente manera. Y es su presencia, más la de sus dos acompañantes Michelle y Emmett (John Gallagher Jr), lo poco que necesita el director para sostener por completo a la historia.
Entonces, estamos ante un mundo hostil el cual reconocemos como nuestro pero con el desconocimiento de qué ocurrió con él y también ante un nuevo monstruo, uno concebido como humano, que es tan desconcertante como cualquier otra criatura terrorífica creada por la imaginación del hombre. Howard puede pasar de cocinar una buena cena, bailar al son de Tell Him de The Exciters y de mirar Pretty in Pink (Howard Deutch, 1986) a lanzar una mesa, tomar con furia a alguien del cabello o acorralar a sus huéspedes con un cuchillo afilado. La sorpresa y lo imprevisto irrumpe constantemente en la historia así como lo hacía meses atrás el trailer del film. No habrá un monstruo comiéndose la gente que lo rodea, pero el personaje de John Goodman, totalmente enloquecido, termina comiéndose la película.
10 Cloverfield Lane logra ser una grata sorpresa que termina dando al espectador mucho más que en lo que en apariencia parecía ofrecer. Quizás quienes vayan con la creencia de que van a estar ante una continuación directa del film previo pueden terminar saliendo algo decepcionados con una historia que apela más a los personajes y al suspenso que se acrecienta en un ambiente seguro pero hostil. De todas formas, incluso para ellos habrá guiños a la Cloverfield original y a otras huellas que suelen ser dejadas en las producciones de J.J. Abrams. Así y todo, quien les escribe fue al cine con ganas de sorprenderse y a descubrir con qué monstruo habría de encontrarme. Terminé hallando más de uno, el monstruo enajenado que interpreta John Goodman y el otro totalmente colosal que termina siendo este sorpresivo film.