Bad Cat: El peor amigo del hombre. Llega a los cines una película de animación turca que propone la reversión más para adultos de Garfield. La primer escena puede capturar o no a la audiencia, pero definitivamente debe indicarles que tipo de película están por ver. Un primer plano o una primera linea de dialogo tienen tanta importancia como sus hermanos el último plano y el dialogo final (que tantas veces se llevan los aplausos y alabanzas de los tíos y críticos). Siendo así, resulta más que apropiado que la primer escena de Bad Cat ubique a nuestro protagonista en el inodoro, fumando e insultándose con su dueño mientras una sinfonia de música pesada y “sonidos de baño” rellenan el ambiente. Bad Cat es una cinta animada proveniente de Turquía, y a pesar del prejuicio que todavía tiene el género, se trata de un film dirigido exclusivamente al público adulto. No precisamente por su madures o tratar temáticas más allá del gusto o entendimiento de los jóvenes. Aún cuando uno sepa ya hace tiempo que la animación esta lejos de ser solo para chicos, puede llega a impactar la insistencia de la película de llenar su dialogo con insultos y la sexualizacion de sus personajes. Se encuentra basada en la novela gráfica turca Kötu Kedi Şerafettin. Un trabajo que, desde la impunidad que proporcionan las revistas de comics (como por ejemplo la Hierro en nuestro país), proporciona al historicamente conservador pueblo turco un humor bastante subido de tono desde hace ya casi una década. Desbordando con orgullo de una inmadurez propia de un trabajo adolescente, es un film que tiene como principal objetivo la vulgaridad. Su rebeldia incluso termina por esconder varias imperfecciones, pudiendo pasar como decisiones más que errores dependiendo del punto de vista. La inmadurez no es algo inherentemente negativo, sino que es cuestión de ver como se desarrolla y busca alcanzar una entretenida falta de madurez. Prácticamente no hay dialogo libre de insulto, o que no tenga como objetivo un violento altercado. Así como unos sorprendentes niveles de acción, con extensas secuencias de pelea dignas de un fanático de Tarantino que acaba de descubrir Matrix. La acción esta bastante lejos de ser mala, pero si puede volverse algo repetitiva ya que nunca varia lo suficiente para justificar que haya luchas felino-humanas una y otra vez. Estas escenas de pelea sufren como el resto de la animación, ya que es un noble esfuerzo de un estudio que claramente esta intentando rendir lo más posible como los grandes del género. Con un personaje distante de nuestra simpatía y una trama tan inconexa como desinteresada en contar una continuidad de eventos significativos, rápidamente caemos en una formula que se repite con mucha más energía que dinamismo narrativo. Sus provocaciones nunca llegan a buen puerto y terminan mostrando una historia bastante difícil de disfrutar. Quizás para mejor resumirla se debe decir que el doblaje resulta insoportable pero al mismo tiempo su principal virtud, ya que le da una personalidad que va codo a codo con la ambición visual y la falta de interés en construir algo conformista. Bad Cat es una película que busca llamar la atención y solo podrá sacarle alguna que otra sonrisa al público que más en contacto este con su lado adolescente. Dispuesto a reírse de insultos y barbaridades, así como pasar por algo irregularidades de un estudio de animación inexperto. Corta pero amarga, consumir con cuidado que es para pocos.
¿Puede existir una película animada que no se apta para chicos sino que esté destinada al público adulto? Claro que puede y “Bad Cat”, el film turco que desembarca este jueves en nuestros cines, es ejemplo de ello. El mismo cuenta la historia de Turro, un gato maleducado e irreverente, y sus amigos (una rata y una gaviota), quienes disfrutan de la vida en un barrio de mala muerte en Estambul. Un día complicado en la vida del protagonista será el argumento que tratará esta adaptación del cómic underground más popular en Turquía. En primer lugar, cabe recalcar que “Bad Cat” no es una película para todo público, especialmente no es un film infantil ni familiar, debido a su alto contenido de malas palabras, sexo y alcohol y a diversas situaciones por las que pasan los personajes que podrán impactar a los más chicos por su violencia. Desde un comienzo, la cinta deja en claro a qué audiencia está destinada y se mantiene fiel a este estilo. De todas maneras, por instantes se puede observar un exceso de todos estos contenidos. Si bien el protagonista se define con una personalidad alocada, parecería como que buscaran justificar esta forma de ser constantemente; no es necesario que en todo momento se abuse de las malas palabras (probablemente en cada conversación exista al menos una de ellas), el mensaje se entendió claramente. En cuanto a la historia que se cuenta, no existe una trama principal, sino que se retrata un día en la vida de Turro. El protagonista debe atravesar distintas situaciones que se le van enfrentando, pero ninguna de ellas es lo suficientemente profunda o fuerte, se lo desarrolla de una manera superficial y existe un continuo salto de una a otra. Esto permite que la película se vuelva muy dinámica, pero también genera esa sensación de que se posterga la resolución. Probablemente “Bad Cat” llegue a muchas salas doblada, sin mostrarse en su idioma original, como la pudimos ver en la función de prensa, decisión que no le termina haciendo justicia al film. Esto se debe a que por ahí toma varios modismos característicos de la cultura latina y no es representativa de las tradiciones o costumbres turcas. Incluso los chistes que fueron concebidos de una forma, seguramente fueron modificados en la adaptación, lo que provoca que no terminen funcionando en la mayoría de los casos (aunque tal vez tampoco estén bien elaborados desde el guion). A simple vista la película parecía ser entretenida y picaresca, pero debido a la vorágine de las distintas situaciones que van ocurriendo (y que no tienen el desarrollo profundo que se merece), no termina de captar al público y, en su corta duración, se vuelve un tanto larga y pesada. En síntesis, “Bad Cat” presenta una propuesta distinta e innovadora para un público adulto, a través de una buena estética de animación, pero que en su ejecución no termina de atrapar por la carencia de una trama central y muchas sub historias que se van contando, la falta de simpatía, el abuso de recursos y un doblaje que no permite que la cultura turca traspase.
Cuando un gato se pasa de rosca y de Turro. Basada en una historieta turca muy popular en su país, la película animada Bad Cat tiene como norte irreductible una incorrección política que hereda de la obra que le da origen. El protagonista de la misma es Shero, un gato pendenciero al que en la versión local se ha bautizado como Turro. Y el nombre le calza perfecto a este gato semi humano, ultraviolento, acosador de gatitas, adicto al sexo, alcohólico y delincuente, que lleva muy mal su rol de mascota y aún peor el de padre. Dicho lo cual queda claro que, aún siendo un dibujo animado, no se trata para nada de una película para chicos. Y en realidad tampoco se trata de una película que alcance a llevar hasta las últimas consecuencias su propia voluntad de incorrección. Porque si bien es cierto que durante los primeros minutos Bad Cat deja claro que todas las groserías posible serán dichas por Turro y sus amigos, y que la trama se ocupará de acumular una cantidad de escenas de violencia física y sexual como para hacer enfurecer hasta a la feminista más moderada, pronto todo eso es reducido a meros accesorios de una historia por demás convencional. Turro es un gato de mierda que sólo piensa en emborracharse, comer y tener sexo (consentido o no) con las gatitas del barrio. El primer acto de la película se dedica a presentar al protagonista en toda su ruindad. En menos de diez minutos una delicada siamesa acaba muerta tratando de escapar del acoso de Turro y de uno de sus amigos (que obra de entregador), quien a su vez muere acuchillado por el dueño de la gatita, que se vuelve loco cuando vuelve al departamento y encuentra el cadáver de su querida mascota. Y hasta el propio tipo termina muerto al caer por la ventana durante la pelea con Turro. Pero nada es tan malo que no pueda ser peor. Un hijo desconocido se le presenta para conocerlo y Turro lo desprecia tratándolo de bastardo. En la lógica de la película, tanto esta actitud como la violenta conducta sexual de Turro son justificadas en la animalidad del personaje, aunque los argumentos son endebles y abundan las inconsistencias. Pero no se trata de discutir la validez o no de la incorrección política de la película, porque la misma es usada de forma tan banal y con tan poca imaginación que es eso mismo lo que invalida al recurso, mucho antes de que pueda llegar a plantearse un debate serio sobre el asunto. Bad Cat utiliza los intentos de violación de Turro, la cosificación de lo femenino, el desprecio por su hijo y su pasión por el crimen y los vicios menos como un medio para hacer avanzar la trama que como meras guarradas per épater le bourgeois. En el fondo se trata de una película tan poco atrevida y conservadora desde lo narrativo, que sus supuestas transgresiones se diluyen en la pereza de su propia intrascendencia cinematográfica. Porque para ser eficaz la verdadera transgresión debe por necesidad ser inteligente y a Bad Cat no le alcanza para ser ni una cosa ni la otra.
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Me pareció ver un lindo gatito Basada en un comic turco creado por Bulent Ustun, Bad Cat cuenta la historia de un gato que es echado de su casa por mal comportamiento y enfrenta diversas situaciones que se le presentan a lo largo de la película: desde la aparición de un hijo hasta luchar con caricaturista zombie. Mal hablada e innecesariamente insistente con los chistes fáciles, Bad Cat vuelve siempre sobre lo mismo, sobre el mismo chiste sexual o alcohólico, queriendo hacer honor al gran mundo de la animación adulta, el cual está en alza actualmente,. Pero se equivoca creyendo que por hacer cosas zafadas y sin sentido dan en el blanco que, por ejemplo, la serie Rick y Morty sí ha logrado. Incluso para los adultos que asistan a las salas de cine, Bad Cat puede resultar impactante por la insistencia de contenido sexual e insultos de los personajes.
Qué boquita Un gato malhablado, fanfarrón y mujeriego es el protagonista de esta rareza de la animación turca para público adolescente y adulto. La animación para adolescentes o adultos -que apunta a tópicos y con un lenguaje no aniñado sino maduro- tiene sus bemoles. Hay que dar en el blanco, o todo puede quedar en el camino. Parecido a Fritz, el gato más que Heavy Metal, en una era post South Park Bad Cat es un compendio de bromas zafadas con un personaje arquetípico, pero a la vez guarango, hipócrita y soberbio. De su boca con aliento a alcohol salen frases como “La amistad es una mierda”, “Tengo que conseguirme una gata urgente”, “Somos gatos, no personas, nos conocemos y tenemos sexo”, y al ángel del amor, que le tira una flecha, él le arroja una botella de cerveza. “Al carajo, Turro está enamorado”, brama con su vozarrón luego de aniquilar –sin querer, eh- a una gatita y a su dueño caricaturista, quien revive una y otra vez y jura vengarse. Y así, sin reconocer a Taco, su hijito (no sabe cuántos tendrá por ahí), se enamora o algo así de MissCat, gatita de Angora, y hace de las suyas. Otra rareza es que es una animación turca. ¿Qué habrá dicho el presidente Erdogan?
Escatológico, animado y efectivo No toda animación es apta para niños. Y hay una zona de la animación para adultos que basa su atractivo en el humor salvaje, la escatología, la violencia y el sexo. En 2016, La fiesta de las salchichas probó que no bastan referencias sexuales básicas para divertir: también hacen falta ritmo, filo y gracia. Bad Cat es un producto más efectivo, sostenido en la sucesión de salvajadas varias. Basada en un cómic, esta película turca cuenta algunas aventuras de Turro, un felino patán, bestial, malhablado, bebedor, ladrón y otras delicias. La animación es profesional y quizás hacía falta menos lustrosidad y más artesanía. La violencia y los insultos son sostenidos y, por momentos, eficaces.
Siempre sucede que es difícil la animación, cuando no está pensada para la familia. Es cierto que no debería ser patrimonio exclusivo de ese segmento de audiencia, pero es difícil ver al público adulto en ese target. En este sentido, pensar en una animación, turca y de lenguaje fuerte y transgresor, es una novedad colorida, para nuestra cartelera. El personaje central de esta "Bad cat" (título internacional) es una especie de Garfield extremo. Diría como si al felino le hubiesen practicado una lobotomía. O algo así. A ver, es una suerte de tipo transgresor (fuma, bebe, es grosero a más no poder), ventajero y ciertamente carismático. En realidad, la trama que diseñó Levent Kazak (el guionista), basada en el comic de Bülent Üstün, no es demasiado novedosa. Dejar de asociar a los gatitos con la ternura y explotar su lado oscuro y potencialmente cruel: sus garras, su independencia, etc... En sí, "Bad cat" es una sucesión de gags fuertes, una propuesta jugada y frenética, que enlaza eventos locos en un día de la vida de nuestro amigo Serafettin (asi se llama el lindo gatito). Porque sí, hay que reconocerle a este "Bad cat" que es un tipo terrible. Le pasan cosas con su grupo de amigos, intensas. Es un provocador a prueba de bomba. Sí, está bien. Parece que la vida en los bajos de Estambul se ha puesto díficil a la luz de lo que vemos. Pero aquí la cuestión se resume a avanzar de alguna manera, por una serie de "eventos desafortunados" en los que el azar juega siempre en contra de Serafettin. El gatito es un todoterreno y está siempre en el centro de la caótica escena. Claro, todo sea por estar junto a Shero, el otro centro de atracción de la cinta. En lo personal, me gusta el tono de la película. Creo que hay muchos gags localistas que perderemos en la versión doblada (tampoco estoy muy convencido de que podamos acceder a toda la gama de dobles sentidos en este contexto) pero la animación es bastante aceptable (bien por Anima Istanbul) y la película, divertida. No posee una estructura que deje demasiado para el análisis. Aquí la transgresión tiene forma felina. Si hay insultos y violencia, la trama se organiza. No es demasiado original aunque puede funcionar para cierto tipo de público. Los gags físicos tienen preponderancia y el humor inteligente brilla por su ausencia pero aún así yo la elijo por sobre otros productos similares (siempre digo que hay que apoyar los proyectos innovadores). Hay bastante discusión sobre el sexo e insultos en una proporción difícil de alcanzar en propuestas similares. Los aspectos técnicos son lejos, lo mejor del film. Es un festival de excesos, que puede incomodar al público más tradicional, eso sí. Siempre digo que hay que mirar a los indies y a los que intentar diversificar la oferta con entusiasmo. "Bad cat" es una película llena de altibajos, pero no deja de llamar la atención y proponer lo suyo con honestidad: patear el tablero para mostrar que hay gatitos que no son tan tiernos como te muestran todo el tiempo en las fotitos del Whataspp...
Basada en un comic under, esta película de animación turca ofrece humor "no apto para gente normal", según su publicidad. Son las aventuras de un gato malísimo, suerte de versión diabólica de Garfield. Una verdadera usina de groserías y capaz de una violencia -verbal, real, sexual- tan desatada que, más que divertir, y desde la primera escena, impresiona. La curiosidad por ver hasta dónde son capaces de llegar con esto mantiene la atención, si uno está dispuesto a afrontar la catarata de realismo sucio, o locura inadaptada, en manos de animalitos. Bad Santa y El maldito policía de Ferrara, referencias posibles, parecen juego de niños al lado de este zarpadito dibujito animado.
El protagonista es un gato matón, malhumorado, políticamente incorrecto, enloquecido por las gatitas, y absolutamente dictatorial. Es sin dudas una animación para adultos, aunque en su traslado al cine, hubo limpieza de escenas de sexo y de violencias sangrientas. Los directores Mehmet Kurtulus y Ayse Unal se basaron en un comic under de enorme éxito en Turquía, que se comenzó a publicar desde l997 con mucho humor negro y mensajes políticos. Ambientado en uno de los peores barrios de Estambul. El autor se inspiró en otro comic famoso “Fritz, el gato” de Robert Crump Pero también en su propio gato y en una especie de alter ego de Garfield, sarcástico, enojoso, amigo del bullying que maltrata a sus colaboradores, una gaviota y una rata que le temen y lo sirven. A ese gato le aparece un hijo no reconocido, se enamora, las cosas le salen bien y mal y por sobre todas las cosas es entretenido.
El turco en la neblina. La industria audiovisual turca es famosa, entre otras cosas, por sus telenovelas de éxito mundial, sus “copias” apócrifas de tanques hollywoodenses, y por directores como Metin Erksan o Nuri Bilge Ceylan. A partir de ahora, también podrá ser recordada por haber producido una de las películas animadas más incómodas e inclasificables de las que se tenga memoria. Difícil que haya un calificativo mejor para Bad Cat que la de híbrido. Basada en una historieta llamada Serafettin the Bad Cat, conocida popularmente como Shero, creada en 1996 por Bülent Üstün, narra las aventuras de un gato de ciudad que vive con un dueño bonachón, vulnera a los perros, y vive aventuras en un tono no apto para niños. Sí, sus referencias son bastante obvias. Igualmente ese no es su principal inconveniente. Lo que más extrañeza causa es su tono “intermedio” entre un ritmo que sí puede ser considerado de remate infantil, con chistes y lenguaje grueso -y algo grosero- supuestamente para el público adulto. Eso sumado a un planteo de cuestiones que escapa a ambos sectores. Bad Cat se ubica en una zona gris que no solo no la favorece: produce un abismo de distancia. Animación, asunto de mayores: No es ninguna novedad: la animación no es terreno exclusivo para el público infantil. Bajo la mala categorización de “dibujitos” se suele circunscribir normalmente a la animación con un consumo inferior al target adolescente. Sin embargo, la tradición que demuestra lo contrario es incontable. Por nombrar solo un par, Heavy Metal, Felidae, Watership Down, o The Plague Dogs (más casi toda la producción animada proveniente de oriente) son excelentes películas animadas dirigidas al público mayor de edad por diferentes cuestiones. Bad Cat intenta seguir la misma tradición. Pero allí dónde las antes nombradas tocaban temáticas fuertes y profundas, Bad Cat se limita a una historia más bien sencilla, sin mucho vuelo, plagada de imágenes de dudoso gusto que justifiquen el calificativo de “para adultos”. Todo se resume en la vida de su protagonista, Turro, un gato que físicamente parece una versión alucinógena y chabacana de Garfield. Turro es fiestero, vulgar, se aprovecha de su dueño al que maltrata, tiene un grupo de amigos como una rata sucia y una gaviota despeluchada, quiere conquistar a cuanta gatita se le cruce, y vive libre. Lo que veremos es un día muy alocado de su vida, en el que vivirá varias aventuras. Tantas que cuesta hilvanarlas. Hay que planear una fiesta, seducir a una gata “propiedad” de un dibujante de comics al que terminará asesinando y convirtiendo en zombie, le aparece un hijo extraviado, es perseguido por la autoridad (y por el zombie, obvio, personaje que no para de morir en cada escena en las que aparece), y otras cosas más. Un ronronear vacío: La idea de un gato en animación adulta inmediatamente nos retrotrae a Fritz, el gato, aquella obra imborrable de Ralph Bakshi. Pero a los pocos segundos de iniciada Bad Cat nos daremos cuenta que, si bien hay influencias indudables de aquella, es imposible siquiera compararlas. En la primera escena hay una humorada respecto de La Guerra y La Paz de Tolstoi, lo que nos da alguna esperanza. Tristemente es el único momento con algo de vuelo, y bajo. Bad Cat suma una historia que no es tal, diálogos que remplazan inteligencia por insultos aleatorios, y una sumatoria de imágenes que producen bastante rechazo en infantes y en adultos (el zombie con la cabeza abierta y putrefacta es de las imágenes con menos atractivo del cine de animación en mucho tiempo). Agreguen una animación de calidad bastante pobre (¿Recuerdan los espasmos de Foodfight?) y el combo queda servido. Agreguemos que en nuestro país la veremos exclusivamente con un doblaje plagado de modismos latinos sin razón de ser. Conclusión: Ni para chicos, ni para adultos, Bad Cat es una película plagada de indefiniciones y flaquezas. Quizás en una sociedad conservadora y algo retrasada en derechos de liberación como la turca, su fórmula funciono de otro modo (de hecho fue un éxito masivo en su país). Sacada de ese ámbito, no pareciera tener demasiada razón de ser.
Malicias turcas Muy pocas veces la cinematografía turca estrena producciones en las pantallas autóctonas, y mucho menos películas animadas oriundas de las tierras de Onur y Las mil y una noches. En esta oportunidad BAD CAT peleador, fiestero... y padre soltero y padre soltero (Kötü Kedi Şerafettin, 2016) hace la excepción, aunque rápidamente su origen termina por olvidarse al presentar su propuesta. BAD CAT peleador, fiestero... y padre soltero posee una extraña mixtura de Garfield con Fritz the Cat, dos exponentes antagónicos del comic mundial, pero en cuya raíz hay un gato como disparador de anécdotas y aventuras. En esta oportunidad, el felino que protagoniza la historia es Turro (Serafettin en el original), quien no sólo le hace honor al mote que le puso su dueño, sino que además se la pasa de juerga todo el día, prefiriendo la malavida para sus rutinas, sin darle explicación a nadie, hasta que, de un momento a otro, eso cambia. Un pequeño gato llega a su barrio, en donde Turro sería como una especie de líder, sin saber que se trata de un hijo no reconocido de éste, quien se acercará para pedirle más consejos que el amor paternal que necesita para su vida y que nunca le fue dado. Y mientras Turro se relaciona con su descendencia, el guion de Bülent Üstün, que adapta su propio comic), comenzará a desandar algunas historias paralelas, como la de la rata y la gaviota que quieren sacar provecho de los demás y seguir viviendo de “arriba”, o ese repartidor que se convierte en zombie por algunos misteriosos procedimientos y que enfrentará a Turro en más de una oportunidad. Apelando al humor soez, chistes y gags inspirados en jerga y, principalmente, en mal gusto, BAD CAT peleador, fiestero... y padre soltero omite respetar su espíritu libre inicial, para comenzar a caer en lugares comunes y estereotipos que lo alejan aún mucho más de ese intento de transgredir verbalmente y en acción a producciones animadas mucho más convencionales y efectivas (atención a la saga de Lego). Nada hay en la propuesta que permita realizar una lectura o reflexión, desde una posición diferente, del estado de la animación pensada específicamente para el público adulto, un terreno poco explorado por los grandes estudios, pero que posee un público ávido de historias y producciones, además del dinero necesario para explotar la taquilla y llevarse todo el merchandising. Allí donde BAD CAT peleador, fiestero... y padre soltero intenta imponerse como diferente, o pensada específicamente para un nicho potente y en crecimiento, termina por toparse con obstáculos imposibles de eludir que resienten la narración y que desdibujan su intento de concretar un humor adulto y descarado. A los pocos minutos de iniciada los realizadores Mehmet Kurtuluş y Ayşe Ünal, dejan bien en claro qué es lo que quisieron hacer, un producto popular, inspirado en un personaje consensuado por la mayoría como entretenido, pero que nunca puede salir del trazo grueso, lo obvio, y el insulto como estrategia para hacer algo con la historia. Allí donde Fritz the cat innovaba, o Garfield reforzaba la simpleza de su construcción estratégica para empatizar con los lectores, BAD CAT peleador, fiestero... y padre soltero no propone nada nuevo, no se arriesga, especula, y sólo quiere imponerse como una película rebelde, pero su tradicional recorrido por los conflictos que presenta sólo la posicionan como una animación más.
Este filme de animación de origen turco es una traslación de un comic de mucho éxito en su país, hace dos décadas atrás. No se entiende muy bien la razón de su estreno, nada hay que llame la atención, o seduzca al publico. Por el contrario, tan efusivamente quiere instalarse antes que presentarse como políticamente incorrecto que termina por cruzar la línea del mal gusto, transformándose en promiscuo y escatológico. La historia por su simpleza tampoco ayuda demasiado, el personaje principal. Serafetin, es un gato que profiere insultos y palabras soeces como único discurso,. El tono de todo el texto esta regido por el desarrollo de éste personaje violento, misógino, antipático, desagradable, por momentos realmente hosco. Una mezcla mal constituida, nada equilibrada entre el gato de la TV Garfield (de imagen hay bastante concordancia) y “Fritz, el gato” (1972), con aires de querer hacerse por momentos el Tarantino, la violencia a secas sin el justificativo que le imprime a sus textos el director de “Pulp Fiction” (1992). En otros momentos intenta, sin lograrlo, emular a Sam Peckinpah tratando de estilizar las acciones, pero nunca se acerca al lirismo del director de “La pandilla salvaje ” (1972). Serafetin vive con un humano bueno para nada, que subsiste por la supuesta caridad de una tía que se cansa y lo echa del departamento por falta de pago del alquiler mínimo que le cobra, lo cual implica en la vida del gato tener que buscar otros horizontes o conseguir el dinero. La vía más rápida y fácil cree que es la de lo ilegal, el hurto, el engaño, todo es posible, al ser un filme de animación esta permitido que lo fantasioso se mezcle con el terror de los muertos vivos y el amor filial como sexual. Da para todo, una catarata de estímulos híper impulsivos como para mantener la atención del espectador, y lo que logra es que el mismo solo desee que termine de una buena vez, pues todo lo que sucede no impide que el texto sea extremadamente previsible. Entre todos los temas que avasalla está la explotación por parte del poder, la pobreza, la desocupación, la intolerancia, la discriminación, el deseo, el amor, la paternidad, la amistad, nada con buen pulso ni tino.
Esta es una comedia de acción animada para adultos dirigida por Mehmet Kurtuluş y Ayşe Ünal; está basada en la novela gráfica Kötu Kedi Şerafettin de Bülent Üst. El protagonista es Serafettin, un gato atigrado mal hablado, no goza de buenas costumbres, roba, bebe, fuma, pelea, es un antihéroe, sus amigos son: Riza, el ratón, y Rifki, la gaviota y le gusta una gatita blanca Misket. Se encuentra cargada de humor negro, lo siguen una serie de personajes entre situaciones disparatadas, llena de gags, con una buena banda sonora y una buena paleta de colores