“La Iglesia debe ser como un hospital de campaña”. Para quien siguió la llegada de Jorge Bergoglio al Vaticano, esa frase puede sonar conocida. Y es una de las más impactantes entre las muchas que expresó el cura porteño ya como Papa Francisco. Algunos otras expresiones que pasaron a llamarse bergoglismos son signos de un estilo directo que le dio popularidad instantánea. Tanta como su primera -y visionaria- actividad oficial: la visita a la isla de Lampedusa, destino de miles de inmigrantes, muchos muertos en el intento de llegar a Italia por el mar. El papado de Bergoglio está lleno de hechos contundentes -su encíclica sobre ecología, sus decretos para agilizar los trámites de disolución del matrimonio, su iniciativa sobre el aborto, su carta apostólica contra el blanqueo, la financiación del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva, el impulso a la investigación de las finanzas del Vaticano y los casos de abuso dentro del clero, sus visitas a cárceles italianas, entre muchísimos más.
???Estas decisiones tienen una potencia comunicadora revolucionaria para un jefe de Estado como es Bergoglio, para el líder religioso de 1.200 millones de católicos, y para otros millones que no lo son, pero que lo respetan: la un Papa que, diría él, no “balconea” la vida y demuestra su compromiso con los problemas urgentes y con los más rezagados en la pirámide social con hechos. Y así también fue Bergoglio antes de ser Francisco. El director Beda Docampo Feijóo, a partir de un libro de la periodista Elisabetta Piqué, construyó un relato como una sucesión de imágenes que evocan su vida antes del ser Papa, sus gestiones ante el gobierno militar para reclamar por el paradero de sus compañeros jesuitas, su ayuda a perseguidos por la dictadura, y el acceso final del “padre Jorge” al papado. La magnitud del biografiado y su posterior obra como Papa y sus muchas aristas (“Hay algo que Dios no sabe, y es qué hay en la cabeza de un jesuita”, dice uno de los personajes de la película) por momentos eclipsa el costado íntimo del hombre.
???No obstante, eso no invalida las buenas intenciones del director ni el resultado de este acercamiento a una figura interpretada sólidamente por Darío Grandinetti. Con material de archivo, partes ficcionales y con el punto de partida de la investigación de Piqué, la película cuenta con un cuidado diseño de producción y un elenco que acompaña a Grandinetti con convicción, aún en los personajes secundarios.