En el último día del año, la plataforma www.cine.ar/play presenta dos nuevos títulos en su modalidad de “Jueves Estreno” que se sostuvo a lo largo del año con una gran diversidad de propuestas, fomentando la difusión del cine nacional en un 2020 tan particular. Uno de ellos, “BUENAS NOCHES, MALVINAS”, segundo trabajo de la dupla de directores Ana Fraile y Lucas Scavino, emprende un viaje testimonial y emocional hacia las vivencias de una familia en medio del conflicto de la guerra de Malvinas allá por el ’82. Ha pasado mucho tiempo –casi cuarenta años- pero las heridas continúan abiertas y, de alguna manera, el recorrido que emprenden los directores a través de Fabián Bustos, tiende a ser uno de los tantos procesos sanadores para ir superando el dolor, los miedos y el trauma que quedó instalado desde aquel entonces y sigue tan vigente como si el tiempo no hubiese pasado. Fraile y Scavino eligen una narración que trabaja en varias capas y en diferentes direcciones: lo que puede ser un armado coral y plural para estructurar el relato, resiente por momentos la propuesta ya que cada una de las vetas narrativas no tienen la misma fuerza e, inclusive, parecen solaparse unas con otras, impidiendo que el documental gane conexión emocional con el espectador. La voz en off de Rafael Spregelburd que lee fragmentos del libro escrito en primera persona a modo de diario íntimo por Fabián, “Crónicas de un soldado”, suena sumamente literario, con un tono atractivo pero a la vez distante, tan copioso como apegado al poder de la palabra escrita que no siempre armoniza o funciona con la misma contundencia desde lo audiovisual. Otra de las formas escogidas es el relato que hacen María Elena y Javier, hermanos de Fabían que, tal como sucedía en su trabajo anterior ¿Quién mato a mi hermano? pone a los hermanos en un lugar protagónico dentro de la constelación familiar y los movimientos que esta historia produjo. En este caso, se incorporan al relato a través de sesiones de teatro espontáneo lo que en principio rompe completamente con el tono de la propuesta general y, en cierto modo, confunde la dirección de la historia. Esta técnica, aparece como un elemento demasiado intelectualizado dentro del documental, sin que esto signifique que no sea un trabajo valioso sobre la herida familiar, el dolor y el brutal adiós a la niñez, frente a la irrupción del relato de la guerra en el seno familiar. Particularmente, el testimonio de los padres de Fabián, a través de pequeñas anécdotas y descripciones de lo acontecido en ese momento y a partir del rol activo que fueron tomando dentro de un grupo de padres que se formó en función de organizar mensajes, correos y comunicaciones provenientes de las Islas, son los que permiten que “BUENAS NOCHES, MALVINAS” gane en espontaneidad, emoción y logre ir directo al nudo central, sin ningún tipo de artificios. Sus potentes relatos, junto con un impactante trabajo de fotografía de Fernando Lorenzale que opone a la ciudad de Puerto Argentino / Puerto Stanley en la actualidad con aquella que se describe en los testimonios de guerra, en las narraciones de Fabián (que además completa, registrando todos los pequeños detalles de los restos y las “esquirlas” que fueron quedando en la zona), conforman el núcleo más interesante y logrado de este trabajo documental. Premiada en varios festivales como el 35º Festival de Cine Latinoamericano de Trieste, el Festival de las Alturas o el Festival de Cine y Video de Rosario, la propuesta se completa con un viaje que emprende Javier, tras las huellas de todo lo acontecido, para vivenciar en esa propia geografía distante e icónica, parte de ese pasado que sigue reverberando en el presente. Tal como postulan los directores, “BUENAS NOCHES, MALVINAS”, se convierte en un relato necesario para continuar reflexionando sobre las heridas que existen en la actualidad desde un fenómeno de trauma colectivo además de los quiebres personales y familiares, transitando desde una experiencia individual hacia una más conectada con lo colectivo y lo social, a fin de lograr un efecto sanador, una reparación que aparece luego de una profunda catarsis. POR QUE SI: » Relato necesario para continuar reflexionando sobre las heridas que existen en la actualidad desde un fenómeno de trauma colectivo «
Una familia atravesada por una herida que no termina de sanar. Una cámara que es parte del proceso a partir de entrevistas, teatro espontáneo, y la vuelta al lugar en donde todo determinó un presente plagado de angustias, pero también de alegrías.
LLENAR DE PALABRAS AL SILENCIO Siempre se habla del impacto de la guerra en las sociedades. Pero escuchar en primera persona a una familia que vivió la angustia de un hijo que se fue a Malvinas a luchar es poner nombre al dolor. Buenas noches Malvinas revive la memoria de un momento trágico de la Argentina desde la particularidad. La madre, el padre y los hermanos de Fabián cuentan cómo fue vivir las primeras noticias de la guerra. Lo repentino de la decisión del gobierno de facto hizo que de un momento para otro tuvieran un familiar allí. La incertidumbre y los miedos de no saber qué pasaría empezaron a formar parte de sus vidas. Cada integrante de la familia le dio su propia impronta. Por ejemplo, su hermano menor, Javier, sentía una gran culpa por desearle el mal a su hermano en las peleas de la infancia. El documental utiliza principalmente tres recursos para narrar. Aparecen las voces de la familia más cercana a Fabián, que van dejando sus sensaciones en un intento de recordar. Rememorar siempre juega malas pasadas y ellos mismos se dan cuenta de que al tratar de contar lo que les pasó hay momentos en los que se confunden un poco, que los recuerdan diferentes. Entre los testimonios, aparece la narración del libro que escribió Fabián, Crónicas de un soldado. Aquí aparecen las impresiones del ex combatiente. Tras el relato, en la voz de Rafael Spregelburd, se nos acerca a la observación de un joven que mira sin entender mucho lo que está pasando, que vive con la extrañeza de un lugar desconocido una nueva experiencia. La dramatización de los relatos e impresiones de los hermanos menores de Fabián es otro de los recursos que se utiliza. Desde allí se le da cuerpo a la emoción, al impacto, casi como una canalización de lo sucedido. Estos momentos tienen mucha potencia en el relato porque aparecen como pausas de puro sentir. A pesar de que los testimonios y el foco está puesto sobre una familia en particular, uno de los aspectos que tanto la madre y el padre resaltan como salvadores, en esos momentos de angustia, fue vivir esa experiencia junto con otras personas. Desde ahí el título de Buenas noches Malvinas, nombre que llevó el programa radial en el que las familias de los combatientes podían comunicarse y contenerse por una vivencia que les era común.
La ilusión de ser escuchados. Mientras Fabián Bustos aterriza en las Islas Malvinas para enfrentarse a lo que será la última participación bélica de nuestro país, su familia desde La Pata (Buenos Aires) se prepara para recorrer tal vez el peor de los caminos: el de no saber con exactitud el bienestar de un ser querido. Por suerte Fabián sobrevivió para contarlo, como bien lo hace en su libro titulado “Crónicas de un Soldado”. Libro que será el pilar principal de esta película documental dirigida por Ana Fraile y Lucas Scavino. Buenas noches Malvinas es una película que intenta recomponer esa parte de la guerra que se encuentra oculta, para construir un ritmo sutil a la hora de traer de regreso los recuerdos y las heridas de la familia Bustos. Para ello, la voz en off de Rafael Spregelburd irá narrando algunos fragmentos del libro de Fabián, mientras que las visuales se encargan de seguir a Javier Bustos en las Islas, quien persigue las huellas del hermano. Por otra parte, la película también retrata los testimonios de Dalmiro Bustos y Elena Noseda, los padres que, en su intento desesperado por acercarse a su hijo, forman un programa de radio con la intención de acercarle a los combatientes, los mensajes cálidos de sus familiares y seres amados. Este programa adoptó el nombre de “Buenas noches Malvinas”. Es así como esta película, pausando por momentos en una especie de teatro espontáneo, intenta hilvanar un relato lento y tal vez armonioso para abordar las heridas que se aún se encuentran presentes, tanto en la memoria como en el cuerpo. Se puede caracterizar tranquilamente como un sutil trabajo de los realizadores, quienes logran pasearse entre diferentes registros para construir una historia de guerra, y proponer una posibilidad de reparación para nuestros excombatientes.
Los que se quedaron. “Buenas noches malvinas” de Ana Fraile y Lucas Scavino. Crítica El último estreno del año de Cine.ar. El próximo jueves 31 de diciembre, exactamente antes de que termine el año, se estrenará por Cinear Tv Buenas noches Malvinas. El documental co-dirigido por Ana Fraile y Lucas Scavino también consta de su semana gratis en Cine.ar. Con apenas poco más de una hora de duración, hace palpable un dolor del pasado, cuyas raíces llegan hasta la actualidad. Fabián realizaba la colimba en el año 82, tras decretarse la guerra contra Inglaterra por la soberanía de las Islas Malvinas. Sin avisarle a nadie, fue llevado al frente de batalla. Su padres y sus dos hermanos lo esperan en el continente, llenos de intrigas y temores. En la actualidad, la familia es entrevistada, rememorando aquellos difíciles días. Los hermanos cuentan sus recuerdos a un grupo de teatro espontáneo para que lo recreen. Además uno de ellos viaja al territorio inglés, recorriendo los caminos pisados por Fabián. Este último escribió un libro estando en las islas. Lo primero que impacta es la belleza de los planos realizados en los paisajes isleños. A su vez, los mismos contrastan con el crudo relato en off que los realizadores eligen superponer. Los espacios, edificios, calles, siempre vacíos, como carentes de vida. Ninguna guerra pareciera haber pasado por allí, no quedan vestigios a la vista al menos. Salvo los recuerdos de quienes volvieron, o los de Javier, quien transita los lugares habitados por su hermano años atrás. Un simple salón asépticamente vacío, se llena de recuerdos ajenos. Los relatos de los padres y los hermanos marcan un dolor que aún no está sanado. Los primeros narran todas las actividades que realizaron para tratar de ayudar a otros padres con hijos en la guerra. Como su rol en la comunidad, en el barrio cambió tras la partida de su hijo. Los segundos, mantuvieron palabras no dichas, culpas propias y ajenas, tan hondamente arraigadas a su ser que solamente pueden ver la luz con esta terapia poco ortodoxa de teatro espontáneo. Dentro de la comodidad del cono de luz comienzan a aflorar tesoros enterrados. Con un enfoque diferente, haciendo hincapié en quienes se quedaron y no en los que fueron, Ana Fraile y Lucas Scavino consiguen un relato desgarrador. Logran involucrar al espectador a lo largo del documental con la intriga de que le paso a Fabian. Una herida que marca profundamente tanto a quienes lucharon como a quienes les tocó esperar lo mejor. Cuyos dolores y consecuencias llegan hasta la actualidad, es lo que nos muestra esta obra. Calificación Dirección Montaje Arte y Fotografia Música Con un enfoque diferente, haciendo hincapié en quienes se quedaron y no en los que fueron, Ana Fraile y Lucas Scavino consiguen un relato desgarrador. Logran involucrar al espectador a lo largo del documental con la intriga de que le paso a Fabian. Una herida que marca profundamente tanto a quienes lucharon como a quienes les tocó esperar lo mejor. Cuyos dolores y consecuencias llegan hasta la actualidad, es lo que nos muestra esta obra.
Fabián Bustos tenía 18 años en 1982 y estaba haciendo el servicio militar (la colimba como se la conocía popularmente). Ese 2 de abril, la Junta Militar encabezada por el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri desembarcó en las Islas Malvinas dando comienzo al conflicto bélico con el Reino Unido y Fabián fue movilizado junto a su compañía. De la noche a la mañana se había convertido en un soldado en tiempo de guerra. Mientras tanto, en casa, sus padres, Dalmiro y Elena, y sus dos hermanos menores, Javier y María Elena, vivían atentos a las noticias que podían recibir de la guerra y acerca de la suerte del hijo mayor de la familia. Fabían sobrevivió a la experiencia e incluso pudo plasmarla unos años después en un libro, “Crónicas de un soldado”. Su historia no es muy diferente a la de otros ex combatientes aunque tiene sus especificidades además de su particular mirada. Una de las cosas que la hace más distintiva no lo involucra tanto a él como a su familia. Sus padres, Dalmiro y Elena, ante la incertidumbre de la situación tomaron parte activa en el armado y sostenimiento de una red de contención entre familiares de soldados en la ciudad de La Plata que incluía la circulación de la información disponible, el apoyo mutuo y actividades varias que incluían entre otras cosas un programa de radio llamado “Buenas noches Malvinas” (sí, parece una referencia a Good Morning Vietnam, pero resulta que la película de Barry Levinson es de 1987). De esta manera pudieron ir sobrellevando la angustia y el miedo en los dos largos y penosos meses que duró el conflicto hasta que Fabián pudo regresar. Ana Fraile y Lucas Scavino ya habían trabajado juntos en el documental Quién mató a mi hermano (2019) que también tomaba un caso público, como el asesinato de Luciano Arruga por parte de la policía bonaerense, desde la perspectiva de los familiares y el retrato de su movilización, que en aquel caso se centraba en Vanesa, la hermana de Luciano. En este segundo trabajo a dúo, los realizadores hacen una operativa similar ya que, aunque Fabián vive y participa del documental, el eje del relato se corre hacia sus familiares, a cómo estos procesaron la situación. La voz cantante pasa entonces a padres y hermanos, los primeros contando la experiencia de tener un hijo en el frente y la de compartir esta vivencia con otros, los segundos, que entonces eran adolescentes, el cómo sobrellevaron a su modo esta inesperada ausencia. En todos estos relatos se mezcla la angustia, el miedo y hasta la culpa, pero también la solidaridad y la necesidad de no estarse quieto, de hacer algo por uno y por otros en la misma situación. La experiencia de Fabián en Malvinas la tenemos a partir de fragmentos de su libro leídos en off por Rafael Spregelburd. En estos pasajes se aprecia la sensibilidad de aquel joven soldado contando tanto anécdotas como sensaciones, deteniéndose a veces en descripciones poéticas y detalladas de la fauna y del paisaje. Esta lectura es ilustrada por imágenes actuales de las islas cuya placidez contrasta con el frenesí de aquel entonces y en algunas de esas imágenes vemos a Javier recorriendo algunos de los lugares que alguna vez pisó su hermano mayor en circunstancias muy distintas. El propio Fabián, quien aparece entrevistado en el último tramo del documental, toma distancia y rechaza explícitamente la victimización. A lo largo del film hay varias líneas y algunas funcionan más o menos que otras. En las entrevistas con Javier y María Elena está presente un grupo de teatro espontáneo que funciona en parte de escucha y también reacciona a lo que estos cuentan con escenas improvisadas, un recurso que al principio parece interesante pero que finalmente no aporta demasiado. No obstante es en estos pasajes, en los relatos de los hermanos, donde se encuentran algunos de los momentos más emotivos de la película. La Guerra de Malvinas fue abordada por el documental argentino desde muy temprano y continúa haciéndolo hasta hoy (también este año se vio en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 1982, sobre la manipulación mediática del conflicto). Buenas noches, Malvinas es un documental breve (poco más de una hora) pero sin apuro, que se toma su tiempo para dar lugar a lo emotivo o a lo reflexivo y ofrece sobre el tema una mirada íntima y original. BUENAS NOCHES, MALVINAS Buenas noches, Malvinas. Argentina, 2020. Dirección: Ana Fraile, Lucas Scavino. Testimonios: Dalmiro Bustos, Elena Noseda,Javier Bustos, María Elena Bustos, Fabián Bustos. Relato en Off: Rafael Spregelburd. Fotografía: Fernando Lorenzale. Montaje: Lucas Scavino. Música: Sebastián Escofet, Rodrigo Sánchez. Sonido: Sergio Cabrera. Postproducción de Imagen: Gustavo Gorzalczany. Producción Ejecutiva: Eduardo Sánchez, Ana Fraille. Duración 66 minutos.
Otro costado Mediante entrevistas, voces en off y representaciones performáticas. Un documental sobre las heridas que dejó la guerra. La película de Ana Fraile y Lucas Scavino pone sobre la mesa las distintas formas de hacer frente a lo traumático y las cicatrices físicas y psicológicas que persisten a casi 40 años del conflicto bélico. Buenas Noches Malvinas (2020) En abril de 1982 Dalmiro Bustos y Elena Noseda enfrentan uno de los momentos más difíciles de sus vidas, cuando su hijo mayor, Fabián, es enviado a combatir a las Islas, junto a cientos de soldados conscriptos. A casi cuarenta años de los hechos, Dalmiro, Elena y sus dos hijos menores, Javier y María Elena, cuentan lo que no pudieron decir entonces, en un intento de ir tras las huellas de Fabián y poner en palabras las angustias y los dolores que aún permanecen. "Un buen documental que relata hechos interesantes, y aunque carece de un firme sustrato en su relato, logra su objetivo y muestra un lado sumamente interesante de la historia argentina interesante de ver." Calificación: 6/10 A PARTIR DEL JUEVES 14 DE ENERO en Cine.Ar ESTRENOS (a sólo $30) FICHA TÉCNICA TÍTULO ORIGINAL: Buenas Noches Malvinas. DURACIÓN: 66 minutos. ESTRENO: 31 de diciembre de 2020. CLASIFICACIÓN: COPRODUCCION: Pulpofilms SRL – Hiperkinesis Films PRODUCTORES: Ana Fraile y Eduardo Sanchez. GUIÓN Y DIRECCIÓN: Ana Fraile y Lucas Scavino. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Fernando Lorenzale (ADF). MONTAJE: Lucas Scavino
“Buenas Noches Malvinas” surge en su idea primaria en el año 2011, a partir de una entrevista realizada por la dupla de directores (Ana Fraile/Lucas Scavino) a Dalmiro Bustos, terapeuta psicodramático y nativo de la ciudad de La Plata. Dalmiro, atravesó la guerra en su rol de padre (su hijo Fabián fue enviado a combatir) y también como coordinador de un grupo de madres y padres de conscriptos; y es en esta historia de vida, y la experiencia profundamente conmovedora, el punto de partida de este logrado documental. También, rastrea parte de la historia en un programa de radio que surge a partir de este vínculo entre padres (emitido por Radio Provincia, durante el período que duró la contienda). Se trata de un emotivo material que no nos deja ajenos, con todo lo que conlleva el tramo de la guerra, transitándolo en busca de reconstruir la realidad socio-política que atravesaba el país. Bajo dicha perspectiva y echando mano a sólidos recursos técnicos, la película transcurre en tres espacios concretos prefiriendo la heterogeneidad estética: las islas registradas en imágenes y acompañadas por textos de crónicas redactadas por el propio Fabián (extraídas de su libro “Crónicas de un Soldado” y leídas con la voz en off de Rafael Spregelburd), los testimonios que forman parte de las entrevistas de investigación y la interpretación teatral espontánea. Un ejercicio audiovisual enriquecido por su mixtura a la hora de comunicar un potente mensaje, y el cual nos retrotrae casi cuatro décadas en el tiempo cuestionando toda mirada conformista, para percibir que, tanto en sus protagonistas como en el colectivo social, algunas heridas aún no sanaron.