En blanco y negro y con una frescura y sensibilidad no demasiado frecuentes, Weintraub -discípulo de Jim Jarmusch y por estos días rodando su nueva película en Buenos Aires- narra una historia de iniciación, de climas, de estados de ánimo, de pocas palabras, de sentimientos muchas veces contradictorios sobre las experiencias de tres jovencitos (dos amigos y la ex novia de uno de ellos) durante unas vacaciones veraniegas. Un film con el espíritu indie marcado a fuego en la frente, de pequeña dimensión (económica) pero buen alcance (artístico). Weintraub es un director que promete: veremos si todo lo que aquí insinúa se consolida en sus nuevas aventuras cinematográficas (porteñas).