Ya hemos hablado muchas veces sobre el retorno que el género de terror le da a productores y distribuidores. Cintas baratas (por su costo), que llevan bastante gente a sala, más allá de su calidad. Eso invita a que toda compañía tenga en su catálogo... material para los fans. Y en épocas como esta, hay que hablar del hecho que son muy rentables. ¿Por qué hablo de esto?
Sencillamente porque esa es la explicación de que se estrenen películas como "Buscando al demonio". Hay un público ávido por consumir este tipo de productos y está bien. Es válido.
Scott B. Hansen dirige entonces un film... que es bastante particular.
La idea de salida, no me disgustaba para nada. Pensar en un adolescente inquieto y curioso que quiere ir más allá en el tema de la exploración sobre el fenómeno de la posesión. Brandon (Chris Minor), el pibe en cuestión, decide iniciar una mostrar desde lo científico que el fenómeno de la posesión existe. Y tiene un par de ideas, violentas desde lo visual, por supuesto, para desgranar su idea. Eso sí, hay muchos elementos que ya se vienen usando con frecuencia en todo este tiempo y que juntos, no muestran sorpresas.
Demasiado espacio para la creación, no abunda. "Buscando al demonio" transita ofreciendo un clima habitual en las películas de bajo presupuesto, donde los golpes de efecto intentan disimular las carencias del guión. No hay un ritmo adecuado, todo parece que transcurre en forma espasmódica y si bien hay cosas que me gustaron a priori (esta cosa de lo viral que presenta, por ejemplo), quedan solo en promesas porque no son explotadas como podrían serlo.
Hansen, se ve que llenó su storyboard de ideas ya trilladas a la hora de asustar. Y lo peor, es que en la última hora pasan demasiadas cosas de manera muy rápida para que el público las procese.
No mucho más. Discreta y... exclusiva para encarnizados fans del género. Pero ojo, ir solo si la sangre llama. Say no more.