¿Quieres ser Casanova?
Es problemático describir The Casanova Variations (2014). Es teatro filmado, ópera filmada, un musical, una biopic y un experimento meta-narrativo, pero la suma de sus partes ni comienza a dar cuenta del todo. Lo único cierto es que la película vive y respira la figura de Giacomo Casanova, interpretado por John Malkovich, con arias de Mozart y escenas basadas en la Histoire de ma vie autobiográfica de nuestro cuestionable héroe.
Malkovich interpreta al Chevalier de Seingalt en dos planos de una realidad que se confunde. En uno, hace de Casanova en el ocaso de su lascivia vida, sumido en la escritura de sus memorias en un recóndito castillo; en otro, Malkovich hace de Malkovich haciendo de Casanova en una producción operática situada en la era del iPhone y los rumores del internet. Hay cierta jovialidad brechtiana en la película: las transiciones entre ambos planos de realidad ocurren en escena, sin ningún intento de disfrazar el recurso, y somos conscientes de que estamos viendo varios niveles de representación al mismo tiempo, todos atravesados por la intrigante figura de John Malkovich.
Desde ¿Quieres ser John Malkovich? (Being John Malkovich, 1999), la estrella ha hecho carrera en papeles que creo podrían describirse como “intencionalmente inverosímiles”. Nunca le vemos desaparecer en un papel. Siempre es John Malkovich como John Malkovich, procedimiento que funciona porque como excelente actor de teatro, sus interpretaciones son a base de lenguaje corporal y rango vocal. Consideren su papel como F.W. Murnau en La sombra del vampiro (Shadow of the Vampire, 2000) o Gustav Klimt en Klimt (2006).
La trama de The Casanova Variations, o lo más parecido a una, se inicia con la llegada de Elisa (Veronica Ferres, la co-protagonista de Klimt) al retiro de Casanova. Por motivos que reúsa revelar, desea leer sus escritos. Las interacciones entre Elisa y Casanova ordenan la estructura de la película. Casanova nos lee y vemos escenas de su vieja vida (en la que le interpreta Florian Boesch). Corteja damiselas, rompe corazones, se bate a duelo. Mientras tanto, hay una joven médica en el público (Maria João Bastos) que acecha tras bambalinas y cuya presencia nos ayuda a distinguir entre los planos de la realidad, además de proveer un diálogo muy divertido con Malkovic (como Malkovich).
Resulta difícil imaginar un público para The Casanova Variations, o una sala comercial que la estrene. Es una pena. La película suena pretenciosa en papel, pero en el acto es una experiencia divertidísima, incrementada por la propia diversión que sus actores y cantantes claramente están derivando, y por el intenso retrato impresionista que John Malkovich hace de Giacomo Casanova.