¿Quieres ser Giacomo Casanova?.
El concepto de mush-up es aplicado usualmente en la música pop para definir el ensamble de dos obras previas en una tercera nueva, pero resulta oportuno para tratar de explicar el concepto detrás de una película como Casanova Variations, del director vienés Michael Sturminger. Aunque aquí el procedimiento resulta algo más complejo que la mera superposición más o menos empatada de dos canciones. Se trata de una experiencia en la que el cine, la ópera y el teatro intentan fusionarse para contar una historia en la que también se funden dos tiempos históricos distintos, y donde la ficción y la realidad se encadenan en un espiral que gira entrando y saliendo de las diferentes variaciones que tales combinaciones van produciendo. ¿Parece difícil de entender? Lo es, un poco.
Se trata de al menos tres historias que se alternan, pero a la vez tejen una continuidad que permite aceptarlas como una unidad. Basada en la biografía de Giacomo Casanova, el film tiene su base a comienzos del siglo XIX, cuando el célebre seductor, ya anciano (John Malkovich), recibe la visita de Elisa von der Recke (Veronica Ferres), escritora popular en Europa entre los siglos XVIII y XIX. Ella viene en busca de los manuscritos de unas memorias que se supone está escribiendo Casanova e intentará conseguirlos a toda costa. Ese objetivo posibilita que entre ellos surja un juego de seducción en el que se van intercambiando los papeles del gato y del ratón.
Mientras eso sucede, en la actualidad una compañía de teatro representa una obra basada en el pasado de aquella historia, combinándola con fragmentos de las óperas de Mozart. Dicho espectáculo utiliza todos los espacios del teatro para llevar la representación más allá del proscenio, extendiendo la escena a palcos y platea. El film intenta un procedimiento similar, generando un tercer espacio narrativo que corresponde a la realidad (una realidad de ficción), en la que el propio Malkovich interpreta a Casanova en el teatro. Esto permite un nuevo nivel de mush-up, en el que protagonista y personaje se superponen con otros de la carrera del actor, como el Valmont en Relaciones peligrosas (Stephen Frears, 1988), o su otro yo en ¿Quieres ser John Malkovich? (Spike Jonze, 1999).
Casanova Variations por momentos parece reproducir la estructura de un film de ciencia ficción en el que varias realidades paralelas confluyen en un punto que parece contenerlo todo. Esa suerte de Aleph es el cine, que reúne dentro de sí todas las capas del relato, aunque no siempre el dispositivo resulta exitoso. Porque si bien a medida que avanza la historia va logrando que algunas de sus tramas despierten interés, los tres lenguajes que se combinan en la película (ópera, teatro y cine) nunca terminan de ensamblarse con naturalidad y los saltos de registro entre ellos son notorios. Los recursos operísticos en particular pueden volverse un tanto agobiantes.