Stephen Frears vuelve al amor "de época"
Michelle Pfeiffer y Rupert Friend, al frente de Chéri
Antes de la Primera Guerra Mundial, París era el centro del mundo. Allí, alrededor de artistas, modistas y músicos, las cortesanas, tan bellas y experimentadas en el arte de amar que eran mantenidas con gran lujo por los hombres poderosos de la época, transitaban los más encumbrados salones. Léa es una de ellas, y ahora, ya casi en la madurez, se ha retirado.
En una visita a su amiga Madame Peloux, conoce a Chéri, el hijo de ésta. Madame Peloux posee grandes proyectos para el joven, pero primero le pide a Léa que lo prepare para transitar por salones, calles y tabernas parisinas. Ella acepta, pero lo que comienza como travieso flirteo se convierte en un fogoso amor que durará seis años.
Sin embargo, la madre del muchacho decide casarlo con una joven tímida, hija de otra cortesana de lujo. El matrimonio sale a recorrer el mundo mientras Léa comprende que ha perdido a su verdadero amor. Chéri tampoco puede olvidarla y al volver a París intentarán vivir su amor.
La historia, adaptada de una novela de Colette, radiografía con certeros hallazgos ese enfrentamiento entre la fragilidad del paso del tiempo y la de la doble moral. Casi con el mismo equipo que veinte años atrás el director Stephen Frears rodó Relaciones peligrosas , logró ahora un relato tenso que no cae en el simple melodrama.
Impecable es el trabajo de Michelle Pfeiffer como esa cortesana sedienta de pasión verdadera, en tanto que Rupert Friend logra salir airoso de un personaje cuyas facetas van quedando en descubierto con el transcurrir del relato. No menos laudatoria es la labor de Kathy Bates, como la madre, en tanto que el resto del elenco, la excelente reproducción de época y la música y la fotografía apoyan con talento esta historia que habla de deseos, pero también de amor sin prejuicios y de la inutilidad de poder detener el tiempo que se escurre entre la seducción y la muerte.