Agil comedia del siempre eficaz Litchmann
Durante décadas, "Cómo ganar amigos e influir sobre las personas" fue el vademecum por excelencia de vendedores domiciliarios, pastores evangélicos y asesores políticos, y también de mucha gente normal decidida a triunfar en la vida, o por lo menos a no pasar papelones. Lo escribió uno de los mejores "self made man" habidos y por haber, Dale Carnegie, que de peón de granja pasó a millonario.
Más cercana, "Cómo ganar enemigos" sin influir sobre nadie pero amargándose la vida y desconfiando de todos, es la nueva película de Gabriel Litchmann, un cineasta que filma poco pero bueno. Ya su corto de egresado, "El séptimo día", estuvo entre lo mejor de "Historias Breves 3". Y su primera comedia, "Judíos en el espacio (o ¿Por qué es diferente esta noche a las demás noches?)" se anotó entre los bautismos más atendibles de la temporada 2005. La que vemos ahora es, recién, su segunda película de largometraje.
Litchmann la subtitula "Un thriller neurótico". Contamos nada más que lo que aparece en el trailer: dos hermanos, una cuñada y otros ejemplares de un estudio jurídico, vísperas de casamiento, plata en la casa, una rubia demasiado simpática que se deja levantar demasiado rápido, la plata no está más en casa, evidentemente alguien le pasó el dato. Y empieza el juego del gran bonete, convertido en kipá de gala para la boda del hermano mayor. Y acá agregamos: sin haber leído a Dale Carnegie, el hermano menor debe ingeniárselas para superar pública y elegantemente al enemigo, recuperar la plata y pasar a ganador. Y, si es posible, levantarse a una morocha.
Simpática, ágil, entretenida, breve y bien contada, con elenco agradable, "Cómo ganar enemigos" encierra un único problema: ahora habrá que esperar como diez años más para ver la tercera de Litchmann.