Corazón Loco de Marco Carnevale. Crítica.
Una comedia despareja sobre el poliamor y el la infidelidad
Luego de muchos idas y vueltas la película protagonizada por Adrián Suar, Soledad Villamil y Gabriela Toscano se estrenó en Netflix. Por Bruno Calabrese.
Fernando Ferro (Adrián Suar) vive en Mar del Plata con Paula (Gabriela Toscano) y sus dos hijas adolescentes. Trabaja como traumatólogo en el Hospital Municipal. Todos los jueves viaja 400 kms a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para cumplir funciones laborales en un sanatorio privado. Pero no solo tiene un trabajo, también tiene otra familia: Vera (Soledad Villamil) y un hijo lo esperan todos los fines de semana para compartir la rutina familiar. El tema es que ninguna sabe de la existencia de la otra, y Fernando pasa toda la semana haciendo peripecias para que su mentira no se descubra. Cambia su agenda de acuerdo a las dinámicas de cada familia, siempre para sostener ese engaño que viene manteniendo desde hace nueve años, cuando conoció a Vera.
Pero todo se complica cuando Paula llega a Capital por sorpresa para el aniversario de casados. Fernando tendrá un accidente con el auto que hará que su esposa marplatense comience a sospechar y poco a poco la verdad saldrá a la luz. Las mujeres involucradas en el engaño se conocerán entre ellas y elegirán el silencio cómplice entre ambas para planear una siniestra venganza hacia su marido.
En tono de comedia, la nueva película de Marco Carnevale (Elsa & Fred) aborda la polémica temática del poliamor. En los primeras 45 minutos lo vemos maniobrando entre mentiras la forma de poder llevar adelante su doble familia. Pero, ¿Puede un traumatólogo sostener este tipo de vida?¿Cómo hace para sostener dos redes sociales? ¿Cómo puede ser que a nadie en Atalaya a nadie le haya llamado la atención un tipo que todos los jueves y domingos cambia de ropa y de autos?, todo religiosamente armado durante el transcurso de 9 años. Un montón de preguntas que uno puede hacerse y que le saca todo rasgo de credibilidad al relato. Pero, es una comedia y, más allá de eso, ahí es donde aparecerán los mejores momentos del film. Sostenido por el carisma de Adrian Suar, siempre en ese personaje de porteño canchero, por momentos insoportable, pero que suele ser funcional para este tipo de películas.
Esa primera mitad se centra en él y resulta un entretenimiento que se hace llevadero, y alguna que otra risa puede sacarnos y otros son realmente lamentables (el chiste de “chiques” no es ni gracioso ni está bien utilizado). El aporte de Alan Sabbagh, quien compone a Gonzalo, su compañero de trabajo en Capital es el punto más alto. Un personaje que también es víctima del engaño de Fernando, ya que se entera de la misma en el preciso instante del accidente pero que colaborará para que la mentira no salga a la luz. El actor de Masterplan y El Rey del Once será quien entregue los mejores momentos del film, con diálogos reales y reflexiones ante la inesperada situación de Fernando.
Ese tono humorístico y algunos gags graciosos sostienen el relato en la primera parte, pero todo cambia a partir de la segunda mitad, cuando ellas se enteran del engaño. El protagonismo pasará a manos de Vera y Paula con el plan de venganza como estandarte. Se sumara a ellas un amigo veterinario de la esposa porteña interpretado por Dario Barassi. Si a película tenía algunas cuestiones poco creíbles en esa segunda parte toma carriles sin sentido e inexplicables. Si el estereotipo de mujeres que componían en un principio (una maestra jardinera siempre vestida con flores y otra profesional de la medicina más moderna) atrasa, su transformación mucho más. Vera se convierte en una psicópata desquiciada y Paula en una mujer inoperante que se ve imposibilitada de manejar la situación, manipulada por la ira de la otra esposa. Si hubo un intento de reflejar empoderamiento femenino la metodología no fue la correcta y el resultado no fue el esperado.
Pero más allá de la mirada fuera de tiempo de los dos personajes femeninos, que se la podemos dejar pasar por tratarse de una comedia, el film pierde todo la gracia que podía tener en esa primera mitad. Todas esas situaciones que mezclaban situaciones cotidianas de la vida con las maneras en la que Fernando sostiene su engaño, se ven absorbidas por un plan de venganza totalmente aburrido e inverosímil (si había algo de que fuera creíble). Encima el mejor personaje, el de Alan Sabbagh, desaparece totalmente de escena, reemplazado por un Barassi, desperdiciado y con escaso aporte humorístico a la trama.
La toma aérea de la belleza marplatense hace que uno arranque con otra predisposición el film y quizás eso haya influido en mirar con buenos ojos esa primera mitad. Pero toda esa fuerza visual es solo un espejismo, todo se diluye poco a poco y el resultado final no es el esperado. Corazón Loco es despareja, poco inteligente en la búsqueda de hacer algo distinto para generar una sonrisa. Un film que tiene algunos momentos divertidos en la primera mitad pero que termina cayendo en una fórmula fácil, repetida y vetusta de hacer humor.
Puntaje: 60/100.