En una entrevista reciente, Marcos Carnevale confesó que llevaba más de 10 años queriendo filmar esta película en conjunto con Adrian Suar. Se trata de un dato que podría haber pasado desapercibido, si no fuese justamente porque el argumento del film parece haberse pensado para una época lejana a la actualidad. Ni siquiera puede asegurarse que en el 2010 hubiera sido bien recibido por una sociedad que ha ido desmarcándose del machismo y la heteronormatividad.
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Para entender de qué se trata "Corazón loco" podríamos retroceder hasta 1997, cuando en @telefe se estrenaba "Naranja y Media", serie protagonizada por un joven Guillermo Francella. Allí, el personaje principal se enamoraba de dos mujeres y encabezaba la titánica tarea de llevar adelante dos vidas en paralelo sin que la verdad salga a la luz.
En "Corazón loco", la dinámica se repite. Fernando Ferro (Suar) es un traumatólogo doblemente casado que de Lunes a Jueves vive una vida familiar en Mar del Plata y de Jueves a Domingo vive otra en Buenos Aires. Descontando la inverosimilitud de viajar durante 10 años 900 km por semana y de ciertas ideas absurdas que no resisten el menor análisis, vayamos hacia lo único que podría salvar la película: el humor de Adrian Suar. Es tan cierto que el dueño de Polka reincide siempre en el mismo rol, como lo es su innata gracia para protagonizarlo. Lamentablemente, en esta producción, ni siquiera eso sucede. Probablemente sea la participación menos graciosa de toda su carrera. Hay que aclarar, que exceptuando algunos gags de la parte inicial, el guión no lo ayuda demasiado. Sus engaños, sus manipulaciones y sus conductas psicopáticas, lastiman tanto a sus esposas que obturan cualquier posibilidad de identificación.
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"Corazón Loco" termina siendo poco más que un cóctel repleto de PNT y de ideas que llegan a resultar muy chocantes. Una de esas producciones, que por suerte, cada vez provocan más rechazos que adhesiones.