Bien rápido hacia el olvido.
Corazón Loco es la nueva película dirigida por Marcos Carnevale, un estreno de Netflix que se destaca sobre todo por ser “la nueva película de Adrián Suar” (guionista y actor de la cinta), la cual se viene promocionando desde hace tiempo en las carteleras que, dolorosamente, han quedado olvidadas en este tiempo de pandemia.
Sin tantos preámbulos, Corazón Loco es la típica comedia romántica que respeta a rajatabla la fórmula de algunas películas conocidas que cuentan con la participación de Suar, algunos ejemplos pueden ser El día que me amen (2003), Igualita mí (2010), Me casé con un boludo (2016), El fútbol o yo (2017), entre otras obras que conforman la carrera del actor. En este caso Suar interpreta a Fernando, un médico traumatólogo adicto a la mentira que escapa de una pareja a otra teniendo así dos tipos de vidas diferentes, dos familias, dos celulares, dos perfiles de redes sociales, etc. No lo hace por querer tener una “aventura”, sino porque su corazón es tan grande que “el amor le llegó dos veces en la vida”.
Y así como suena obvio, la vida que eligió Fernando está llegando a un punto de colisión en donde diferentes sucesos serán los causantes de que Paula (interpretada por Gabriela Toscano) y Vera (interpretada por Soledad Villamil) se conozcan a su debido tiempo y comiencen a dudar de su adorable pareja, quien simula llevar su vida a la perfección, sin ningún tipo de problema.
Estamos frente a una trama digna de hace veinte años atrás, o incluso más. En Corazón Loco se dibuja un machismo arcaico en donde las únicas humilladas son las mujeres, las cuales caen en el típico formato estereotipado y patético de ama de casa y mujer profesional. Esto no es una comedia, es una burla patológica hacia las mujeres, y eso queda transparentado en un guion irreconocible en donde todo el tiempo Fernando sale ganando; o al menos es lo que él cree.
Pero lo peor de todo, si es que aún hay algo para agregar, es el intento de lograr el “empoderamiento femenino” al unir a los personajes en búsqueda de venganza al enterarse que su marido es un impostor. Y es justamente esta parte, faltando veinte minutos para el final, la cual se vuelve inviable por donde la mires.
En este punto, la película ya se volvió un despropósito masivo, y son los monólogos finales de Fernando los cuales seguirán hundiendo aún más esta película que, si bien encuentra un ritmo llevadero y apropiado, no deja de ser una basura. Tristemente, pero sin ser una novedad, Corazón Loco es, para mí, la peor película de este año.