Despejemos los prejuicios: Cornelia frente al espejo no es una película solemne, tampoco es teatro filmado ni adaptación literaria. Se trata, en cambio, de una apuesta arriesgada, sugerente e intensamente poética que escapa a las convenciones de manera radical. El procedimiento es atípico: los diálogos respetan literalmente el cuento de Silvina Ocampo que la película toma como fuente. Rosenfeld es fiel al texto, deja claro el origen pero no se somete, asume la literatura sin resignar la potencia cinematográfica. Cornelia frente al espejo es una de las películas más sorprendentes del cine argentino de este año que quedó disimulada por la acumulación de estrenos de las últimas semanas y es imprescindible rescatar.
Cornelia, joven y hermosa, regresa a la vieja mansión familiar para suicidarse. Cuando inicia un diálogo frente al espejo aparece otro rostro que la interrumpe. Luego, el espejo devuelve la imagen de Cornelia resquebrajada por un golpe que le ha abierto una herida en la mano. Más tarde, surgen otros personajes que desvían su atención: una niña (o una enana adivina), un ladrón que usa antifaz y está obsesionado con una caja fuerte marca Borges, un amante que dice haberle dado un beso en otro tiempo y que viene a salvarla con un revólver de juguete. La falta de certezas sobre lo real es inquietante. Acaso Cornelia ya cumplió su objetivo y lo que vemos son espectros, también está la posibilidad de que la acción transcurra en el espejo, o tal vez todo sea un sueño. La atmósfera enrarecida de la vieja casona, plagada de objetos y recuerdos, contribuye a crear un clima ambiguo y ambivalente.
La protagonista, que trabajó en la adaptación del guión junto con el director, es toda una revelación. Eugenia Campizzano demuestra un profundo conocimiento de la obra hasta en los mínimos detalles. Su interpretación, sus movimientos, sus inflexiones, consiguen que el texto suene natural y fresco. La actriz utiliza siempre la entonación justa y el acento adecuado para encarnar a Cornelia de manera notable, con sus dudas y su melancolía. Cornelia frente al espejo es una película atrapante gracias a su extraordinaria protagonista, pero también por el rigor de la puesta en escena, la variedad de recursos narrativos que incluyen fotos y dibujos, los cambios de clima, las ironías, y la ligereza de los contrapuntos. En un hermoso plano secuencia final, Cornelia desaparece en el bosque, se esfuma, despega hacia un mundo más amplio, pleno de lirismo cinematográfico.