Corte es la crónica de una ruptura amorosa. Narra un final en fade out de una relación que está evidentemente agotada, aún cuando haya una de las partes que no termine de aceptarlo. En la historia de la película van asomando todos los tópicos de este tipo de situaciones -los reproches, la tensión, los intentos fallidos de recomponer, las negaciones, los engaños- como parte de una trama que suma distintas capas narrativas que giran en torno a un mismo argumento: al tiempo que debe decidir si sigue trabajando en el guion para un largometraje justamente con el hombre del que se está separando (Alejandro Catalán), la protagonista (Gilda Scarpetta) intenta producir un corto en el que desea reflejar los sinsabores de esa misma crisis.
La directora del film, Guadalupe Yepes, ha revelado que fue un suceso personal muy doloroso para ella el que la impulsó a llevar adelante el proyecto. La estructura de mamushka que eligió para el relato le agrega un condimento distinto a un disparador que suele ser rutinario en el cine. Lo mismo ocurre, por fortuna, con algunas pinceladas de humor que aparecen imprevistamente y funcionan como anticuerpos contra la solemnidad.
Son buenos los desempeños de los dos protagonistas y también funciona eficazmente la música de Christian Basso (experimentado músico que colaboró con Charly García y fue parte de La Portuaria), utilizada con buen criterio para generar climas sin apelar nunca al subrayado.