Marcos tiene 65 años y trabaja en una estación de servicio, aunque su verdadera pasión (oculta) son las artes plásticas. Con un pasado de persecución política y en medio de carencias económicas, el protagonista dibuja y pinta en la intimidad. Su único espectador es Luis, un ladrón de 13 años con el que establece una compleja amistad. La guionista y directora Paula Markovitch, realizadora de la aclamada El premio, se inspiró en su padre, quien concibió miles de cuadros sin jamás organizar una exposición. Casi sin diálogos y con un tono melancólico construye un retrato sobre la marginación y una reivindicación hecha desde el amor de una hija.