Conmovedora simpleza
Es muy grato emocionarse en profundidad con historias simples y reales, contadas de una forma tan cercana a la vida y conectarnos de manera mágica hasta olvidarnos que estamos mirando ficción, quizás con la única pretensión de Paula Markovitch de reinventar un cine que dignifique al mismo como arte.
En Cuadros en la oscuridad (2017) Marcos (Alvin Astorga) trabaja en una estación de servicio, además de ser un talentoso y huraño artista plástico, que nunca ha exhibido sus cuadros. Luis (Maico Pradal) es un chico de la calle que un día irrumpe en su casa para robarle. Luego de lidiar con resistencias, nace entre ambos una singular amistad en la cual Marcos logra el cometido de transmitir su experiencia de vida y artístico; y por otra parte, Luis será la única persona que le dé verdadero valor a su obra.
La talentosa directora y guionista Paula Markovitch logró un brillante trabajo que es digno de compararse con grandes como Lars von Trier (Bailarina en la oscuridad, 2000) o los Hermanos Dardenne (El hijo, 2002). Con un estilo similar y propio a su vez, filma con cámara en mano, utiliza luz natural o el encanto de la iluminación a la noche con una linterna, que permite descubrir lo pintoresco de la utilería, utilizando una paleta de colores fríos para connotar el contenido dramático. Es notable el manejo del silencio en los escasos y sólidos diálogos, permitiendo que la historia fluya y resaltando la frescura y espontaneidad de las interpretaciones. Las actuaciones son brillantes, tiernas y naturales, empatizamos rápido con los protagonistas. La música le otorga importancia a la ambientación sonora al incluírla en ciertas escenas claves, todo esto acompañado por una excelente fotografía. Realmente la directora demostró que se puede contar una historia sin necesidad de escenografías artificiales dada la acertada elección de locaciones, que le agregan una impronta realista al tratamiento, la voz del autor está muy presente en cada escena. Es un film que cuenta con un guion muy inteligente, íntegro y detallista, puesto que todo simplemente sucede como en la vida, las personas actuamos o tomamos desiciones desde el inconsciente o por impulsos y esto llevado al cine es genial.
Este film significa que en la actualidad se puede realizar una película de calidad sin depender de exagerados presupuestos. Es un enorme llamado de atención hacia los realizadores que eligen la comodidad y subestiman al espectador. Quizás sea momento de recuperar el verdadero valor y respeto por el cine, que se comuniquen fuertes valores para nutrir a una sociedad y construir desde un lugar loable.