Fábula (des)animada con moraleja ecologista
Sin llegar a ser una gran película, el Martín Fierro en versión Fontanarrosa que en 2007 presentaron Norman Ruiz y Liliana Romero tenía varios aspectos narrativos y visuales interesantes por lo que podía esperarse un nuevo paso adelante con esta transposición de otro clásico, en este caso el de Horacio Quiroga. Con la experiencia adquirida y con los tres años de distancia (una eternidad en cuanto a desarrollo tecnológico dentro del campo de la animación), casi no había dudas de que nos íbamos a encontrar con un film mejor. Lamentablemente, no fue así y lo digo con absoluta decepción.
Estos Cuentos de la selva resultan precarios (por ser generosos) en el terreno artístico y decididamente aburridos en cuanto a su historia y su narración. Quienes me leen saben que no soy patriotero ni pro-Hollywood, pero si esta es la gran apuesta nacional para enfrentar en estas vacaciones de invierno a la notable Toy Story 3 y a la mediocre Shrek para siempre, la batalla está perdida de antemano.
La película está mucho mejor dibujada y coloreada que animada. Me explico: las figuras de lo animales son atractivas, pero sus movimientos lucen toscos, sus rostros carecen de expresividad y así la cosa se hace muy cuesta arriba. Para colmo, el tratamiento carece del humor, de la empatía y de la chispa que un producto infantil (familiar) exige a gritos.
Hay cosas básicas, imperdonables a esta altura: dentro de una misma escena, por ejemplo, se alternan fondos fijos y otros en movimiento (como si el viento o el agua de golpe se detuvieran por completo y a los pocos segundos todo volviera a seguir su curso). Tampoco hay demasiados hallazgos en cuanto al trabajo con las voces, las canciones ni las coreografías.
Lo que queda, entones, es una obvia fábula ecologista sobre los peligros del desmonte indiscriminado en la Mesopotamia que genera sequía, contaminación y falta de comida para los animales. Las especies locales -en peligro de extinción- se rebelerán contra "La Bestia" (léase los insensibles humanos con sus arrasadoras maquinarias), mientras que un niño será el despertar de las conciencias. Poco, muy poco (increíblemente poco) para esta (des)animada versión de la obra maestra de Quiroga, que merecía mucha mejor suerte en el cine.