Improvisación con título engañoso
Esta película neoyorquina se presentó en una paralela de Cannes y otros festivales como «Go Get Some Rosemary». Luego, para su estreno en EE.UU., se lanzó como «Daddy Longlegs». Engañoso título, que ilusionó a varios incautos pensando que sería una versión actual del clásico «Papaíto Piernas Largas» tantas veces llevado al cine, desde Hollywood hasta Holanda y Japón, que ha hecho una serie en dibujitos, y ni hablar del hermoso musical con Fred Astaire y Leslie Caron. En fin, lo que aquí vemos, con título prestado, es otra cosa en todo sentido: una serie de diversas situaciones improvisadas en torno a un tipo hiperkinético en los pocos días que le toca la custodia de sus dos hijos en edad escolar, todo registrado con cámara en mano también hiperkinética, lo que, teniendo en cuenta que esto dura 100 minutos largos, termina cansando por partida doble.
Pero el personaje no parece un mal tipo. Probablemente sería un buen ciudadano, un buen vecino y un buen padre, si no fuera tan acelerado, inestable, irresponsable, inmaduro, discutidor, superficial, burlón, etcétera. Los autores, los hermanos Ben y Joshua Safdie, lo aman y dicen haberse inspirado en su propio padre, un proyectorista a quien comprendieron recién de grandes. Roguemos que no sean como él. También parecen haberse inspirado en un padre artístico de los cineastas neoyorquinos de bajo presupuesto, el finado John Cassavetes. De modo que, a quien le gusten los locos a veces simpáticos de Cassavetes, acá tiene a sus seguidores. Hay momentos agradables, dentro de todo, y hay otros que no irían ni al festival de aficionados de Villa Gessell.