La danza es una disciplina integradora.
Iván Gergolet quiso hacer un homenaje al trabajo terapéutico que María Fux, por medio de la danza, realiza con personas con capacidades diferentes.
El espectador encontrará en éste documental muy poco de la impresionante trayectoria artística de la gran bailarina, porque el director centra su atención en la labor que la "Maestra" realiza con los niños y adultos que acuden a sus clases.
Si desde el comienzo de los tiempos se considera que la danza es integradora, María Fux reafirma ese concepto cada vez que un ser humano con alguna falencia física acude a su taller.
El enfoque del documental hace que sean muy emotivas las escenas en las que se muestran los logros de los alumnos de todas las edades, especialmente la aborígen que vivía en estado primitivo en una cueva y que, cuando fue hallada, se incorporó a la sociedad luego de un trabajo de movimientos de danzaterapia. También conmueve al espectador ver en pantalla a una bailarina que padece sordera y baila gracias a la percepción de las vibraciones que llegan a su cuerpo.
La danzaterapia que María Fux aún imparte personalmente, quizá haya quitado espacio en los recuerdos a sus clases con Ekaterina Galantha y Martha Graham, y a sus transgresiones al bailar descalza, con ropas y cabellos sueltos, con las que se alejó de la técnica pero llegó a la terapia por el movimiento.
Es un buen documental, aunque se centra en un sólo aspecto de la rica vida de la bailarina, coreógrafa, docente y terapeuta María Fux quien tiene 94, y a la fecha del estreno de ésta película integra el elenco, como actriz invitada, de un espectáculo de butoh, (“Espejismo – Shinkro – la visión de los intangible), en el Teatro El Tinglado, los viernes a las 20.00 hora, en la ciudad de Buenos Aires.