El movimiento impensado
El aporte de María Fux es invalorable. No sólo como artista, donde se consagró como una bailarina tan talentosa como creativa: con el tiempo, su reflexión sobre la relación entre el cuerpo y la música, especialmente el ritmo, la llevó a desarrollar una actividad denominada danzaterapia, con la que desde hace años integra a gente con diversas discapacidades y las instruye no sólo en la aceptación de su cuerpo por medio de la danza, sino también en el desarrollo de un tipo de movimiento novedoso, impensado. A los 94 años, Fux continúa con esta actividad en su academia.
El documental de Iván Gergolet recoge el testimonio de la bailarina, pero además el de varias de las personas que concurren a su academia. Si bien se trata de relatos hechos a cámara, el film se vale mayormente de la voz en off que se asienta sobre recortes con imágenes de las clases de Fux. Sin mayores virtudes formales más que la de ser concreto con el tema que tiene que abordar (aunque sí, hay un par de planos secuencia muy buenos), Gergolet recurre al rigor cinematográfico escapando notablemente de las variantes posibles en las que podría haber caído su film.
Por un lado, Danzar con María podría haber sido una apología de la artista anciana y su energía y vitalidad contra todo pronóstico. Por otro lado, un viaje hipersensible y demagógico focalizado en discapacitados que la luchan. Pero afortunadamente el documental se corre de estas posibilidades y se permite apostar por la experiencia inusitada, novedosa, por esos movimientos poco convencionales que los danzantes recrean durante las clases. Y esto es totalmente coherente con la búsqueda de Fux: si la artista sostiene que cada uno, cada persona, tiene un ritmo particular en su interior y lo que se pretende es liberarlo y expresarlo, nada mejor que la ausencia de reglas. En ese movimiento impensado se cruzan, finalmente, la vitalidad de una artista impar que comparte su saber con las posibilidades infrecuentes que encuentran aquellos expulsados de las academias. Y lo hace sin alardes de ningún tipo.