Avril (Camille Cotton) es responsable, ordenada, tranquila, madura y trabajadora. Tiene proyectos a futuro y una pareja que la acompaña. Mado (Juliette Binoche), en cambio, no trabaja, es inmadura, explosiva y detesta las preocupaciones. Las une el vínculo madre-hija. Pero las cosas son al revés de lo que uno supondría, porque la primera es la hija y la otra madre. Esa inversión de roles es el (único) estandarte cómico de De tal madre, tal hija.
En la primera escena mamá llega borracha a casa y, como cualquier adolescente, trata de disimularlo para que su hija no se dé cuenta. La relación de por sí tirante entre ellas se complica aún más cuando ambas quedan embarazadas al mismo tiempo. Lejos de cualquier atisbo de complejidad o doblez, el film de Noémie Saglio propone una comedia básica y llena de lugares comunes sobre las vivencias íntimas de ambas mujeres.
Pocas cosas funcionan en De tal madre, tal hija. El guión luce constantemente desafinado, con chistes malos y trillados rematados sin timing, a puro reglamento. Tampoco hay un personaje que escape a los arquetipos burdos, empezando por ese obstetra que protagoniza una secuencia con chistes sobre al aborto que, leídos a la luz de la situación argentina, suenan desafortunados. Ni siquiera Juliette Binoche, usual garantía de calidad, se salva del festival de sobreactuaciones de esta comedia decididamente fallida.