Ni con Juliette
Pese a contar en el elenco con Juliette Binoche, y en un papel diferente a lo que generalmente ofrece en cine, De tal madre tal hija (Telle mère, telle fille, 2017) es una película que falla, principalmente, en la construcción estereotipada de sus personajes y en la decisión de resolver los conflictos de una manera políticamente correcta, obvia y aburrida.
Noémie Saglio es una realizadora que ha logrado varios éxitos en la taquilla francesa a fuerza de reinterpretar estructuras narrativas clásicas, con personajes de fácil identificación y un sentido del humor simple que posibilita su incorporación rápida y directa en los espectadores. En esta oportunidad, la confrontación entre el liberalismo de una madre que no tiene escrúpulos, trabajo, ni siquiera vivienda (Binoche), y una hija estructurada, organizada y responsable (Camille Cottin), que intenta seguir adelante con su vida en la imposible convivencia con su progenitora, será el disparador de una película que apela al humor y la confusión para reflexionar sobre vínculos, trabajo, presión social, entre muchos otros ítems.
El principal problema de De tal madre tal hija no es el de bucear en la vida de sus protagonistas y a partir de allí construir un relato moderno sobre la vida en familia y el horizonte de expectativas de dos mujeres enfrentadas, al contrario, es el de presentar sus principales características para luego, con una moralina que sorprende, intentar resolver cada uno de los problemas planteados de manera abrupta.
Madre e hija quedan embarazadas en el mismo momento, o casi, y para peor de esta lucha por ver quién tiene la razón y quien debería avanzar, la hija comienza a tener una infinidad de problemas en su trabajo, aún a pesar de su estado. Así, a la tensión entre las dos protagonistas, se sumará otra vinculada al mundo laboral que contagiará la trama principal con obstáculos que deben afrontar más allá de los que se suman a medida que los embarazos avanzan.
Aquello que podría haber explotado para hacer reír gracias al natural talento de Binoche, también de Cottin, con gags y punchlines y con un personaje hecho a su medida, termina por naufragar al sumar demasiada corrección política para resolver cada uno de los conflictos presentados.
De tal madre tal hija se inscribe dentro de una línea de películas en las que los personajes principales, a pesar de de su género, terminan mostrando una faceta misógina que contradice el disparador de los relatos. Si Mado (Binoche) vive de noche, fuma, toma alcohol en demasía y no recuerda con quien está durmiendo, no tiene nada que ver con su libertad de elección y su empoderamiento, al contrario, tiene que ver más con un guion que en el fondo es moralista y plantea lineamientos para que la transformación que sufrirá (la biológica y la de madurez) la ubiquen cerca de su hija, un ser controlador, que limpiará el desastre que deje su madre a cada paso.
Entre ambos mundos, filmados de manera tradicional y clásica, el relato avanza hasta unificarlos, impidiendo una reflexión sincera sobre los vínculos y sobre el conflicto con el que se inicia la historia. Una oportunidad perdida en la que el natural carisma de Juliette Binoche, con una estructura sólida y diálogos más interesantes, hubieran hecho de De tal madre tal hija una comedia que valga la pena.