¿Sonido por sobre imagen?
Dead End (2016) se define a sí misma como “Un film de arte sonoro”, está dirigida por Fernando Laub, se proyectará con una banda en vivo que musicalizará, apelando a una experiencia sensorial experimental.
Con la base de su énfasis en la banda sonora, se trata de un documental experimental filmado en el entorno de la ruta 66 y sus inmediaciones, y busca describir a la vera del camino las distintas etapas de un sendero de evolución espiritual. Rodado mayormente a lo largo de Arizona y Nuevo México registrando las asperezas del territorio.
La búsqueda de nuevas configuraciones respecto de la relación sonido e imagen, en este caso son como un intento de barajar y dar de nuevo en cuanto a la predominancia de una por sobre otra. Es decir, en general la pregnancia de la imagen suele predominar, sin embargo el poder evocador del sonido fue y es un fuerte objeto de estudio y experimentación.
En este caso la fuerza no es compartida, las imágenes tienen su aridez y en algunos momentos llevan a cierto hipnotismo por algún juego con luces, sin embargo en general son imágenes livianas y despojadas de contenido. Pero la discusión está planteada desde el momento en el que la banda sonora de vanguardia es la que debe conducir el camino sensorial y completar a la imagen; que funcionaría más como una acompañante.
¿Está logrado? ¿La experiencia de la banda en vivo frente al espectador no representa un nuevo foco visual?, en ese caso se estarían duplicando las posibilidades visuales por sobre las sonoras, teniendo en cuenta además que la película se divide en bloques con nombre escrito, una palabra que otorga un concepto que inevitablemente se intentará cargar de sentido y que además suma un nuevo plano visual. Por lo que este “énfasis en la banda sonora” podría ser cuestionado si no es suficientemente claro e imponente.
La propuesta se podría ver como un diálogo que no impone una fórmula equitativa entre sonido e imagen, sino que va variando la potencia de ambas para completar un único sentido y concepto. O bien puede quedarse a medias tintas por no fundamentar su aparente único punto fuerte.