Brasileños en apuros en una comedia liviana
La rivalidad en fútbol no es el único móvil para que los protagonistas de esta película, pasatista y agradable, busquen desquitarse en Buenos Aires.
Un doble de riesgo de cine alcanza, en palabras de su mejor amigo, "la cumbre del cornudo brasileño": encuentra a su prometida engañándolo con un argentino. En medio de la noche de borrachera subsiguiente los amigos deciden viajar a la Argentina para vengar su honor, levantarse chicas argentinas, y desquitarse además de "tanto argentino borracho en Copacabana cantando 'Brasil decime qué se siente', todas las Copas Libertadores que ganó Boca y tanto antidoping del que zafó Maradona".
EL dúo comienza el viaje a puro accidente ni bien traspasan la frontera e intentan seducir a una gendarme, sufren impotencia sexual, son rechazados por plomazos, encuentran una novia fugitiva, chocan el auto, son recogidos por unos hippies argentinos que los llevan en una combi y los humillan cantándole la cancioncita, y toda una serie de peripecias alocadas hasta que llegan a Buenos Aires.
Por supuesto, la hermandad del Mercosur queda demostrada en un final lleno de amor y amistad entre los personajes de las dos nacionalidades. "Decime que se siente" es una comedia boba pero graciosa y bien filmada, con buenos diálogos, que oscila entre un tema original y un desarrollo por momentos previsible. Hay buenas actuaciones, empezando por el dúo estelar y una excelente Ana Pauls que se roba cada escena como la chica que aparece vestida de novia en medio de la nada.